Antonio Banderas tras su victoria en Cannes: "¿Se puede agradecer en la vida tener un ataque al corazón?"
“Subir allí no es una buena noticia para mi cardiólogo”.
Antonio Banderas estaba exultante este sábado tras recoger el premio a mejor actor en Cannes por su trabajo con Pedro Almodóvar en Dolor y Gloria, que supo ver que había cambiado y podía encarar ese papel desde otra perspectiva. ”¿Se puede agradecer en la vida tener un ataque al corazón?”, se preguntaba.
Con un punto de “amargurilla” porque le hubiera gustado que Almodóvar se llevara la Palma de Oro, Banderas se mostraba, sin embargo, feliz por conseguir un galardón que le ha costado 40 años de carrera.
Nominado cinco veces a los Goya, cuatro a los Globos de Oro, dos a los Emmy, el malagueño por fin ha conseguido un gran reconocimiento de uno de los festivales más importantes del mundo y lo ha hecho tras 40 años de profesión en los que se había ido cargando de una falsa seguridad.
Es algo que achaca al infarto que sufrió hace poco más de dos años, que le hizo sentirse vulnerable y que le ha llevado a “eliminar la paja, las tonterías, el coche que te vas a comprar”, reflexiona en declaraciones a la prensa española.
“No hay mal que por bien no venga, dicen, ¿verdad? Hay cosas que ocurren en la vida y que uno las ve venir como un tren agresivo que trata de tumbarte, pero que si las pasas te hacen reflexionar sobre la vida, sobre uno mismo, y en la profesión de un artista esas cosas son muy importantes”, señaló a Efe.
Y su cambio está también reflejado en el personaje de Salvador Mallo. “El propio Almodóvar me pidió que no lo ocultara, había algo que había detectado en mí desde que pasó ese evento y me dijo: ‘no lo ocultes, no trates de ser el energético Banderas, no tengas miedo a enseñar esa parte vulnerable y triste de ti’”.
Así que trabajó y construyó el personaje desde su nueva experiencia y desde la información emocional que le proporcionó Almodóvar, que al hacer este filme le confesó “cosas de las que no tenía constancia”, asegura el actor.
Pero “Pedro, el puñetero, no te deja utilizar todo lo que te da” y por eso “muchos actores se enfrentan a él” porque “es un no continuo”.
En su caso tardó una semana de rodaje en relajarse y luego se sentía libre. Almodóvar le dijo que quería “al Banderas franco y nuevo”, y eso es lo que consiguió.
También le ayudó conocer a Almodóvar desde hace 40 años porque Salvador Mallo es en realidad el cineasta, como resaltó Banderas al recoger el premio.
“Son 40 años, es muchas cosas, y hay en esos 40 años una figura que es Pedro Almodóvar, que ha estado siempre, que estuvo en los 80, que no solamente revolucionó la cinematografía española (...), sino que también hizo que todo el país reflexionara sobre su moralidad, una moralidad caduca que nos encontramos tras la muerte del régimen”, recordó el actor.
Y agregó: “Pedro será uno de esos personajes a los que en el futuro se le mirará para entender cómo era la España de la Transición, de lo que fue pasando en todos esos años de la Movida, cómo se fue generando un nuevo discurso de identidad”.
Por eso, este premio es como un círculo que se completa y es un premio que es también “para él” en una noche claramente de gloria y no de dolor.
Una noche que nunca pensó que llegaría. “Como niño malagueño soñaba con hacer ‘el Zorro’”, recuerda entre risas, pero como actor profesional un premio en Cannes era algo difícil de alcanzar.
Ahora le quedan muchos proyectos, especialmente el de su teatro en Málaga, “que me está arruinando”, dice no se sabe muy bien si en broma o en serio, pero en el que ha invertido sobre todo su corazón.
Un corazón que tiene que cuidar —“subir allí hoy no es una buena noticia para mi cardiólogo”, dijo el referencia al momento de ir al escenario a recoger el premio- pero que no le va a impedir seguir disfrutando y trabajando.
“Esto no pasa todo los días”, asegura en la sala de prensa de Cannes mientras al lado un enorme grupo de periodistas surcoreanos jalean a Bong Joon-Ho por la Palma de Oro conseguida por “Parasite”.
Su cara expresa sorpresa y diversión y se echa a reír con ganas.
Poco después, en la rueda de prensa, sacará su lado más humano al asegurar que intenta no quejarse mucho. “Soy consciente de la gente que sufre mucho más que yo en el mundo, así que no tengo derecho a hacerlo”.