Alfredo Corell, el experto que triunfa en 'La Sexta Noche': "El de Fernando Simón es un trabajazo que tiene mucho mérito"
"Me ha decepcionado un poco el país", afirma el inmunólogo y catedrático de la Universidad de Valladolid.
El inmunólogo Alfredo Corell se ha ganado desde el primer momento a los espectadores de laSexta Noche, a Iñaki López y al resto de colaboradores. Este profesor de la Universidad de Valladolid y miembro de la Sociedad Española de Inmunología desde 1986 se ha atrevido a analizar en pantalla al virus de una forma distinta.
Con su capacidad didáctica, fue nombrado ‘Mejor Docente Universitario de España en 2018’ en los II Premios Educa Abanca, Corell explica gráficamente cómo se comporta el virus, los anticuerpos creados por el sistema inmunológico o el efecto de las vacunas. Ha transformado a la covid-19 en Darth Vader o a Yoda en el jefe de orquesta del sistema inmunitario.
Pero todo comenzó a principios de mayo tras la emisión de unas gráficas en Cuatro al día. “Me hicieron una pregunta sobre los anticuerpos bloqueantes y con lo que tenía a mano en la habitación representé como podían infectar una célula y cómo un anticuerpo lo podía bloquear. Unos muñecos de los Minions eran virus, una botella en la que se podían colar la célula, y los anticuerpos pinzas de la ropa”, cuenta Corell.
Ahora ha ido más allá de los personajes de Star Wars, introduciendo música para explicar la mutación del virus: “Busco cualquier elemento para que alguien sin formación lo pueda entender. Igual que con la música, que se versiona y versiona y al final ni se parece al original, el virus y cualquier organismo va mutando”.
Lo hace con un único objetivo: salirse de los tecnicismos y llevar la ciencia a la personas de la calle, en vez de buscar que las personas de la calle se acerquen a la ciencia. Siempre, matiza, sin que el circo quite los focos a lo verdaderamente importante que es la divulgación científica.
¿Cuándo se dio cuenta que esto no era un gripe normal?
El día 10 de marzo apróximadamente. En febrero no me lo esperaba. Tuve una oposición el 6 de marzo para catedrático y desde Navidad hasta ese día estuve muy desconectado. Apagué las redes sociales e información la justa. Sabía lo de China e Italia, pero no me dediqué a estudiarlo, siempre desde la distancia. Ese 10 de marzo más o menos tuve una conversación en la que ya sí que veíamos que iba a ser serio.
¿Y en la Sociedad Española de Inmunología -ha estado como vocal en la junta directiva hasta el pasado 8 de junio- cuándo entró la preocupación?
Estábamos esa semana de antes del estado de alarma pensando en si suspender o no un congreso que íbamos a tener en junio. Pensábamos al principio que podían ser 15 días y luego vuelta a la normalidad, así que decidimos aplazar la decisión un par de semanas. Hoy en día se puede hablar de aquellos días, pero eso es ciencia ficción. Aquellos días se tomaban decisiones con el conocimiento de aquellos días. Probablemente alguien infravaloró lo de otros países, pero esto es muy fácil decirlo ahora.
¿Teme una excesiva relajación en la sociedad y un posible gran rebrote?
Llevó preocupado bastantes semanas. En las últimas reuniones de la Sociedad Española de Inmunología nos preocupaba porque, aunque no se están viendo grandes rebrotes en España, sí que los hay a nivel internacional: Alemania, China, Irán, etc. Llevamos ya varias semanas de desescalada y lo que hemos visto en la playa de Barcelona, las fiestas o botellones está siendo terrible. Parece que España se mueva a dos velocidades. La de los sanitarios, que están trabajando con máxima protección y con un sobreesfuerzo y la de parte de la población. Es una lástima que la gente no esté respetando las tres simples normas (higiene de manos, distancia de seguridad y mascarilla) que hay que cumplir hasta llegue la inmunidad de grupo que, por desgracia, va a tardar porque va a necesitar de una vacuna.
