Alejandro Fernández, el elegido para reanimar el PP catalán
El sucesor de Albiol hereda un partido en caída libre en Cataluña: sin grupo parlamentario propio y eclipsado por el auge de Ciudadanos.
El pasado 24 de diciembre se escuchó un suspiro de alivio en el PP catalán. Tres días después de las elecciones autonómicas, el voto por correo les concedía un cuarto diputado y su cabeza de lista por Tarragona, Alejandro Fernández, entraba por los pelos en el hemiciclo. No solo significaba un diputado más. Muchos en el partido lo consideraban una pieza imprescindible para la "travesía del desierto" a la que se enfrentaba la formación en Cataluña.
Con un partido sin grupo parlamentario y sin apenas implantación territorial, Fernández (Tarragona, 1976) ha dado el paso para liderar el PP en su peor momento. "Sé que la Presidencia de PP de Cataluña no es el lugar más plácido del mundo, pero creo en mi partido y sobretodo (sic) en sus militantes, gente extraordinaria", anunció el lunes pasado.
Fernández sustituirá a Xavier García Albiol, cuyo liderazgo estaba en entredicho desde el fracaso en las últimas autonómicas. Albiol puso su cargo a disposición de Mariano Rajoy la misma noche de los comicios, pero el entonces presidente le pidió que aguantara hasta que se formase Gobierno en Cataluña. El relevo tenía que haberse producido hace unos meses, señalan fuentes del PP, pero la moción de censura y posterior renuncia de Rajoy retrasó el cambio en el liderazgo.
Licenciado en Ciencias Políticas, Máster en Comunicación Política y profesor universitario entre 2004 y 2012, Fernández se curtió durante años en el PP de su ciudad. Fue Primer Teniente de Alcalde en Tarragona y es el presidente del PP en esa provincia. Entre 2011 y 2015 fue diputado en el Congreso y luego recaló en el Parlament, donde se convirtió en el portavoz de su grupo tras la marcha de Enric Millo a la Delegación del Gobierno.
En el partido lo definen como un "liberal-conservador" y destacan de Fernández su oratoria "desacomplejada", una lengua afilada y su capacidad de trabajo. Ante el estilo simple de Albiol, Fernández destaca por su rapidez y su sarcasmo, que ha ido perfilando con distintas intervenciones en la cámara catalana. "En los plenos del 6 y 7 de septiembre de 2017 demostró que era uno de nuestros mejores oradores", cuenta de él un compañero de partido. Fue en esos plenos caóticos en el Parlament, seguidos en directo por todo el país, donde se dio a conocer al resto de España y ganó réditos entre los suyos para liderar el partido en Cataluña.
El hombre de Casado
Fernández es el hombre de Pablo Casado en Cataluña. Fue el principal valedor de su candidatura en el PP catalán y Casado obtuvo en la comunidad el doble de votos que María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. "Casado y Fernández tienen buena sintonía", reconocen las fuentes consultadas, que sostienen que conectaron durante la época en la que ambos coincidieron en el Congreso. "Tampoco son íntimos, pero sí que tienen una buena relación y se entienden bien", añaden.
Precisamente fue el apoyo territorial que tiene Fernández en Cataluña lo que le granjeó la victoria a Casado. Excepto Girona –controlada por Enric Millo, exdelegado del Gobierno que apostó por Santamaría– Fernández tiene el apoyo de las demarcaciones de Tarragona, Lleida y Barcelona, con cuyos líderes mantiene una relación muy fluida. Un apoyo que probablemente no tenía su antecesor, cuya carrera política se fraguó en el Ayuntamiento de Badalona.
Por eso en el PP afirman que nadie va a presentar batalla a Fernández en las primarias del 10 de noviembre. "Las únicas personas que podrían plantarle cara no están por la labor", argumentan en el PP catalán. Enric Millo sólo controla el partido en Girona y tiene pocas opciones. Las otras dos figuras, Andrea Levy y Dolors Montserrat (exministra de Sanidad) tienen cargos importantes en la Ejecutiva de Casado y no tienen intención de desafiarle. "Ser portavoz en el Congreso es uno de los mejores cargos que se pueden tener cuando se está en la oposición", dicen de Montserrat. "No va a presentar batalla".
Un partido en horas bajas
Fernández tiene por delante una tarea titánica: recomponer un partido que se ha vuelto residual en Cataluña. El PP obtuvo 19 diputados en 2012. En los comicios de 2015 bajó a 11 escaños y en las últimas elecciones, en diciembre de 2017, se quedó con 4 diputados y fue la fuerza menos votada del Parlament, a 10.000 votos de la CUP. El proceso independentista barrió la formación hasta el punto de dejarla sin grupo parlamentario propio, con las dificultades económicas y políticas que esto implica.
El problema, sin embargo, no solo es de números. Las fuentes consultadas reconocen que el mayor desafío será combatir la sensación de pesimismo que impera en el partido. Muchos cuadros intermedios y representantes locales ven a Ciudadanos como el caballo ganador en Cataluña y algunos están tentados a cambiar de bando. "Cuesta ser del PP en Cataluña hoy en día", reconoce un cargo local. "A muchos les da vergüenza y eso no lo veo con los que están en Ciudadanos".
El poder municipal también ha menguado. Las elecciones de 2015 supusieron un fuerte batacazo para los populares por la pérdida de sus dos principales bastiones catalanes: Badalona (216.000 habitantes, la cuarta ciudad más poblada) y Castelldefels (66.000 habitantes). El único ayuntamiento gobernado por el PP en Cataluña hoy en día es el de Pontons, un pequeño pueblo de 453 residentes.
El reto de Fernández llega, además, en un año en el que puede haber hasta cuatro contiendas electorales: las municipales, las europeas y la sombra de unas autonómicas o generales anticipadas. "Queremos que las municipales sean el primer paso de nuestra recuperación", explica un miembro de la Ejecutiva en Cataluña.
Hay esperanzas en una victoria de Albiol en Badalona –en 2015 ganó pero fue desbancado por una coalición de izquierdas– y, según explica este cargo, la apuesta de Ciudadanos por Valls en Barcelona le deja al PP mucho espacio a la derecha. "Van a por los votantes socialistas y nosotros encantados", explicaba esta semana.
Por ahora en PP descartan integrarse en la candidatura del exprimer ministro francés y desde la Ejecutiva se apuesta por un candidato propio. Lo que nadie se atreve a asegurar es que el actual líder de PP en Barcelona, Alberto Fernández-Díaz, repita como candidato y algunas voces apuestan por presentar caras nuevas, entre las que está muy bien posicionada la exdiputada Esperanza García.