La situación actual de la pandemia del covid-19 en España va dando un giro. No tanto en cuanto a los contagios, pese a que se han encadenado dos días de descenso de incidencia acumulada, sino a niveles de vacunación y de nuevos tratamientos. En este punto, ha entrado un nuevo elemento, los antivirales, medicamentos para luchar contra la covid-19. Muchos de ellos ya se han ido utilizando en los hospitales españoles en caso de enfermos graves, pero hay otros como es el caso de la píldora de Pfizer Paxlovid, que está aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) desde este jueves para su comercialización condicionada, y de la que España ha solicitado la compra de 344.000 dosis. Esta nueva herramienta y la investigación en nuevos tratamientos antivirales generan un nuevo escenario en el que se avanza a nivel terapéutico y no solo en el plano preventivo, con medidas como la vacunación o el uso de mascarillas. Para María Jesús Escribano García, directora técnica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, el uso de nuevos tratamientos es algo que “se está estudiando y valorando su uso muy poco a poco, cogiendo con pinzas”. Especialmente, recalca que los tratamientos no van dirigidos al público general, sino a pacientes con patologías graves hospitalizados. “Se valora su uso de forma compasiva, en unas situaciones especiales, cuando hay un problema de saturación de oxígeno por debajo de 94%”, detalla. Además, recuerda que, en el caso de algunos antivirales como el remdesivir, se trata de tratamientos que ya existían para otras enfermedades como el ébola. “Se ha extrapolado a este virus porque también es de ARN y también se consigue que disminuya su proliferación, por decirlo de alguna manera”, apunta. Del mismo modo, señala que este procedimiento mediante “prueba y error” que se ha llevado a cabo en hospitales intentando salvar las vidas de los pacientes ha hecho descartar también otros tantos tratamientos. “Estamos mejor que hace un año y se va viendo que hay cosas más efectivas y otras que se ve que no y que no se pierde el tiempo con ellas. Por ejemplo, se empezó con la hidroxicloriquina que en un principio se usaba y se vio que no era tan efectiva”, añade. “Se va aprendiendo poco a poco, son cosas nuevas. Se va viendo si algo es efectivo y si se puede utilizar, se utiliza para salvar vidas”, detalla. Escribano explica que cada uno de los medicamentos antivirales que se usan en los hospitales pasan por varios comités de expertos, primero el de la EMA y posteriormente el de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) “Está bien que salgan nuevos medicamentos porque así tenemos más arsenal terapéutico, más posibilidades de tratar los distintos casos”, enfatiza. Además del mencionado de Pfizer, hay otros antivirales disponibles como el remdesivir vendido por Gilead bajo el nombre comercial Veklury, que se ha estado utilizando desde el inicio de la pandemia en los hospitales para pacientes graves. Tal y como cuenta Escribano, “es el primero que se utilizó y se ha visto que es bastante efectivo en disminuir el tiempo de ingreso”. “Es el que más se utiliza y es un antiviral que lo que hace es que inhibe la polimerización del ARN del virus, por decirlo de alguna manera, inhibe el crecimiento”, detalla. “Su uso mejora en el sentido de que un paciente puede pasar de estar 11 días ingresado en lugar de 15 y con una mayor supervivencia, que pase de un 6% de supervivientes sin tratamiento a un 12%”, explica la farmacéutica, quien señala que este medicamento también se está combinando con otros. Su uso está generalizado para pacientes de más de 12 años y 40kg que necesiten oxígeno y tengan una neumonía avanzada. Además, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recuerdan que se está estudiando en casos de pacientes con riesgo de modo preventivo para evitar una enfermedad grave. “Hay un ensayo clínico en marcha con pacientes con covid-19 moderado. Como medida de cautela, hasta que estos resultados estén disponibles, no se recomienda su uso en esta población”, señalan en la página web. En el caso de Paxlovid, se trata de una combinación de varias píldoras de nirmatrelvir —cuyo uso se investigó contra el virus del SARS en 2003— con ritonavir —utilizado para tratar el VIH—, que está aprobado por el momento por la EMA para su comercialización condicionada. El Comité ha recomendado el uso del tratamiento en adultos que no requieren oxígeno suplementario y que tienen