Apenas queda una semana para el estreno de la que se prevé como una de las películas del año. El próximo 28 de septiembre se estrena en Netflix Blonde, el biopic de Marilyn Monroe protagonizado por Ana de Armas. La cinta no ha estado exenta de polémica, tanto por su contenido sexual como por el acento de la actriz.
Ante la presión que suponía hacer un papel como una de las mayores divas del cine de Hollywood, De Armas y el equipo decidieron tener un simbólico gesto con Monroe.
Según ha contado la propia actriz en una entrevista publicada en la revista AnOther, el equipo compró una tarjeta y todos escribieron un mensaje para ella. “Luego fuimos al cementerio y lo pusimos en su tumba. En cierto modo, estábamos pidiendo permiso”, ha detallado.
“Todo el mundo sentía una enorme responsabilidad, y éramos muy conscientes de la parte de la historia que íbamos a contar: la historia de Norma Jeane, la persona que hay detrás de este personaje, Marilyn Monroe. ¿Quién era ella realmente?”, ha añadido la actriz.
A pesar del esfuerzo tanto mental como interpretativo que hizo para ponerse en la piel de ‘la ambición rubia’, la protagonista de Puñales por la espalda ha declarado que el personaje no se hizo dueño de su vida. “No me malinterpreten, me divertí mucho. No estuve de ninguna manera en el personaje durante nueve semanas, ni entre tomas, ni en mi descanso para comer. Era Ana”, ha detallado.
″¿Pero emocionalmente? El peso de todo esto se quedó conmigo, sin duda. No había forma de desconectar porque llegaba a casa y estudiaba para el día siguiente y luego estaba con Andrew [Dominik, director de la cinta] al teléfono hasta medianoche. Me iba a dormir y soñaba que tenía largas conversaciones con ella, o pequeñas cosas”, ha añadido.
La hispano-cubana ha querido dejar claro que, aunque fuese a visitarla al cementerio y haya vivido tan cerca su interpretación, no piensa que Marilyn y ella estuvieran conectadas. “Pero pensaba tanto en ella que algunos días volvía a casa a cenar y, mientras lavaba los platos, me ponía a sollozar, a llorar y a llorar, porque tenía una sensación terrible: sabía que no podía arreglarlo”, ha apostillado.
Con anterioridad, De Armas había contado lo duro que fue para ella preparar el papel, especialmente para el entrenamiento de voz. “Fue una tortura, agotador. Mi cerebro estaba frito”, aseguró en The UK Times.
Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es