El tornado Álvarez de Toledo
Así es la portavoz del PP que ha incendiado a su propio partido en plena semana del 8-M.
“Irene Montero es la mujer más humillada de la política española”, “Si yo fuera ministra de Igualdad y mi marido saliera cual macho alfa a defender a su hembra de un colega de un ministerio, lo mandaría al sofá”, “LaSexta hace negocio con la erosión de la democracia”, “Soy feminista amazónica”, “No hay una ideología machista”, “Por qué tienen que hablar en mi nombre, yo nací con los mismos órganos que ellas”...
Torpedo tras torpedo. Cayetana Álvarez de Toledo, en estado puro durante esta semana del 8-M. Ella se enorgullece de sus palabras, lleva como bandera no callarse, presume de no caer en lo políticamente correcto. Pero ya no solo no deja indiferentes a sus rivales de izquierdas, el PP está en estado de shock por las palabras de su portavoz en el Congreso. Muchos no aguantan más. Sus formas y su ideología cercana a Vox irritan a los sectores más moderados de los populares. Pero cuenta con el máximo apoyo: el de su jefe, Pablo Casado.
Fue una apuesta personal del propio Casado tras ganar las primarias contra Soraya Sáenz de Santamaría. Dejarla caer sería una autoenmienda a la totalidad. La rescató para la política, que había dejado dando un portazo con una durísima carta contra Mariano Rajoy en 2015. El joven líder, pero con antiguas hechuras de Faes, vio en ella a su Messi, como ha repetido en público y en privado.
Varios barones y dirigentes del PP, según fuentes del partido, han pedido varias veces a Casado que reconsidere aquella decisión. Pero él sigue en sus trece y la mantiene, tras el 10-N, como portavoz en el Congreso. Ella se jacta en privado siempre de que la llamaron para esta nueva etapa y que sabe la dirección del partido que no se va a callar y dirá lo que piensa.
“La palabra que mejor la define es libertad a ultranza”, cuenta a El HuffPost el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto. Y añade: “Pero en el mejor sentido de la palabra: amante de las libertades”. A lo que apostilla: “Cree en la importancia del individuo frente a la estéril colectivización de la izquierda: las mujeres son… los gays piensan… los inmigrantes hacen…”
“Es muy lista, muy inteligente, muy culta, pero cae mal”, cuenta otra fuente de Génova 13. “La imagen que proyecta en la Cámara y ante los micrófonos es diferente a la de ella en privado”, sostiene otra persona cercana a Pablo Casado. Una Álvarez de Toledo que tiene amarrada, además, la mayor bendición posible en el actual PP, la de José María Aznar, quien le dio cobijo en Faes durante estos años de pelea con el marianismo.
Pero el rechazo hacia ella crece cada día, especialmente en las comunidades y ayuntamientos. Fuentes del PP moderado la retratan así: “Cayetana gusta poco a las bases del partido, sus declaraciones nos ponen en situaciones incómodas, incluso a los peones del partido que dan la cara día a día con el ciudadano en la calle”.
“Es un perfil controvertido que se debate entre esa pseudovalentía con la que parece provocar a sectores de izquierdas y secesionistas, esa dialéctica enrevesada y esa actitud de nobleza pija, que no es la mejor imagen”, indica este parlamentario popular.
Y es que es generalizado ese comentario sobre su actitud entre muchos de los suyos y sus rivales políticos. Desde la bancada contraria, fuentes del grupo parlamentario socialista, coinciden: “Su actitud es altiva, despótica. Y lo peor, sabe que da esa imagen y se gusta en ella. Y lo más preocupante, se representa a ella y lo sabe. No le da apuro demostrar que ella se representa a ella misma y no al PP”.
Los suyos, en cambio, rechazan esta tesis. Según fuentes cercanas a Álvarez de Toledo, su actitud se corresponde con la libertad que ella y todo el partido defiende, además de servir como ejemplo de diferencias en esa gran casa común del centro derecha que el PP quiere representar a través de España Suma y las coaliciones con otros partidos como Ciudadanos.
Todos en el partido también miran al equipo que está construyendo. La labor como portavoz en el Congreso no es nada fácil, con una maquinaria parlamentaria que hay que controlar. A su lado tiene como mano derecha al diputado Guillermo Mariscal, que conoce bien los entresijos de la Cámara Baja y pieza fundamental para el trabajo del Grupo.
Pero la sombra de Aznar es demasiado alargada sobre Álvarez de Toledo. El último movimiento: ha fichado como jefe de gabinete a Alfredo Timermans, que fue secretario de Estado de Comunicación con el Gobierno del PP durante el 11-M y que es actualmente vocal en Faes. En este nuevo equipo también ha reclutado a la periodista vasca Maje Sáez como responsable de prensa.
Una adicta a la información
Álvarez de Toledo esa una adicta a la información. Está todo el día leyendo y ya desde primera hora devora los medios. Incluso comenta con compañeros bien temprano algunas informaciones y analiza cada línea de lo que se escribe sobre ella. A las siete ya está en pie: café con leche y tostadas con mantequilla. Aunque haga gala de esa libertad, le gusta controlar al máximo. De hecho, incluso, cuando llama algunos de sus colaboradores a alguien para transmitir algo sobre ella, la dirigente exige que pongan el ‘manos libres’ para ella escucharlo todo, según revela una persona que ha trabajado con la portavoz popular.
