Así funcionan las agencias matrimoniales en tiempos de Tinder

Así funcionan las agencias matrimoniales en tiempos de Tinder

Las empresas señalan que gracias a las 'apps' han aumentado su negocio por las "decepciones" de sus clientes.

Cupido buscando pareja en un ordenador portátil.Anna Lukina via Getty Images/iStockphoto

Además de escuchar comentarios como “a ver cuándo te vas a echar un novio/a” o “hay muchos peces en el mar”, los solteros y solteras en pleno 2022 se enfrentan a otra frase, que ha pasado a convertirse en un tópico contemporáneo: “Pues bájate Tinder”.

Lo cierto es que las apps para ligar se han convertido en la herramienta más popular entre jóvenes y no tan jóvenes a la hora de encontrar pareja. Según datos de una investigación de Pew Research, el 40% de las parejas heterosexuales en EEUU se conocen a través de internet, por detrás quedan los nexos sociales que hasta hace unos años eran los más populares: los amigos (20%) y el trabajo (12%). Además, esta cifra aumenta conforme menor es la edad de los singles ya que este estudio apunta a que el 50% de los jóvenes las utilizan.

En España, la cifra de usuarios también muestra una gran popularidad en el caso de Tinder, la más usada. Está en los móviles del 9% de hombres y el 5% de mujeres, según datos de Nestquest recogidos por El País. Por edades, de 20 a 24 años, la utilizan un 15% y de 25 a 34 un 12%.

Sin embargo, más allá de estas aplicaciones de contactos y de las relaciones sociales propias de reuniones con amigos, compañeros de trabajo, etc, hay otra ventana abierta para los solteros: las agencias matrimoniales. Aunque su nombre, tal y como explica María del Carme Banús, fundadora de la agencia SamSara de Barcelona, “ha perdido vigencia porque nadie viene buscando casarse”, el negocio sigue ahí y poco tiene que ver con la imagen de un catálogo con fotos plastificadas de candidatos.

Según cuentan desde las agencias matrimoniales consultadas, lejos de vivir un momento de crisis, han encontrado un público importante entres las personas que han vivido “historias de terror” o que están desencantadas con tratar de encontrar pareja estable por apps u online.

“Una gran mayoría de las personas que acuden a Lazos vienen de las redes sociales, hay un porcentaje minoritario que son quienes optan por la agencia matrimonial como primera opción pues porque no les gusta la exposición pública que pueda haber en las redes o no están de acuerdo con ese sistema de buscar pareja, pero eso es una minoría”, explica Alicia López, directora de la agencia Lazos que cuenta con sedes en 12 ciudades de España, quien apunta a que estas personas vienen con la idea de “haber perdido bastante tiempo” y haberse llevado “bastantes chascos”. “Nos viene mucha gente del mercado de las redes, que son personas que buscan pareja serie y en las redes igual se está buscando una pareja ocasional o un tema sexual y aquí no, aquí se busca algo serio y a largo plazo”, indica.

Ese fue el caso de Á., un hombre que acudió a la agencia Harmony en Madrid después de 10 años divorciado y una última relación en una agencia online. “No buscaba nada virtual, sino transparente y real”, explica. “En la lejanía y con el anonimato se pierde la verdadera esencia de lo que buscamos en una pareja. Se pueden tener cientos de contactos, experiencias y relaciones que tan sólo aportan eso... experiencia en relaciones ‘ligeras’. Y eso no era lo que yo quería ni buscaba” apunta.

Nos viene mucha gente del mercado de las redes, que son personas que buscan pareja serie y en las redes igual se está buscando una pareja ocasional o un tema sexual y aquí no, aquí se busca algo serio y a largo plazo
Alicia López, directora de Lazos

Banús también se ha encontrado con clientes así en SamSara. “Muchas personas tras el like que dan, cuando conocen a la persona físicamente ven que no es así. Vino una persona de Girona diciendo que había quedado con otra, pero se había quitado 10 años y le dijo que no quería ni un café porque le habían engañado. Fue cuando vino a buscarnos, porque no quería que le pasara nunca más”, recuerda.

“Obviamente, no todo el mundo que esté en las redes miente, eso sería ridículo decirlo, pero en general o al menos las personas que vienen a nosotros, vienen frustradas por el tiempo que invierten y por la decepción”, indica. “Se quejan más señoras que señores de que los hombres que conocen le dicen que sí, que quieren una relación estable, pero luego se demuestra que quieren otra cosa”, advierte.

Las tarifas oscilan entre los 900 euros de un único pago anual en lazos y los 7.000 de algunas agencias más exclusivas. Sin embargo, una de las premisas de SamSara y Lazos es que son asequibles para todo el mundo.

En este último caso, Banús recuerda el caso de un hombre de unos 37 años que acudió con lo que había gastado con apps de citas de pago durante un año y era más que la tarifa de su agencia.

