Ángel Gabilondo: "La moción no es algo perverso de una izquierda retorcida, es un clamor social”
Entrevista con el candidato del PSOE: “Lo último que hay que poner en un gobierno de Madrid es a enfermos, sectarios que quieran aprovechar ocho meses para imponer un programa socialista”
Ni sabe ni quiere saber de la vida orgánica del PSM. No le interesa. Quizá por eso, admite, ha logrado sobrevivir en las procelosas aguas del socialismo madrileño tan vacío como cainita. Es una rara avis de la política porque no es político, sino catedrático de Filosofía, aunque la política forma parte de su idea de la vida. Respetado, escuchado y admirado por propios y extraños, Ángel Gabilondo no es el Ché Gevara, ni un rojo peligroso, ni mucho menos un sectario.
Así que la derecha madrileña tiene complicado hacer de la moción de censura que ha impulsado contra Cristina Cifuentes una operación "perversa" de una "izquierda retorcida". Rivera es consciente y por eso ha empezado a valorar la posibilidad de apoyar su iniciativa en el caso de que el PP no cambie de inquilino en la Real Casa de Correos, si bien algo le dice a Gabilondo que el ultimátum de Ciudadanos es una puerta abierta para la negociación y el acuerdo con los populares.
Lean, lean porque hay pocas cabezas como la suya y pocos discursos en el actual universo político como los que entona este profesor de Metafísica.
El Parlamento no legisla, el Gobierno no gobierna, Cataluña vive en un limbo político, Madrid apesta a corrupción y la universidad ha perdido su autonomía.., ¿Qué nos ha pasado?
Pues que tenemos que pensar seriamente qué no estamos haciendo del todo bien. Tenemos que fortalecer las instituciones y eso se hace controlando bien a fondo su eficiencia, su honestidad y su capacidad para solventar los problemas. Y luego también necesitamos política. Yo creo en la política, en la buena política. Es decir, hay que tomar decisiones que piensan en el bien común y en la construcción de espacios donde poder convivir de modo razonable.
¿Ha visto algún ejercicio de buena política en los años que lleva en la Asamblea de Madrid?
Sí, sí hay buena política. Hay muchas personas honestas, trabajadoras y serias que hacen todo lo posible. Pero es verdad que después de tantos años de Gobierno de un mismo partido, del Partido Popular, se se generan unos hábitos... Lo que tenemos es que rearmarnos todos, rearmarnos en convicciones, en valores, en decisión, en firmeza y en determinación política, que a veces también nos falta.
¿En algún momento ha tenido la tentación de volverse a su sitio y abandonar la político?
No, porque no vine ingenuamente.
¿Sabía dónde se metía?
Sabía que es un sitio complejo. También es cierto que yo he tenido la determinación de no entrar en los ámbitos orgánicos. Yo no sé de eso y no quiero aprender de eso, no es lo que me interesa. Esto me ha dado una libertad de decisión y de juicio que me ha permitido sobrevivir. No lo digo con un elitismo, sino conociendo mis propios límites y mi propia formación. Yo no tengo experiencia política para ponerme a dictar a los demás cómo se hacen las cosas en el ámbito de la política. Pero también es verdad que la política necesita recobrar salud y aire fresco, necesita otro tono. El tono a veces es poco atractivo socialmente.
Y hablando de aire fresco, ¿alguna vez creyó que Cristina Cifuentes podía aportarlo al PP o pensó que en era un traje cortado a medida para una determinada coyuntura?
Pensé desde el primer momento que había un reino de la apariencia en esto. Llegué a hablar del "paripeismo" de la política en Madrid, de un reino que parecía sostener las cosas en que parecieran que lo que importaba era dar la impresión de, imagen de... Nunca entré en si detrás había mucho o poco, pero a veces dudaba de si nos estábamos quedando en la pura superficie de las cosas. Esto si se dice muy brutalmente, sería la política superficial, que no aborda ni transforma los problemas de Madrid.
¿Puede la presidenta de Madrid seguir un sólo días más en Sol después de o ocurrido con su máster de la Rey Juan Carlos?
Le dije en la comparecencia que nosotros no somos jueces ni somos el rector, pero que queríamos tomar medidas parlamentarias y que la que nos parecía adecuada era que compareciera. Queríamos escuchar y ver cuáles eran sus razones. Hice alguna oración condicional de que si no daba explicaciones convincentes, razonables y verosímiles, desde luego así no podía ser presidenta. Sigo pensando porque no es solo un asunto de verdad o mentira, es un síntoma, un modo de concebir el poder, un modo de concebirnos a los demás, a los ciudadanos.... Que a veces perecería que somos una gente sumisa y que somos incapaces de reaccionar ante descripciones insostenibles, ¿no? Entonces le dije, así no puede usted ser presidenta.