Una personalidad marcada por una vida cosmopolita y de élite -es marquesa de Casa Fuerte-. Una de sus mejores amigas de la infancia es la actual reina de Holanda, Máxima Zorreguieta, con la que coincidió en las aulas del colegio Northlands en Buenos Aires. Las dos familias tenían muy buena relación en esos ambientes altos argentinos y la monarca se llevaba muy bien con Tristana, la hermana de la política popular.
Ella misma se definía así en el artículo Contra la identidad publicado en El Mundo: “Fui apátrida hasta los 18 años, argentina hasta los 24, franco-argentina hasta los 32 y desde entonces soy técnicamente hispano-franco-argentina. Quise nacer en la metafísica Medinaceli pero lo hice en el castizo Chamberí. Aprendí a caminar en una vieja casa parisina y a contar en un Montessori de Hampstead. Mi lengua materna es el castellano y mi primer texto fue en inglés. Crecí en el Palermo porteño, me hice adulta en Oxford y descubrí mi vocación política en este periódico. ¿Cuál es, entonces, mi identidad? ‘¡Mujer!’, me abrazan ellas. ‘Pija’, mascullan los pijos. ‘Españolista’, chillan los nacionalistas. Yo diría simplemente que soy un edge person, como se definió Tony Judt. Una persona de intersecciones que pudo y quiso ser española”.
Esa bandera en la que se envuelve constantemente para venderse como la gran garante del constitucionalismo y que hizo que Casado la pusiera como ‘número uno’ por Barcelona para contrarrestar el supuesto efecto Arrimadas de Cs. Por cierto: Álvarez de Toledo ha llegado a confesar que votó a los de Albert Rivera durante la época Rajoy.
Durante aquellos días de fichaje mediático llegó hasta presumir de no hablar catalán. A muchos en el Partido Popular en Cataluña les hervía la sangre: ¿Cómo podía decir eso? Fueron jornadas de silencio por parte de sus compañeros, pero hace poco lo verbalizó el que fuera candidato a la Alcaldía de Barcelona, Josep Bou, por parte del PP: “Fue un error, los catalanes queremos gente de casa”.
Cataluña es una de sus grandes obsesiones. Pero en las primeras semanas de actividad parlamentaria de esta legislatura se ha envuelto en otro tema: la reunión de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en el aeropuerto de Barajas. Y ha vuelto a expandir su tono duro y bronco con este tema.
El mismo que también utilizó contra sus compañeros del País Vasco respecto a su posición con el nacionalismo. Esto sentó muy mal en parte del partido. Un alcalde popular lamenta esos “comentarios negativos dedicados al admirado PP Vasco”. Dolió mucho.
Y un líder regional al hilo comenta, pidiendo anonimato: “El hecho de arremeter contra medios de comunicación, sea cual sea su línea editorial, nos pone a todos en situaciones complicadas de las que debemos distanciarnos para mantener el centro”. “Aún así es cierto quizás que al extremo más derechón del partido, el que no se ha ido todavía a Vox, seguro que le gusta ese gesto altivo y ese discurso sin equilibrio y que a veces necesita comentario de texto para entenderlo”, añade.
Resume en este punto: “En fin, que aspiramos a un cambio, sabiendo que ser portavoz debe ser duro y con criterio, pero mucho creemos que la prudencia es fundamental en el discurso. A ella le faltan algunas razones en ocasiones y, por eso, no convencemos, no persuadimos”.
Lo que todos resaltan es su capacidad intelectual y su formación. Uno de los mayores orgullos de los que presume es que le dirigió su tesis doctoral en Oxford sir John Elliot, premio Príncipe de Asturias. El tema: política y reformismo en la monarquía española del siglo XVII. En este apetito voraz por la lectura, hace poco terminó Ebro / Orbe, de Arcadi Espada. Entre sus preferencias catódicas, se enganchó a Chernobyl, de HBO -una pasión que comparte con el ‘numero dos’ del PP, Teodoro García Egea-. Y también disfruta junto a sus hijas, que tuvo con su exmarido Joaquín Güell, revisitando la serie Isabel.
Siempre le había interesado la política, pero su primera opción fue el periodismo. Con una etapa infantil en la que soñaba con ser arqueóloga. Tras concluir sus estudios, fichó por El Mundo como redactora de la sección de Opinión. Fue editorialista, columnista y jefa de sección. Pero otra persona que marcaría su vida sería el ex secretario general del PP, Ángel Acebes, quien le ofreció el puesto de jefa de gabinete por el año 2006. Sí, en época de Rajoy, aunque ahora ella reniegue del expresidente.
Cero cultura de partido. Y su trato con los principales barones populares es casi inexistente. Alberto Núñez Feijóo la quiere lejos de él y plantea una campaña para el 5-A con poca presencia de dirigentes de Madrid. Nunca le ha gustado Álvarez de Toledo. Y el otro gran referente, Juanma Moreno, tampoco se siente cómodo con las palabras de la portavoz que ahuyentan al tan necesario voto del centro en Andalucía para ganar.
Días de polémicas, de palabras altas, de enfrentamientos verbales. De conversaciones dentro de un Partido Popular cuya portavoz no acudirá a la manifestación del 8-M. De flashes y focos. Todavía quedan meses para que pueda perderse, como le gusta, en el sur de Mallorca sin tener un micrófono delante. Y sigue sin cumplir la promesa que siempre se hacer: ir al gimnasio. Cayetana Álvarez de Toledo, en su mismidad.