Cabe destacar que la versión de pago de las apps como Meetic o Tinder cada vez es más popular y que, gracias a ellos y a la publicidad, grandes grupos como grupo Match Group (dueño de aplicaciones como Tinder, Meetic, Hinge o Match.com) ganan unos 45 millones de euros en España, según datos de Statista.

En cuanto al perfil de persona que acude a este tipo de agencias, más allá de personas que han acabado desencantadas con buscar su media naranja al otro lado de la pantalla, las agencias cuentan con perfiles variados que han ido evolucionando con el paso de los años.

Banús señala que cuando fundó SamSara en 1995 el perfil era más joven y buscaban casarse y tener hijos. “Esto hoy en día no ocurre, ni para bien ni para mal. Las personas que vienen, tengan la edad que tengan, lo que quieren es encontrar una pareja que se gusten y se puedan enamorar y luego la vida dirá”, indica.

En su agencia, cuentan con perfiles que van desde los 30 años con un perfil ejecutivo alto a su cliente más mayor, de 86 años. “Es un señor muy vital, comentó que tiene cuatro hijos que le dicen de ir con él el fin de semana, pero él dice que no, que quiere una pareja para ir a un buen restaurante, al Liceo, al Palau de la Música. Dice ’quiero vivir mi vida y mis hijos, la suya”, detalla.

En el caso de Lazos el perfil es más bajo, algo que sorprende incluso a López. “Hace años diría que normalmente entran a partir de 30 o 32 años, pero ahora la edad va bajando y tenemos gente de hasta 22 o 23 años, que se están apuntando a la agencia, algo que nos extraña porque también creemos que es un reflejo del papel que han estado haciendo las apps para citas porque ha hecho que la gente busque otra forma alternativa de conocer personas y no solamente el método tradicional”, señala. “Realmente damos las gracias a estas aplicaciones porque han roto el tabú de que el amor puede aparecer de repente y no, el amor hay que buscarlo”, reflexiona.

A partir de los 45 o 50 años, con un alto porcentaje de divorciados, te suelen insistir en que no quieren convivir, que no quieren casarse, que buscan compartir buenos momentos, tener un compañero/o de vida
Carmen Del Valle, fundadora de Harmony

En el caso de Harmony, el perfil es más concreto, buscan personas de nivel económico y social alto, a las que se acercan previamente gracias a la publicidad personalizada de Google. “Tenemos clientes desde 28 años hasta de 70 y 75, pero en esos extremos son los menos. El grueso de la base de datos está entre 40 y 55 años, pero tenemos un poco todo el espectro de edad. Entre 30 y 40 tenemos bastantes clientes, que buscan formar una familia y tener hijos y ahí normalmente no admiten que la otra parte tenga hijos, etc”, indica su fundadora Carmen del Valle, quien apunta a que reciben más mujeres que hombres —en un 60% frente a un 40%— y que, con el paso de los años las necesidades van cambiando.

“A partir de los 45 o 50 años, con un alto porcentaje de divorciados, te suelen insistir en que no quieren convivir, que no quieren casarse, que buscan compartir buenos momentos, tener un compañero/o  de vida. Ahí ya tienes la vida hecha, hay hijos, es otra idea”, señala. “Luego a partir de 60 o 65 años sí que se busca otra vez convivir, que se ha dejado de trabajar y se inicia una etapa nueva que puede ser muy bonita si se tiene salud sobre todo, se busca otra vez ese compañero para compartir el día a día”, añade.

Con respecto a la orientación sexual, tanto Harmony como Lazos se muestran LGTBIfriendly mientras que SamSara limita su negocio únicamente a parejas heterosexuales. Desde Harmony recalcan que los homosexuales son bienvenidos y se adaptan al carácter exclusivo de la agencia. “Cada vez tenemos más homosexuales e insistimos mucho en que no discriminamos a nadie, lo recogemos en nuestro contrato, ni credo, ni inclinación sexual o raza. Tenemos bastantes gais porque si para los heterosexuales es difícil, muchas veces más aún. El porcentaje es menor, porque hay menos, pero sí que es un público que nos gusta mucho, que cuando tiene un buen nivel no duda en pagar los honorarios”, explica Del Valle, quien recalca que se trata de una agencia para gente de alto nivel adquisitivo. 

Uno de los puntos fuertes que destacan las distintas agencias matrimoniales es que tienen un trato personalizado frente al trato prácticamente homogéneo de las apps de citas que funcionan, en muchos casos, ofreciendo un perfil que se adapta a lo que el cliente pide, pero también en base a un algoritmo a raíz de los match.

De ahí que, en lugar de un cuestionario, los clientes que busquen encontrar su pareja a través de una agencia matrimonial pasan una o varias entrevistas con los responsables de las mismas. En Lazos indican que tras esta entrevista se les instala una aplicación de mensajería a través de la que van presentándoles a sus citas.

“A partir de ahí no tienen límite ni citas ni de tiempo para conocer personas y una vez que encuentre la persona indicada, tiene un año que según nuestros estudios internos, es lo que dice que una pareja tiene visos de futuro, que es ya cuando se han roto las barreras de la intimidad, de conocer el entorno del otro, su familia, amigos, etc”, señala López.