¿Ha sido también un síntoma de la impunidad con la que el PP ha actuado en la Comunidad de Madrid en los últimos 24 años?
No sé si la palabra impunidad es fuerte, pero el sentido de la pregunta lo comparto. Lo que ha habido es una cierta relajación en el sentido de que parecería que, a pesar de los esfuerzos que se han hecho desde la oposición, se relajan los hábitos. Parece que todo es más llevadero, más posible, más controlado y acaba haciéndose una idea de apropiación inadecuada de las instituciones, de la protección de los espacios y finalmente te acabas creyendo que la Comunidad eres tú. Yo le decía a la presidenta: usted es la presidenta, pero no es la presidencia; usted es la presidenta, pero usted no es la Comunidad; usted es la presidenta, pero Madrid no se agota en la presidenta... Al final, acabamos haciendo de todo Madrid el asunto Cifuentes y esto es muy doloroso porque hay tantos problemas y tantos asuntos por resolver que no podemos seguir así.
Después de las presidencias de Gallardón, Aguirre, González y ahora Cifuentes, ¿ha quedado una institución en Madrid que haya escapado del uso al servicio de una causa personal, política o económica del PP?
Desde luego ha habido un concepto de las cosas, no digo apropiación indebida, digo apropiación inadecuada, pero sí un uso institucional, una cierta apropiación que lo que hace es creer que eso es tuyo. Incluso que si otro osa a pensar que pudiera pasar por allí, que sepa que Madrid nos pertenece. A veces hablan así: "No podemos perder Madrid". "hay que evitar perder Madrid". ¿Pero qué idea es esa de la democracia? Lo que hay que dejar es que los ciudadanos elijan. Está bien que defiendan sus principios, valores, convicciones y proyectos, pero los ciudadanos por supuesto que pueden elegir otra cosa. El hecho de ver que durante todos estos años se ha obrado con esta displicencia respecto de lo que piensan otros pues... La política también es el arte de argumentar, de persuadir, de convencer, de razonar, de moverse en el ámbito de la lógica y la racionalidad. No es el puro ejercicio del poder. A veces sentía que me estaban diciendo: "Perdone usted, pero yo tengo poder y usted no, a ver si se entera". Y yo decía, sí, enterado estoy pero querría saber ¿qué razones tiene sobre este asunto que le pregunto?
¿Es más grave la situación en que queda la Universidad que la Comunidad de Madrid?
Por supuesto que sí.
¿Es concebible que el rector de una universidad salga al rescate de un determinado líder político que se encuentra en apuros?
Me gustaría primero unir las dos cosas, el destino del país con el destino de la universidad. Porque desde luego lo que un país sea, es también lo que son sus universidades públicas, su conocimiento, su innovación, su capacidad de crear, su libertad de pensamiento. Por lo tanto, que no se piense alguno que esto es un asuntito de una universidad, esto es un asunto de país y de calado.
También me parece mal, yo lo he dicho, que el rector de una universidad salga en una primera instancia a justificar o a decir que todo ha ido bien, que no ha pasado nada y que todo ha sido regular. Luego me gustó que reaccionara, esta es la verdad. Del mismo modo que critico la primera aparición, me parece bien que continuación pidiera una información reservada con asesoramiento de observadores ... Salvemos este segundo gesto de coraje académico, pero el primero fue inadecuado.
Además, si quiere de verdad defender a la Universidad Rey Juan Carlos, tiene que ir hasta el final, hilar, identificar, separar y depurar responsabilidades. No se defiende a la universidad pública tapando los procedimientos inadecuados. Además, es síntoma de salud democrática el que ahora, las instituciones, tengan un control de exigencia grande y revisar lo que se hace mal. La universidad es extraordinaria, pero se hacen muchas cosas que hay que mejorar. La capacidad, la verdad de su fuerza está en su capacidad de hablarse, de controlarse, de replantearse, de eliminar lo que no está bien y desde luego de depurar responsabilidades.
¿Y no cree que hay motivos suficientes como para que abandone su puesto? Dicho de otro modo, ¿es la persona más adecuada para limpiar o hacer el ejercicio de regeneración que precisa?
