De "hermanos" y abrazos al cisma en el PP: los altos y bajos de la amistad de Ayuso y Casado
Han compartido cerca de 20 años de amistad y de carrera política.
Con estas palabras y casi con un brillo en la mirada describía la presidenta de la Comunidad de Madrid en televisión la naturaleza de su relación con el líder de su partido, Pablo Casado.
Casi en términos familiares se refería también él a ella durante en la pegada de carteles de la campaña electoral del 4-M, poniendo en evidencia que en la esfera privada habían compartido mucho.
El partido les unió y en su seno forjaron una amistad de dos décadas. Y estos días los españoles asisten, un tanto atónitos, a la ruptura de su amistad, lo que está sacudiendo los cimientos de la formación que los juntó, causando una crisis sin precedentes en és.
Lejos quedan esos piropos de dos amigos íntimos que, al menos durante una época, desayunaban juntos una vez por semana. Como contó la propia Ayuso a Vanity Fair hace un año, Casado fue de las primeras personas que conoció dentro del PP. “Desde entonces ha sido como un hermano, uno de mis mejores amigos y alguien a quien quiero muchísimo. Vivíamos la política con la misma intensidad. Éramos capaces de no dormir una noche con tal de presentar una campaña, de viajar por todas partes, involucrarnos en todas las peleas”.
Ambos comenzaron a despuntar dentro del PP de Madrid, entonces liderado por Esperanza Aguirre, de la mano de Alfredo Prada, consejero de Justicia e Interior. Formaban parte de una generación que entró pisando fuerte, a la que también pertenecían Ángel Carromero o Ana Camins.
De aquella época no han trascendido demasiados testimonios gráficos, pero casi es célebre la foto que la propia Ayuso compartió en su cuenta en Instagram en octubre de 2018 —de hecho, imágenes de los dos juntos aparecen recurrentemente en su perfil, no tanto en el de él—. Los dos, jovencísimos, posaban sonrientes en lo que parece una noche distendida en un bar de copas. “Pues tendrá unos 15 años...”, comentó en el pie de foto.
Tras aquellos primeros años, sus caminos políticos tomaron sendas que los alejaron —el de él discurrió por derroteros nacionales y el de ella, dentro de la Comunidad de Madrid— pero se volvieron a encontrar.
De “aquella generación de jóvenes del PP” se acordó Ayuso al recuperar otra foto de tiempos pretéritos en vísperas del Congreso del Partido Popular en 2018, del que Casado salió elegido presidente del partido.
Ayuso, que cerró filas en torno a él, apuntó: “Fui secretaria de comunicación de Pablo Casado hace más de una década”. “Con él vamos a recuperar afiliados y voto perdidos, atraer a muchos nuevos y reilusionarnos todos”, defendió a su amigo.
Como recuerda Antena 3 Noticias, allí estaba ella para ser de las primeras en felicitarle cuando ganó frente a Soraya Sáenz de Santamaría.
La historia a partir de ahí es conocida: meses después él la aupó como candidata a la Comunidad de Madrid en 2019. Fue una apuesta personal pese a las objeciones de algunos miembros del partido.
No le salió mal; pactando con Ciudadanos, Ayuso llegó al Gobierno regional y con ella entró en escena Miguel Ángel Rodríguez, asesor primero en campaña y, más adelante, jefe de gabinete.
Según la popularidad de ella aumentaba, erigida además en la pandemia como la principal opositora a Pedro Sánchez y casi eclipsando a Casado en esa labor, aparecieron los primeros baches en su relación política y personal.
Con el adelanto electoral en Madrid tras la fallida moción de censura en Murcia se produjo un roce a propósito de Toni Cantó, que Génova quería en las listas. Eso fue algo que no terminó de gustar a Ayuso, quien defendió a capa y espada “su” proyecto, reivindicando un perfil propio: “La Comunidad me la he echado a las espaldas yo”.
El siguiente tropezón tras la victoria en las urnas de Ayuso fue meses después, cuando ésta reclamó la presidencia del PP de Madrid, mientras que Génova quería a José Luis Martínez-Almeida en el puesto.
La siguiente cita fue en Valencia, en el Congreso del partido. La ciudad del Turia fue testigo de un acercamiento, al menos ante las cámaras. Allí, ella fue recibida con coros de ‘presidenta, presidenta’ y dijo aquel “Hoy te quiero decir, Pablo, delante de tu mujer, de la gente que más te quiere, de tu familia, de los medios, de todo el mundo... Te quiero dejar claro que tengo meridianamente claro dónde está mi sitio. Y sé que mi sitio es Madrid” que fue recibido con alivio. Pocos días después, por cierto, vino la polémica de los bloqueados en WhatsApp por Ayuso, Teodoro García Egea entre ellos.
La turbulenta última semana —tras ver la luz el supuesto espionaje a Ayuso por el contrato de su hermano durante la pandemia y la posterior rueda de prensa de la presidenta regional—deja clara el divorcio en lo político y, muy posiblemente, al menos por ahora, en lo personal. Dos citas bastan para ver el cambio de tono y sintonía:
“No hay ni ha habido una guerra Ayuso-Casado porque yo nunca he pretendido sustituirle. Yo nunca he tenido ni quiero estar en su lugar porque mi sitio es Madrid y lo he dicho siempre”, insistió este lunes ella.
Pero la guerra interna es indiscutible y desde entonces se han sucedido un Comité de Dirección y la caída de Egea, mientras a Casado le han ido flaqueando los apoyos, hasta llegar este mismo miércoles a su sesión de control más corta, intensa... y cabizbaja, que muchos han interpretado como una despedida.