Alberto Casero se queda solo: primera unanimidad en el Congreso para que el Supremo investigue al diputado del PP
El 6 de octubre el pleno dará luz verde definitiva al suplicatorio para investigar los indicios de delito por contratos firmados cuando era alcalde de Trujillo (Cáceres).
La Comisión del Estatuto del Diputado ha aprobado este martes un dictamen favorable a la concesión del suplicatorio pedido por el Tribunal Supremo para investigar al diputado del PP Alberto Casero y ha acordado elevar el asunto al Pleno del Congreso, donde se prevé se someta a votación el próximo 6 de octubre.
Según han informado a Europa Press fuentes parlamentarias, el suplicatorio ha salido adelante por unanimidad de todos los grupos presentes en esta comisión, que se reúne siempre a puerta cerrada.
En el encuentro no estaba presente el PSOE, puesto que su única representante en esta comisión, Adriana Lastra, que es la presidenta, está de baja por un embarazado de riesgo. Tampoco ha asistido el representante de Ciudadanos, Miguel Gutiérrez.
Sin alegaciones
La comisión había dado de plazo a Casero hasta este lunes para presentar sus alegaciones, pero el diputado ‘popular’, al que el Supremo achaca indicios de delito por contratos firmados cuando era alcalde de Trujillo (Cáceres), ha rehusado aportar su versión.
Según el Reglamento del Congreso, la Comisión del Estatuto del Diputado dispone de un máximo de 30 días hábiles para elevar una propuesta al Pleno de la Cámara, pero la decisión del afectado de no presentar alegaciones ha permitido acelerar el proceso.
Así las cosas, la previsión es que el Pleno del Congreso apruebe definitivamente la concesión de suplicatorio el día 6 de octubre, dando así vía libre a que el Supremo investigue a Casero.
En concreto, el magistrado Andrés Palomo quiere el suplicatorio para proceder penalmente contra el diputado del PP al ver indicios racionales de presuntos delitos de prevaricación y malversación, por determinados acuerdos y contratos de servicios que realizó como alcalde.
El diputado extremeño, un estrecho colaborado del ex secretario general del PP Teodoro García Egea que copó las primeras planas por su error que permitió aprobar la reforma laboral, era precisamente el representante del PP en la comisión que estudia los suplicatorios hasta que fue relevado en los cambios introducidos en el Grupo Popular tras la llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova. Ahora la portavocía está en manos de Ángel Luis González.
Todo a puerta cerrada
El debate y votación de los suplicatorios, tanto en la Comisión del Estatuto del Diputado como en el Pleno del Congreso, se desarrolla a puerta cerrada y sin transparencia. Los diputados tampoco están obligados a seguir consignas de voto ya que su voto es secreto. Sólo se da a conocer el resultado.
En el plazo de ocho días, contados a partir del acuerdo del Pleno de la Cámara sobre concesión o denegación de la autorización solicitada, Batet dará traslado del mismo a la autoridad judicial, advirtiéndole de la obligación de comunicar a la Cámara los autos y sentencias que se dicten y afecten personalmente al diputado.
El suplicatorio se entenderá denegado si la Cámara no se hubiere pronunciado en el plazo de sesenta días naturales, computados durante el período de sesiones, a partir del día siguiente al del recibo del suplicatorio.
Hasta ahora el Congreso ha aprobado 32 suplicatorios y ha rechazado 14 (dos de ellos sobre el mismo diputado). La última negativa del Congreso data de 1988 y se refiere a un contencioso por derecho al honor que tenía como protagonista al exministro socialista José Barrionuevo y el hermano de un etarra (el ahora arrepentido Soares Gamboa) por incluir sus fotos en carteles de Interior.