Ana Guerra: "He aprendido a intentar que el personaje no se coma a la persona"
La cantante es premiada, artista y copresentadora de los Premios Dial del próximo 23 de noviembre
Poco le queda por hacer a Ana Guerra en los Premios Dial de este 23 de noviembre: esa noche no solo recibirá un galardón, sino que también actúa y copresenta la gala junto a Luis Larrodera. “Yo creo que voy a hacer también el catering, ya que estoy”, bromea la artista en conversación telefónica con El HuffPost.
La canaria, que jugará en casa puesto que los Premios Dial se celebrarán en Santa Cruz de Tenerife, resalta que ha formado parte “de la creación de algunas cositas” de la gala, sobre todo en las que participa. “No me veo mucho como presentadora porque no lo he hecho mucho, pero como tampoco tengo mucha vergüenza así en general...”, confiesa antes de echarse a reír.
Está “superfeliz” por la triple misión, además en una fecha tan señalada como el 25º aniversario de los galardones, que tienen un especial significado para ella. “El día que íbamos a viajar a los Premios Dial [de 2020] fue en el que nos enteramos de la gravedad del covid, fue el primer avión que nos dijeron a los artistas que no podíamos coger. Recuerdo que me llamó Luis Cepeda y me dijo ‘Ana, no cojas el Cabify’, estoy yendo a buscar la maleta que había facturado porque el charter no sale”.
Aquello fue para ella “un punto y aparte” justo a las puertas del confinamiento pero, como celebra, “ahora volver a hacerlos es como ’¡ya estamos de vuelta!”. “Para mí suponen un poco la vuelta definitiva a la normalidad”, resume.
Un punto y aparte también ha supuesto para ella su disco más reciente, La luz del martes, que no solo marca un giro estilístico en su carrera sino que lo describe incluso como un “salvavidas”.
Durante el frenazo obligado que supuso el confinamiento empezó a “ser consciente” de todo lo que le había pasado en los últimos tres años, incluido su paso por Operación Triunfo 2017, donde fue quinta finalista. “Nosotros no parábamos”, recuerda. En la desescalada, su cuerpo “cayó”: “Tenía muchísima ansiedad, pasé un momento superoscuro mío personal con miedos y con cosas”.
Como cuenta, normalmente la música le “salva la vida”, pero por aquel entonces no sabía qué le ocurría porque iba “al piano a tocar una cosa” pero el proyecto musical que tenía en marcha “era de otra manera”. Algo no cuadraba, así que decidió plantarse y convenció a la discográfica para parar el disco que tenía en camino y convertirlo en un proyecto más íntimo. “Por eso me salvó la vida, logré encontrar mi identidad. Para mí era un agobio escuchar la palabra identidad y la palabra esencia”, admite.
¿Y cómo consigue una artista de 27 años que una discográfica acepte ese cambio de rumbo? La artista recuerda su monólogo interno: “Yo tomé conciencia el 13 de octubre de que quería cambiar y el 15 tenía la reunión. ¿Cómo hago esto? Pues digo ‘¿cómo te comunicas, cuál es tu idioma?’. ‘La música’. ‘Pues lo dices cantando, tía’. Me senté al piano y dije ’esto es lo que yo quiero ser”.
Tocó Seis, un tema compuesto por ella misma, y que define como su “punto de inflexión”. Y convenció. “La respuesta fue inmediatamente positiva para mi sorpresa, porque dentro de las cosas que pensaba que iban a pasar en esa reunión esa era la que menos porcentaje tenía”, apostilla.
Al igual que su compañero Alfred, Ana Guerra habla abiertamente de salud mental y en más de una ocasión ha comentado que va a terapia. De las principales cosas que ha logrado trabajar sobre ella misma ha sido la separación entre su faceta profesional y la personal: ”He aprendido a meditar, a intentar no dormirme pensando en el trabajo, poner unos horarios... tener los caminos separados, como deben de estar”.
También, a “intentar que el personaje no se coma a la persona”: ”A veces me pasaba que si la [Ana Guerra] profesional sacaba una canción y todo iba bien, la persona estaba estupendamente. Y si a lo mejor no conseguíamos los números que queríamos el primer día, afectaba a mi persona, a lo mejor me volvía hasta más insegura. Eso hay que disociarlo muy bien”.
Para la triunfita —está “superorgullosa” de esa etiqueta— lo mejor que se llevó de su paso por la Academia fue todo lo aprendido: “Me enseñó a tener disciplina dentro de un mundo que todo parece que es sin horarios y sin rutinas. Y me dio una visibilidad enorme, hizo que pudiera cumplir mi sueño”.
Aún le queda alguno por cumplir, como algunas colaboraciones que le encantaría llevar a cabo con artistas como Alejandro Sanz, Vanesa Martín, Juan Luis Guerra o Rozalén. Precisamente sobre esta última señala: “Es por ella por quien yo entendí que la música se tiene que usar como altavoz para intentar cambiar cosas del mundo. Si hubiera que decir ahora mismo qué cantante en este país es quizá la que más lo usa, diría que Rozalén”.
“En mi caso, dentro de mi disco, intento también hacer temas que lo hagan, por ejemplo intenté dar visibilidad y altavoz al colectivo LGTBI”, apunta. En el mismo sentido, también lo harán los Premios Dial, que harán “una oda a la mujer en la Ciencia”, añade. Uno de los premios de la gala será entregado a la científica Inés Pérez Martín, para homenajear el trabajo del colectivo durante todos estos meses, y parte de la recaudación de la venta de entradas se destinará a proyectos de investigación.