Bueno, en este momento, es el elegido por la comunidad universitaria y en virtud de su autonomía, yo le concedo, como es lógico, esa autonomía para tomar decisiones, pero que sepa que se está jugando no solo su prestigio, sino el de toda la universidad si no llega hasta el final. O sea que ahora está en un momento decisivo para la universidad y para él. La credibilidad estará en que que sea capaz de llegar hasta el final y de tomar decisiones, que no serán cómodas, pero que tendrá que hacer.
Desde luego, miles y miles de estudiantes, de profesores y de gente que trabaja de la Universidad Rey Juan Carlos, que tiene títulos allí y que se tienen que matricular el año que viene allí, estarán esperando un poco a ver qué pasa con esto. Porque ellos son honestos y han hecho las cosas bien, y no puede ser que alguien haya hecho las cosas mal, y añado, que alguno, en virtud de su poder o de su lugar, se haya beneficiado de aquello que se haya hecho mal.
¿Cómo podemos elevar el listón de la decencia para todos aquellos que se dedican a la cosa pública, en la universidad, en la política o en cualquier otro ámbito?
No hablo desde ninguna superioridad moral como si yo fuera una persona digna y la sociedad no lo fuera. Tengo como todos los mismos problemas, las mismas miserias y los mismos defectos. Pero también tenemos que ir juntos a pensar que es indispensable elevar también el tono de nuestros discursos, de nuestras palabras, de nuestros juicios, la capacidad de analizar y de razonar. Un poco de Ilustración, un poco de Ilustración. Parece que a veces somos impermeables a la Ilustración y eso tiene que ser en todas las instituciones y desde luego en la política también.
Cuando se dice: es que hay un deterioro de la política, es que a veces cuando uno ve las cosas que decimos, las cosas que hacemos, cómo nos dirigimos los unos a otros, cómo argumentamos y contra argumentamos pues claro... Eso decepciona a cualquiera. En este momento, esto también está en juego en esta cuestión, el prestigio que pueda tener la política. Porque si el espectáculo es que esto es un asunto de abusos de las instituciones para provecho particular y que lo que importa es sobrevivir en este lodazal para salir adelante como sea, de cualquier manera y a cualquier precio, la gente dirá: ¿pero esto qué es? Por eso creo que es importante que con celeridad se adopten medidas. Y por eso hemos presentado una moción de censura.
¿Qué es más grave saquear las arcas públicas, como ha ocurrido en otros tiempos en la Comunidad de Madrid, o falsear un currículum personal?
Lo que es interesante es la reacción de la opinión pública ante las dos cosas, porque si se hablaba de miles de millones de euros, del Canal de Isabel II, o lo que haya podido pasar con la Ciudad de la Justicia, o qué pasó con el contrato de la cafetería de no sé qué, pues sí se produce un cierto revuelo social. También es cierto que la sociedad, pues, se indigna, pero acaba haciendo unos juicios del tipo: bueno, ya sabes cómo son, si no es uno será el otro, los políticos son así... No digo que haya un permisividad, pero una especie de como falsa resignación.
Pero este asunto ha entrado en las casas de miles y miles de estudiantes que han hecho un esfuerzo grande; en las casas en las que, como digo yo, se examinan todos cuando se examina alguien; en las casas en las que han hecho un esfuerzo económico; en todos los contribuyentes que pagan la universidad pública... En algunas casas en las que alguien va por primera vez va a la universidad y obtiene un título, ahora le dicen que esto va de otra manera y que hay algunos que en virtud de no sé qué principios, logran unos beneficios distintos y se les concede eso sin esforzarse....
Precisamente los grandes defensores del esfuerzo, yo creo que si no hay conocimiento, de qué sirve un máster, de qué sirve un título. ¿Qué obsesión de tener un título si no es para enriquecerte personalmente y mejorar tu conocimiento? ¿Qué ha aprendido en ese máster la señora Cifuentes? ¿Cuál es el conocimiento que ha adquirido? Esto me lleva a, en fin, me comentaba algún compañero de la prensa que el día que había el debate este, en los bares de Vallecas se estaba siguiendo con una expectación como si fuera un espectáculo deportivo. La gente comentaba la jugada porque ha llegado al corazón de la ciudadanía y hay un clamor de la opinión pública diciendo: hagan ustedes el favor de dirimir estas responsabilidades. Nosotros, modestamente, hemos creído que nos correspondía darle voz a eso.
¿Sabe o se ha ocupado de saber si algún diputado socialista ha obtenido algún máster o título de postgrado en las mismas condiciones que Cristina Cifuentes?
La verdad es que no sé, también quiero decir que no he investigado sobre eso, pero no sé. Si lo hubiera sabido, desde luego hubiera hablado inmediatamente con él para que adoptara las medidas que fueran necesarias. Pero yo no tengo ninguna noticia al respecto. Lo digo con toda la claridad y toda la contundencia.