un mayor riesgo de que la enfermedad se agrave. “Hay un comité de expertos que está analizando su puesta en mercado, pero casi siempre es para un caso de uso compasivo porque la indicación no está clara de que sea efectivo en muchos casos, tienes que poner en una balanza el riesgo de que fallezca el paciente o que mejore de alguna manera”, detalla. “No te queda otra que usar lo que piensas que en ese momento va a ser más efectivo”, añade. Sin embargo, en los ensayos del medicamento de Pfizer se ha demostrado que reduce el riesgo de hospitalización en los enfermos de coronavirus en un 89%, así como de muerte cuando se administra en los días posteriores al diagnóstico, con los primeros síntomas. Otro antiviral que está disponible a nivel hospitalario en España es el molnupiravir del laboratorio Merck Sharp & Dohme (MSD) bajo la marca comercial Lagevrio. En este caso, está autorizado por la EMA su uso en adultos que tienen riesgo de desarrollar una enfermedad grave, aunque no necesiten oxígeno. A pesar de que la llegada de una pastilla como el caso de Paxlovid pueda dar a entender que va a estar disponibles en las farmacias bajo receta médica, no es exactamente así. “Este uso siempre es para casos graves, ya ingresados. No es para gente que esté ya mala y se lo tome como se ha hecho en otras ocasiones con los antibióticos”, señala Escribano, quien recuerda que “Estos medicamentos no dejan de tener efectos secundarios, como cualquier otro, y no se pueden usar de cualquier manera”. De hecho, para que la píldora de Pfizer sea efectiva debe administrarse tras un positivo, en los cinco primeros días tras el diagnóstico, con los primeros síntomas. Tal y como explica el divulgador científico Luis Quevedo en Twitter, puede que el fármaco sea incompatible con otros que toman las personas con patologías previas, para ello deberá suspender su tratamiento habitual tres días e iniciar el del antiviral. Además, la EMA indicó que no debe utilizarse en pacientes con insuficiencia renal o hepática grave, ni durante el embarazo o en personas que puedan quedar embarazadas. En el caso de los pacientes que sí deban tomarlo, el formato de Pfizer se administra mediante dos principios activos en cápsulas separadas. Se incluirá una dosis de 300 mg de nirmatrelvir y una tableta de 100 mg de ritonavir, que se tienen que tomar dos veces al día durante cinco días. Es decir, una caja de Paxlovid inluirá cinco blísteres, uno para cada día, con dos cápsulas nirmatrelvir y una de ritonavir, cada una. Es decir, una caja supondría un tratamiento completo. Al no estar aún indicado para la población general, que se venda en farmacias no se ve aún como una posibilidad. “En principio ese escenario no se plantea”, sentencia Escribano, que recuerda que “los recursos son limitados en sanidad”. “Lo hemos visto con las mascarillas y lo estamos viendo con los test, no podemos llegar con la psicosis que hay generalizada y dar una pastilla porque quizás a quien realmente la necesita no le llega”, explica. “Es algo que tiene que estar totalmente autorizado, con todos los estudios realizados, y ver a qué target va, a qué grupo de pacientes”, explica. La farmacéutica recalca que no es un tratamiento preventivo y que se tiene que ceñir a situaciones determinadas. “Va indicado en unas condiciones determinadas, como todos los medicamentos. No podemos decir ‘me voy a tomar un antidiabético por si soy diabética’. No puedo prevenir esas cosas, se usa cuando el médico considera que es adecuado”, detalla. Con respecto al coste, tal y como recuerda Quevedo en su vídeo, sería de unos 500 euros frente a los 18.000 que tendría una UCI. Escribano recuerda que la situación es cambiante, pero que los antivirales de este tipo afectan a la proteasa del virus, que no cambia apenas entre unas variantes y otras. Lo que sí cambia de efectividad en función de las variantes son los anticuerpos monoclonales. “Todo está cambiando, por ejemplo, con ómicron se ha visto que hay algunos inmunoferones o anticuerpos monoclonales que no son efectivos 100% contra ómicron”, explica. “Cada variante también tiene sus características especiales, que hacen que no siempre sea efectivo. Se está mirando todo con lupa y viendo en qué caso se tiene que utilizar y qué no”, señala. En el caso de ómicron, Escribano apunta a que se ha retirado el sotrovimab, un anticuerpo monoclonal utilizado para reforzar las defensas que “se ha visto que no es efectivo en el caso de ómicron”.