Ahed Tamimi: el icono de la resistencia palestina, libre
La adolescente, encarcelada por abofetear a un soldado israelí, sale de prisión tras ocho meses de encierro.
Ahed Tamimi vuelve a ser libre. Este domingo está previsto que la adolescente palestina salga de prisión, convertida en el icono de la causa de su pueblo tras abofetear a un soldado israelí y cumplir condena por ello. Tiene claro que va a volver a hacer dos cosas: pegarle patadas al balón -su sueño es ser futbolista- y pelear por otra libertad, la de su pueblo -que a día de hoy parece también un sueño-.
Atrás quedará el tiempo en la cárcel de Sharón, al norte de Tel Aviv, donde ha pasado ocho meses de prisión, la pena que acabó acatando para y a la que se sumó una multa de 5.000 séqueles (1.168 euros).. Un tiempo que ha pasado en una celda en la que había otras 11 menores. Estaba acusada de atacar a las fuerzas de seguridad, tirar piedras, participar en manifestaciones violentas, amenazas e incitación. ¿Todo eso por lo que se ve en este vídeo?
No. Una vez detenida, Tamimi se vio procesada también por hechos de años pasados, ya que la joven pertenece a una saga muy conocida de la localidad cisjordana de Nabi Saleh en la que mayores y pequeños son activistas contra la ocupación, de una u otra manera. Su abogada, Gabi Lasky, denunció que Israel fue sacando de la chistera todos estos antecedentes como represalia y para pintar a la joven como alguien "peligrosa" que no podía estar en prisión. Mientras los medios israelíes mostraban precisamente esa cara, la desafiante, en Palestina Ahed se convertía en el rostro amable de la resistencia. Los jóvenes, lejos de ser disuadidos con su condena, la miran como un ejemplo. Juana de Arco, Ana Frank y Nelson Mandela son los referentes con las que se la compara en las redes sociales y los muros.
El pasado abril, Basem Tamimi, el padre de la menor, denunció que la chica fue sometida a "acoso psicológico y físico" en un interrogatorio israelí, que se llevó a cabo sin presencia de abogados ni progenitores, y del que mostró una grabación. "Durante los primeros diez días de interrogatorio, (Ahed) estuvo sometida a tácticas que no cumplen la legislación internacional ni humanitaria", declaró en una comparecencia ante la prensa. Las rondas de interrogatorio, denunció, implicaron tácticas de acoso físico y psicológico, aislamiento, traslados constantes entre celdas e incluso que fuera internada en lo que denominó como "una celda fría", pequeña y con baja temperatura.
Según ha trasladado su familia a la prensa internacional, Ahed ha estado todo este tiempo matando las horas en prisión leyendo novelas, preparándose para el tawjihi -el examen local de acceso a la universidad-, haciendo deporte y, siempre que puede, buscando la compañía de su madre, Nariman, encerrada en el mismo centro por cinco delitos, que también incluyen agresión a soldado. La mujer salió en defensa de su hija cuando los soldados se encararon con ella y acabó igualmente procesada. También ella podrá ahora salir en libertad.
Su padre, Basem, que es activista y exprisionero de Israel, no las ha visitado porque no puede obtener un permiso para entrar en el país. No obstante, sostiene que los familiares que sí han podido hacerlo han encontrado a la niña "fuerte mentalmente", informa la BBC.
Un pueblo que no baja los brazos
Tras la dura experiencia de la Segunda Intifada, la villa de Nabi Saleh (a unos 10 kilómetros de Ramala, la capital administrativa cisjordana) se sumó en 2009 al movimiento de la "resistencia no violenta", con el vértice de sus protestas en manifestaciones contra la apropiación de la colonia judía de Halamish de un manantial usado por los residentes del pueblo durante generaciones.
Este contexto puso a Ahed, una niña de nueve años entonces, frente a frente a la ocupación: arrestos, soldados en las calles, cañones de agua de olor nauseabundo, granadas de estruendo, gas lacrimógeno, balas recauchutadas y hasta munición real como la que mató a su tío Rushdie, de 31 años, en 2012.
Nabi Saleh se convirtió en un icono al que activistas y curiosos de todo el mundo que pasaban por Cisjordania se acercaban para conocer a una familia que ya forma parte de la historia reciente de Palestina.
Los Tamimi fueron retratados en 2013 en un artículo del New York Times que planteaba si no sería en esa pequeña localidad de 600 habitantes, rodeada de asentamientos, donde estallaría la Tercera Intifada.
La llamativa melena, los ojos claros y el rostro congestionado por la ira de Ahed fueron difundidos en los medios durante años, al igual que el resto de niños del pueblo, que por decisión del clan fueron incluidos en actividades de protesta "para ayudarles a procesar su realidad". Así, allí los menores impiden o presencian los arrestos de familiares o se enfrentan a soldados pertrechados.
Ante ellos, Ahed muestra una entereza y seriedad impropias de una adolescente que en sus ratos libres juega al fútbol u organiza coreografías de Rihanna con su prima Jana, otra niña-fenómeno de la localidad que, a sus 11 años, es conocida como "la periodista más joven del mundo".
Su actitud le ha valido menciones de honor del presidente palestino, Mahmud Abbas o el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, y ha inspirado al artista irlandés Jim Fitzpatrick, autor del icónico retrato en blanco y negro del Che Guevara, para convertirla en una heroína de póster bajo la leyenda: "Hay una Wonder Woman real".
Ahora mismo otro artista, el italiano Jorit Agoch, está acabando de pintar en el muro levantado por Israel en Cisjordania, a su paso por Belén, un mural inmenso con su rostro. "He querido pintar a lo grande este símbolo de la ocupación palestina. Para que no pase nunca más", concluye. Desde este domingo, Ahed podrá ir a verse sobre el hormigón que aísla su tierra.