Si se encontrara con algún caso entre los diputados del Grupo Socialista, ¿cuál sería la respuesta?
Primero, que tienen que dejar inmediatamente el puesto en el que están. Pero digo el mismo caso, el mismo caso no consiste simplemente en que has puesto en el currículum algo que no has hecho, es mucho más complejo. Es que te han otorgado un título que no has realizado y tú has aceptado ese título y lo has hecho y lo has puesto en el currículum. Es una cosa un poco distinta y digo presuntamente. Aquí todo es presuntamente porque para eso están los jueces y para eso está la investigación de la Universidad. A mí me toca hablar de la responsabilidad política. Yo desde luego, si alguien ha hecho eso, no tiene que durar ni un día en el grupo parlamentario socialista. Yo no tengo ninguna conciencia de que esto sea así.
¿Y no será también que hemos banalizado el uso de la mentira en política?
Es que la banalización de la política de la mentira es una banalización del concepto general de todas las aptitudes políticas, de todas. Porque lo que importa, parece, es que todo sea eficiente, solvente, que tenga... que sea útil, que te venga bien. La democracia ha pasado a ser demoscopia, y si lo que haces no está muy mal visto por los ciudadanos o incluso te da votos, pues ya está bien. Lo que legitima algo desde el punto de vista político para algunos es que te de o no votos. Si me da votos está bien y si no me da votos está mal. Yo creo que hay convicciones, principios y valores. Desde luego si la verdad no tiene ya ningún sentido que me avisen rápido que entonces yo me ocuparé de otras cosas y me dedicaré a otras cosas. Si en la política la verdad no tiene valor alguno, yo ya buscaría otro camino para seguir viviendo con mis inocentes convicciones.
¿Cuándo fue la última vez que habló con Cristina Cifuentes?
En general, he tenido pocas conversaciones con Cristina Cifuentes. No sé si un par de veces o tres que nos hemos reunido. En general, ha estado un poco distante. Yo me he quejado de que no hemos tenido espacio para la participación. Pero, bueno, como ellos con el acuerdo con Ciudadanos les parecía suficiente pues siempre que decía eso me decían: pues gane usted las elecciones y ya tendrá su espacio. He hablado poco con ella, tenemos relación educada, si educado quiere decir cordial, pero no es una persona con la que he tenido efectivamente una relación. Y me parece eso malo para los ciudadanos.
¿Pedro Sánchez ha visitado más veces entonces La Moncloa que Ángel Gabilondo la Puerta del Sol?
Sin duda, eso seguro. Y no le echo la culpa a nadie, yo también me hago cargo de esto. Pero sí puedo decir que no he encontrado el espacio para poder participar. Esto me parece uno de los déficit de la política madrileña, que es que solo interesa el interlocutor en tanto en cuanto es necesario para sacar una iniciativa. También es verdad que hay otros espacios en los que hemos sido convocados pero a acciones que a mí me parecía que no eran las mejores para Madrid.
Si no ha tenido una relación fluida con la presidenta, imagino que en las últimas semanas nadie de su equipo se ha puesto en contacto tampoco con usted para darle alguna explicación respecto a lo ocurrido...
En absoluto.
¿La moción de censura es un instrumento político en nombre de la decencia o al servicio de la estrategia de la dirección federal del PSOE para retratar a Ciudadanos?
A mí me tranquiliza pensar que esto no perjudica a la dirección federal, pero desde luego no se ha hecho para beneficiarla por una razón fundamental: es que yo lo primero que hice fue pensar en qué instrumentos parlamentarios tenía como grupo socialista para abordar esta situación. Y dije aquí sólo hay dos instrumentos. Uno es pedir la comparecencia que, por cierto, la logramos con alguna dificultad porque pocas ganas tenía la presidenta de comparecer. Ahí Ciudadanos se vio también llevado por una situación de mucha emergencia cuando otras veces se había resistido a la comparecencia de la presidenta Y el otro, si en la comparecencia no había explicaciones suficientes, era la moción de censura. Así que la moción es la consecuencia directa de pedir responsabilidades políticas. Esto lo decidimos en el grupo parlamentario.
¿En la Asamblea de Madrid y no en la Calle Ferraz?