¿Volverá a haber confinamiento si hay una mayor transmisión comunitaria?
Es difícil de prever. Parece que un confinamiento total y una ola como la que tuvimos es más improbable, pero podrían darse un confinamiento parcial de ciudades, barrios o manzanas, algo parecido a lo que está sucediendo en Pekín. Igual esto no es tan difícil de que suceda. Hay doble responsabilidad: las autoridades sanitarias con la vigilancia de los casos mediante los rastreadores y un buen equipamiento y la de la ciudadanía. No hay que relajarse. Entiendo que a todos nos apetecen los abrazos, pero igual habría que esperar unas semanas. Yo ahora los daría de forma tímida, con mascarilla y sin besos. Si yo lo paso mal igual estoy una semana malo, pero puedo contagiar a mis padres o a personas vulnerables. La gran mayoría de la población tiene un comportamiento envidiable, pero hay un minoría ruidosa que parece que no.
¿Habría estirado más el confinamiento anterior?
Desde el lado de la inmunología lo habríamos estirado meses. Somos conscientes de que eso es imposible porque se ha producido un daño social y económico grande y de que había que reactivar la economía. Así que no creo que lo hubiera estirado más. Creo que se han hecho las cosas a un ritmo adecuado y que esta velocidad variable por comunidades y con posibilidad de vuelta atrás ha sido acertada. Lo que me parece es que, a partir de la fase dos, está la sensación de que ya se ha pasado el virus y no. Sigue ahí, sigue matando igual y no es menos letal ni nada. Solo que ahora se transmite menos, se diagnostica antes y se sabe tratar mejor, pero nada más. No hay que ponerse alarmista, pero la gente tiene que tomar consciencia de que no se ha superado. En el mundo los contagios siguen subiendo.
¿Ve justas las críticas a Fernando Simón y al Gobierno?
Me he mantenido un poco al margen porque me ha decepcionado un poco el país. Pensé que en una situación de tal gravedad como esta se hubiera impuesto el sentido patriótico y de ir todos a una para hacer lo correcto. Creía que no habría un encarnizamiento político, pero he visto que no. Me ha producido un dolor profundo las caceroladas que he oído por la calle. Creo que se ha jugado con la desinformación, porque seguimos en esta ola de gente que dice que esto no es un virus, que es una conspiración, con lo de Bill Gates, etc. Toda esta mierda de pseudociencia se mezcla con la política y cuando pillas a una población desinformada esto prende. Por eso me interesa la divulgación científica, cuando tienes conocimiento es más difícil que te engañen.
Fernando Simón es un clarísimo ejemplo de alguien que ha sobrevivido a distintos gobiernos de posiciones ideológicas. Es el experto. Y así debería ser, que las personas que ocupan un cargo de estas características esté por encima de los partidos que gobiernan. Creo que le han insultado inadecuadamente y que es un ejemplo de cómo explicar las cosas. Ha cometido algún error, estoy seguro, pero no hay nadie que esté libre de cometerlos. Está hablando casi cada día y es normal que se cometan. No sé si en alguna otra crisis que no sea pandemia, algún gobierno de cualquier color ha tenido a una persona expuesta dando explicaciones. Es un trabajazo que tiene mucho mérito. Ha sido reconocido internacionalmente como uno de los mejores comunicadores de un país, pero en España siempre nos peleamos. Además, es una persona que ha hecho un esfuerzo por divulgar y no dar una comunicación cargada de jergas y tecnicismos.
Está habiendo por lo general muchas rectificaciones y cambios de opinión.
De esta enfermedad estamos aprendiendo mucho con el paso de las semanas, lo que sabíamos en marzo no tiene nada que ver con lo que sabemos ahora y eso no es un error. La ciencia revisa sus propios datos, los contrasta y puede parecer que el avance es lento, pero tiene que ser así para que sea sólido. El problema es que con esta presión de querer encontrar algo para compartirlo al mundo se han publicado errores y contradicciones. Yo creo que es porque no se ha trabajado con tranquilidad y se ha sometido a mucho estrés.