En el grupo parlamentario de la Asamblea de Madrid. Nosotros trabajamos coordinadamente y no hemos tenido ninguna fisura ni con el partido en Madrid ni tampoco con Ferraz. No es cierto que esto sea una decisión de Ferraz que estamos asumiendo. El Grupo lo aprobó por unanimidad, todos, los 37, que hemos firmado pidiéndolo. Agradezco mucho el apoyo, la comprensión y la coordinación que hemos tenido para adoptar esta decisión, pero no estamos obrando al dictado. Nuestro único dictado son las 800.000 personas que nos votaron, y no sólo esas que nos votaron sino tantas otras personas de bien que nunca nos votaron, pero que creo que están pidiendo que en este momento, además de todos los partidos, este asunto se resuelva. Creer que esto no es una cosa perversa, de una izquierda retorcida.... Esto es una petición, es un clamor de la sociedad.
¿Pablo Casado ha dejado en evidencia a Cristina Cifuentes o más bien está ante un problema parecido al que tiene la presidenta de la Comunidad de Madrid?
Yo creo que ha mostrado que se puede reaccionar de otra manera si se tienen cosas que señalar. Las primeras declaraciones de Pablo Casado tampoco me gustaron, cuando decía no me acuerdo si he ido a clase. Estas cosas uno se suele acordar. Llegó a decir que fue un momento de titubeo. Yo lo respeto porque tengo tendencia a escuchar a la persona y ver sus argumentos. Me gusta que haya salido con los documentos, me gusta que haya enseñado su portátil, que haga ver lo que él cree y que defienda las cosas que ha hecho.
Pero hay algunas cosas que suenan también raras y que tienen que ver con esa convalidación tan masiva en momentos en que las convalidaciones tienen procedimientos muy singulares. Hay cosas también ahí que necesitan explicación. La pregunta era si la ha dejado en evidencia. Lo que sí ha señalado es no sólo que hay dos modos de hacer las cosas, sino que hay quien tiene cosas que enseñar y quien no tiene cosas que enseñar.
¿Ha hablado ya con Ciudadanos ahora que ha cambiado de estrategia y se ha decidido pedir la dimisión de Cifuentes?
Nos escribieron una carta para decir que iban a pedir la comisión. Además como publicó en las redes la carta, yo le contesté a la carta y también la publiqué en las redes. Decíamos que la comisión que pedían no era muy eficiente, que era un camino lento que impediría que después de la comisión pudiéramos volver a hacer una moción de censura porque sólo se puede hacer en el último año. También dije que esa iniciativa era de poco alcance porque si está el asunto en los tribunales ya no te dan información adecuada.
Además hay una investigación ya en los tribunales, donde el Partido Socialista se personará en el procedimiento. Hay además una investigación en la universidad y yo no tenía mucha fe en esa comisión. Pero dijimos, bueno, si es compatible con la moción de censura, no tenemos inconveniente. Pero ha sido muy llamativo y muy sintomático que, al no ir adelante la comisión, hayan pedido la dimisión porque lo que decía la comisión era imprescindible para poder pedir la dimisión. Ahora, no ha habido comisión y han pedido dimisión, lo cual quiere decir que no hacía falta la comisión para pedir la dimisión sino que era para otra cosa. Bien, ya han pedido la dimisión.
¿Lo hicieron para ganar tiempo?
No lo sé, pero desde luego no debía ser decisiva para poder pedir la dimisión, toda vez que la han pedido después sin comisión. Yo estoy pidiendo responsabilidades políticas. No estoy haciendo un juicio. Yo no me dirijo a un juez, ni me dirijo tampoco a un rector. Estamos en un grupo parlamentario, responsabilidades políticas, y a mí me parece que en este caso son buscar una alternativa.
En España tenemos la enorme suerte de que las mociones de censura son constructivas. Tú tienes que poner una alternativa y una alternativa no es sólo poner a un señor o a una señora que quiere ser presidente como si le hubiera dado un ataque. El asunto es poner un programa viable y solvente. En eso es en lo que estamos más interesados.
En la medida en que Ciudadanos ha ido cambiando su posición político, primero comisión, luego dimisión, incluso ahora deja abierta la posibilidad de apoyar esa moción de censura- ¿Usted ha levantado el teléfono y les ha dicho necesitamos los votos vuestros para construir algo?
Nosotros en cuanto se calificó la pregunta, que fue anteayer, nos pusimos en contacto con los tres grupos para decirles que queremos conversar con ellos. Hoy nos vamos a ver con el Partido Popular, que será una reunión en la que tampoco vamos a pedirles el apoyo para una moción de censura, pero queremos explicarnos con educación y cortesía parlamentaria. A mediodía vamos a ver a Podemos también para explicarles lo que pensamos, que no es ningún reparto ni de consejerías, ni de sillones, ni de buscar acuerdo de programas, que no lo vamos a hacer.
Nuestra idea es hacer un programa que tenga que ver con los asuntos que hayamos votado juntos con Ciudadanos, con Podemos e incluso a veces con el PP. Vamos a defender todo lo que hemos aprobado para que se ponga en marcha conjuntamente. Ahora, si resulta que lo que hemos votado conjuntamente ahora no les gusta, ya eso será otro problema, pero hay que hacer un programa viable, solvente, eficiente, concreto que resuelva problemas de los ciudadanos sabiendo que en la primavera de 2019 hay de nuevo elecciones en cualquier caso.
Pero ahora viene la pregunta de Ciudadanos. ¿A Ciudadanos también les hemos llamado? Nos ha dicho que están muy ocupados, que mañana también hay pleno, que el viernes no van a poder, que la semana que viene.... Esto también es interesante políticamente, que Ciudadanos nos haya dicho que nos podemos ver, pero la semana que viene. No sé si es que piensan que estos días puedan cambiar las cosas porque es evidente que si hay dimisión decae la moción. En ese caso nos ahorramos la moción, pero también conviene que se sepa públicamente que nosotros les hemos llamado y lo que nos han dicho...
Si hay dimisión decae la moción y si decae la moción es que ha triunfado la "vía murciana"...
Sí, entramos en una investidura.
Que es lo que pretendía Ciudadanos...
Habrá unas consultas a los distintos portavoces y propondrán a alguien que tenga los apoyos suficientes para salir. Podría ser, si es que es una dimisión acordada, porque los ultimátums son más bien espacios para el acuerdo... Por eso decía yo el otro día medio en broma que no era el ultimátum. Era el penultimátum porque hay una cierta tendencia siempre a que los ultimátums dejan tres semanas para el ultimátum, es decir, para negociar. Son ultimátum para negociar. Yo creo que en ese tiempo probablemente si se negocia algo será que se dimite a cambio de que se apoye a otro candidato del PP.
¿En ese caso se soluciona la crisis institucional que tiene la Comunidad de Madrid o habrá huida hacia adelante?
Se soluciona algo, que es lo que tiene que ver con la presidenta y el daño que está haciendo a la presidencia, pero desde luego no se soluciona el problema que tiene Madrid. Yo he dicho en el debate del Estado de la Región que la situación de Madrid era insostenible y entonces no sabíamos nada del máster. Era insostenible con máster y sin máster.
Es insostenible porque vivimos en una inercia de languidecer lo que Madrid es, una comunidad extraordinaria con personas formadísimas, extraordinarias y con una capacidad de generar bienestar y riqueza, que no explota sus posibilidades. Vivimos del turismo, de los servicios, de que hay grandes ejecutivos, hay fortunas, si no fortunas, clase media alta, vivimos de los funcionarios, y ¿dónde está la industria de Madrid? ¿Qué pasa con la ciencia, la innovación, la investigación, con las universidades y los centros que tenemos tan buenos? ¿De qué modo está vinculado ese conocimiento con la generación de una realidad distinta?
Yo he dicho que Madrid es una comunidad inexplorada en ese sentido. Por eso nosotros queremos transformar Madrid, pero sin hacer aspavientos. Además es que hay un 30% de personas que viven en riesgo de pobreza y exclusión. Hay mucha desigualdad. Es una comunidad de ricos con mucha desigualdad.
Errejón dice que lo que necesita Madrid ahora es un comité de higiene democrática; usted que una operación de tránsito; pero si gana esa moción tendrá que formar gobierno ¿Quiénes estarían en él?
A mí la palabra comité ya me pone un poco más nervioso, pero con Errejón no tengo más que buenas palabras para él. Sí puedo decir que, si se forma un gobierno, desde luego nuestra idea es que lo que Madrid necesita es recuperar la confianza en las instituciones democráticamente, resolver problemas de emergencia y urgencia con solvencia y eficiencia. Y, desde luego lo último que hay que poner en un gobierno es a enfermos, sectarios que quieran aprovechar ocho meses para hacer algo así como una imposición de un programa socialista. De ninguna manera. Esto no tiene que ser así.
Cuando lleguen las elecciones ya defenderemos cada uno nuestro programa y ya buscaremos el acuerdo con otros si es necesario y confrontaremos los programas. Ahora el programa no sería un programa que contradiga nuestros principios, pero sí es un programa abierto, que quiere integrar a una mayoría de ciudadanía y que tiene que tener en las consejerías, no a personas resultado de un pacto con otros partidos, sino a personas solventes y eficientes, sean del Partido Socialista, que los hay, pues muy bien, pero si no son del Partido Socialista, son independientes o gente que tiene capacidad de abordar eso, también.