¿Va con pies de plomo con el tratamiento con dexametasona que se anunció desde Reino Unido?
La dexametasona no es nada nuevo. Lo que sí lo es es la manera de analizarlo. Desde el principio de la pandemia se debatió si se usaban los corticoides, que son inmunosupresores, y hubo recelo desde el principio porque si lo utilizas puedes hacer que el sistema inmunitario del individuo funcione menos y que como consecuencia el virus se extienda más. Por otro lado, como las personas graves tenían un síndrome hiperinflamatorio, los corticoides eran muy buenos para prevenirlo. Hubo mucho debate.
El estudio de Reino Unido dice con una dosis baja se reduce la mortalidad en un tercio en pacientes con ventilación asistida, que son los que ya están muy comprometidos. La noticia es que hay un fármaco que no es nuevo y no es caro, pero caeríamos en un error si lo vamos a comprar a la farmacia. Están indicados para pacientes graves que necesitan ventilación mecánica, es un grupo muy concreto de infectados, pero es muy buena noticia porque evitas que se muera un tercio de las personas.
¿Va a tener España que esperar una vacuna desarrollada aquí?
Las que se están haciendo aquí van más lentas porque son más complejas tecnológicamente. No van a ser las primeras, eso está claro. Tendremos que comprar de otros sitios y yo creo que el año que viene habrá varias opciones y habrá que mirar las que sean seguras y eficaces. En el primer momento no habrá dosis para todo el mundo y cada país tendrá que determinar quién es paciente de riesgo: mayores, sanitarios, trabajadores de residencias, de cadenas de alimentación, policías, etc. Después se irá vacunando al resto de la población, pero nosotros vamos a tener que comprar.
Luis Enjuanes ya dijo que iba a ser de las más tardías pero que probablemente sería de las más eficaces. Esto tiene que ver con la construcción de la vacuna. Cuanto más parecida sea al microorganismo entero, es hay más opciones de que se desarrolle una respuesta inmunitaria fuerte. La de Oxford o Moderna de EEUU son muy distintas y probablemente se necesiten de varias dosis para que se produzca esa respuesta, aunque está todo por ver. De momento, se está viendo que son seguras.
Tuviste una polémica con el periodista Javier Negre a raíz del artículo de la CNN sobre el informe que citó Pedro Sánchez sobre el número de test ¿Cómo vivió esos días?
Me desconecté de Twitter. Me dijeron que no contestara a nadie, me quejé a la promotora de la cadena porque entraba para hablar de inmunología y no de decisiones del Gobierno. Fue una cadena de errores, el Gobierno se equivocó y la CNN igual. Este señor en directo me respondió razonablemente bien, aunque se perdió tiempo y no pude mostrar unas gráficas que tenía preparadas. Por eso me quejé. Lo que me pareció inaudito es que buscara en mi perfil algo de hace años. Desconecté Twitter durante dos o tres días hasta que se pasó el asunto y volvió a la calma. Ahora sí que ha quedado un grupo de personas que se meten con lo que hago y que probablemente procedan de ahí, porque creo que la mejor respuesta es la ignorancia.
¿Qué pediría al Gobierno a nivel científico para la vida postcoronavirus?
España nunca ha tenido una gran inversión en ciencia, pero a partir de la crisis económica fue la bancarrota. Se redujo, mientras que otros países como Alemania decidieron invertir más. Espero que la pandemia nos haya servido para aprender que en ciencia no se pueden escatimar recursos. Que un coronavirus podía dar el salto de un murciélago a un humano estaba descrito desde principios de los 2000. ¿Qué hace falta para que la política haga caso de la ciencia? Hay que invertir en ciencia porque sin ella no hay futuro y luego hay que hacerle caso. La ciencia tendría que impregnar más la vida de la gente. Tendría que haber asesoría científica en el Gobierno, Parlamento, jueces y medios de comunicación.