¿Un gobierno técnico más que político?
No sólo técnico porque yo soy un enfermo de la política, aunque venga de otro lugar. Igual creo en eso porque no he estado mucho tiempo. Creo que uno siempre tiene que ser político, no politiquero, no sectario, pero siempre tiene que ser político. Eso no quiere decir que no tenga capacidad de gestión. Una de las cosas que nos pide la ciudadanía es que seamos solventes, seamos eficientes, que hagamos las cosas bien. Ellos tienen la sospecha de que se puede generar bienestar y riqueza, y no desigualdad.
¿El Partido Socialista está de acuerdo en que Ángel Gabilondo impulse en estos ocho meses, si se diera el caso, un programa que no sea estrictamente socialista?
Sí, pero no estrictamente socialista quiere decir que es un programa de dimensión social. Es un programa de transformación, es un programa de igualdad de defensa de las políticas públicas. Yo lo llamaría un programa socialista, pero no un programa partidista.
¿Usted cree que Podemos va a darle un cheque en blanco sin exigirle a cambio entrar en ese gobierno o en matizar algunas de las propuestas de ese acuerdo?
Por supuesto que tienen todo el derecho a señalar lo que crean mejor, pero hasta el día de hoy no ha sido así, es decir, que no han pedido eso. Yo creo que ni les conviene a ellos ni nos conviene a nosotros. Yo creo que en este momento ni le conviene probablemente a Podemos entrar en una negociación con el PSOE, ni al PSOE entrar en una negociación con Podemos.
Cuando dice "No nos conviene" quiere decir desde el punto de vista electoral.
Claro, y político también porque ¿de qué se trata, que empecemos...? Algunos ya hablan, para asustar, de la moción de la izquierda, de PSOE y Podemos. No, la moción la ha propuesto el PSOE y el candidato soy yo. Podemos se ha apuntado, pero se puede apuntar también Ciudadanos si quiere. Y ya si se anima el PP... Que se apunten todos, pero lo que sí está claro es que nosotros no hemos cerrado la puerta a ninguna incorporación.
Agradezco mucho que Podemos, que representa a muchos ciudadanos y ciudadanas... Desde luego para mí los diputados tienen dignidad y legitimidad, no hay diputados de primera y de segunda, diputados con pedigrí cuyo voto es maravilloso y otros están manchados por no sé qué cosas... Todo lo que sea apoyo ciudadano me parece bien, pero nosotros no vamos a negociar un programa. Lo que sí vamos a hacer es compartir asuntos del programa, las prioridades del programa.
De hecho donde hemos negociado sin parar ha sido en todas las PNL, porque todo eso que se ha aprobado es resultado de mucha negociación. Todos los que hemos votado juntos no es que de repente nos adhiramos. Es que hemos trabajo para llegar a esos acuerdos. Ahora hay que organizarlos para ejecutarlos. Yo creo que no es bueno para nadie, ni para la Comunidad de Madrid, ni para los ciudadanos de Madrid que ahora entremos en un reparto de asuntos, o distribución de sillas, o permuta de programas. Claro que pueden matizar, claro que pueden preferir, pero dentro de lo que hemos votado conjuntamente. Ahí se incluye también –para mí es importante- el voto y la opinión de Ciudadanos.
¿Ese apoyo de Podemos a la moción de censura impulsada por Ángel Gabilondo podría erosionar sus expectativas electorales en caso de que se llegase a celebrar la moción de censura?
No lo creo, pero tampoco lo sé del todo. Yo también he dicho una cosa que lo digo de corazón, que a mí no me da miedo perder y no me da miedo ganar. Igual es cosa de la edad, pero no estoy pensando qué voy a ser de mayor porque ya soy mayor. No me da miedo perder y no me da miedo ganar. Yo conozco a muchos que les da miedo ganar también, que parece que están bien sin ganar.
Justo lo que le ha pasado al PSM durante más de 20 años...
Si el resultado de todo esto es que finalmente yo pierdo, yo acepto eso como un precio magnífico por haber hecho lo que creo que tengo que hacer y por haber dado voz a una demanda ciudadana. Yo sé que corro también ese riesgo, pero no me asusta correr ese riesgo.
¿Daría cabida en ese hipotético gobierno a Ciudadanos?
En este momento desde luego en ese gobierno nuestra idea no es compartir con otros, pero ellos tampoco lo quieren. Si uno se pone en la lógica de lo que significa que tenemos que valorar una situación de emergencia, llegar a las próximas elecciones en condiciones de mayor limpieza y serenidad social para que gane quien tenga que ganar, ahora no estamos los partidos ni los grupos en la idea de cómo entrar... Si no le conviene tampoco a Ciudadanos entrar en acuerdos con nosotros de ese calibre, ni a nosotros con ellos, ni con los otros. Es un acuerdo para algo en concreto, para preparar unas elecciones cada uno desde su punto de vista mientras a la vez resolvemos problemas urgentes de la ciudadanía.
¿Habrá que tomar decisiones en ese gobierno? Hay cosas urgentes. Dígame la primera decisión que tomaría.
Esto lo tenemos también... Esto es lo que tenemos que hablar con los demás. Vamos a tomar decisiones muy importantes que tienen que ver con la sanidad, con la educación, con la contaminación, con la defensa de los centros de mayores, que aquí hay unos problemas muy serios con las residencias de mayores. Hay muchas cosas que hacer, también asuntos que tienen que ver con la energía, la pobreza energética, la renta mínima... Hay cosas que hay que hacer que no pueden esperar ni un día más. Ahora, hay que ver qué es posible hacer. Tampoco hay que abrir falsas expectativas. Esto es lo que a mí me aterra más, abrir falsas expectativas.
La segunda cosa que hay que hacer también en estas urgencias de asuntos que se puedan hacer es dejar a cada uno un espacio para que ensanche su propia singularidad y pueda llegar a las elecciones con el discurso diferente. Yo creo en una sociedad donde hay pluralidad de voces y que cada uno pueda llegar allí y hacer valer sus razones, y que el estar juntos en una operación no sea un deterioro para ninguno de los que estamos por estar. Aquí el único si tiene que ser deteriorado por la operación que sea yo, pero los demás que puedan crecer juntos. ¿O es que no se puede crecer juntos? ¿O es que la política es el arte de que sólo te va bien si machacas al otro? ¿O es el arte de pensar que tu bien sólo nace de que le vaya mal a otro? A mí no me divierte eso en absoluto.
Dígame una primera decisión concreta que tomaría si presidiera la Comunidad de Madrid.
Ángel Gabilondo, presidente de la Comunidad de Madrid, no tomaría ninguna decisión solo, nada más llegar, si no ha hablado todavía con los otros grupos, así que yo no priorizo...
Imagino que tampoco sería un gobierno asambleario. ¿Una primera decisión de Ángel Gabilondo?
Desde luego la primera decisión es muy probable que tuviera que ver con asuntos de la sanidad con la atención temprana, con garantizar las urgencias, con garantizar el funcionamiento de la proximidad de la salud, garantizarlo a los ciudadanos con la mayor celeridad y con mayor eficiencia.
¿Y después de lo ocurrido no sería una buena idea hacer una auditoría a fondo de las universidades públicas?
Las primeras medidas –porque son compatibles- tienen mucho que ver con la regeneración. Yo he pedido -estamos trabajando y lo hemos preparado,-qué medidas se pueden hacer para trabajar por la regeneración y la limpieza de las instituciones sin hacer una persecución, sin convertirnos en una especie de peligro social, de gente desenfrenada con afán purificador e higienista. Hay que tener cuidado con estas cosas. El tema de las auditorías, todo eso hay que estudiarlo seriamente, si son eficientes o simplemente producen alguna alarma y luego no hay eficacia en ellas. No se descarta nada.
Tampoco, ya sé que usted no lo hace así, tampoco se trata de generar algo así como el temor de que vienen los perseguidores, los cazafantasmas que van a llegar a la Comunidad de Madrid a perseguir a todo. En la Comunidad de Madrid la mayoría de la gente ha hecho las cosas muy bien y trabaja mucho y lucha mucho para salir adelante. Dentro del ámbito de la Administración también, pero eso no quiere decir que no tengamos que identificar y separar a quién hace las cosas mal.
¿Este es un tránsito sin más hasta las próximas elecciones?
Sí, yo creo que sí. Plantearlo de otra manera es también engañar. No se trata de eso. Es un tránsito. Es hacer una transición razonable, coordinada y con el máximo consenso posible para que todos lleguemos en condiciones... Primero, para que podamos ponernos de pie delante de los ciudadanos sin que nos dé vergüenza. Lo que me inquieta es que si hubiera una dimisión y volviera una persona del PP, si no hace eso va a ser muy duro para la ciudadanía de Madrid.
Mucha suerte y muchas gracias.
Muchísimas gracias.