Sin embargo, López advierte de que en Lazos no eligen a todos los clientes y que muchos no pasan la entrevista inicial. “Hay que discriminar a las personas que vengan con disfunciones psicológicas o que no estén preparadas para encontrar parejas”, avisa. “Hay gente que le decimos que tiene que cambiar la actitud o que no puede hacer cosas porque así no va a encontrar pareja. Es difícil que la gente acepte que tiene defectos. Por ejemplo, vemos adicciones es bastante habitual hoy en día, nosotros somos psicólogos y lo vemos”, recalca.

  Parejas haciendo match en Tinder.Mykyta Dolmatov via Getty Images/iStockphoto

En el caso de SamSara los clientes pasan dos entrevistas: una con uno de los psicólogos de la agencia y otra de date coaching con Banús. “Hay otra persona en la agencia que hace de Cupido y que dice quién presentamos a quién, pero con un conocimiento profundo de cada uno, hacemos además un test de personalidad que devolvemos a los clientes, que nos da muchísimo conocimiento de cada uno para dar con personas adecuadas”, indica y recalca que lo que quieren ser es “el amigo de confianza que te presenta a una cita”. En esta agencia también cuentan con un seguimiento de un año y si, la cita no funciona, al igual que en Lazos, buscan a otro candidato o candidata.

“Por ejemplo, la semana pasada vino un señor y el lunes ya llamaron el y ella diciendo que se habían gustado y que querían parar presentaciones. A este señor obviamente, mientras continúa saliendo con esta persona, y esperemos que podamos consolidar la relación, no vamos a presentarle a nadie más. Pero si mañana nos llama y nos dice que no lo ve claro, lo activamos y volvemos a hacerle presentaciones hasta que decida, durante un año, si quiere volver a pararlas”, explica.

Otro escalón a solventar por parte de las empresas son las distintas exigencias o cualidades esperables tanto físicas como de estilo de vida. Aunque, en el primer caso, no suele ser lo que decida la cita, ya que a diferencia de las aplicaciones no se le muestra una foto del candidato o candidata al cliente.

En Lazos en la entrevista que se les realiza a los clientes sí que se les pregunta lo que buscan como pareja también físicamente, eso está claro. Porque si hay una persona que no le gusta que sea más baja que otra, por mucho que todo sea maravilloso, pues no. Hay unas líneas rojas que todos los clientes nos marcan, pero aquí no se viene a ‘solo un físico’ sino a una personalidad y, es más, nosotros teniendo en cuenta esas líneas rojas lo que hacemos es unir a las personas por estilos de vida, nos parece que es lo que indica que una pareja sea exitosa”, explica López. “Esto es una cosa mucho más seria y más personal, no tan frívola como un like o decir ‘este me gusta’ o ‘este no’ o una foto que puede ser de fotomatón”, asevera.

En SamSara, Banús explica que la gente va “buscando pareja con la cabeza, pero la encuentra con el corazón” y recuerda que su experiencia profesional hace que pueda emparejar a las personas que tienen en la base de datos aunque al principio no puedan parecer compatibles. “Igual no coincide con lo que la otra persona pide, pero es mi trabajo llamarla, convencerla para que se conozcan y se tomen un café y se den permiso para conocerse. Muchas veces me llaman para darme las gracias porque cuando dos personas se gustan, está más allá de que uno mida uno 1,70 o 1,85”, recalca y señala que es “un tema energético”, lo que popularmente se conoce como química. 

Igual no coincide con lo que la otra persona pide, pero es mi trabajo llamarla, convencerla para que se conozcan y se tomen un café y se den permiso para conocerse
María del Carme Banús, fundadora de SamSara

Más allá del físico, las personas que tratan de buscar pareja se encuentran con otras exigencias que van desde la religión a la ideología política o el nivel de estudios. De hecho, este tipo de sesgos hace que proliferen agencias matrimoniales especializadas en sectores como los judíos ortodoxos en EEUU o las que ofertan servicios para clases altas en EEUU o Alemania. “Hay algunos que vienen de otras agencias y se quejan de que las presentaciones no eran adecuadas, entonces nos esforzamos mucho porque cumplan premisas como, por ejemplo, la ideología política que es un caballo de batalla. Lo cuidamos para que cada presentación sea adecuada y sea en sí cada una susceptible de convertirse en pareja”, explica Del Valle, quien recuerda que los principales criterios son muchas veces si la pareja tiene o no hijos anteriores.

Además la responsable de Harmony apunta a que las exigencias varían en muchos casos entre hombres y mujeres. “Nuestro público tiene un nivel cultural, académico y profesional alto, y piden lo mismo. Es verdad que los hombres son más flexibles en ese tema, en cuanto al nivel, y le dan más importancia al físico y para las mujeres sí es muy importante ese nivel profesional, económico, cultural que sea muy similar o superior el de su pareja”, señala.

López recuerda que, entre otros factores, sí que encuentra clientes católicos que buscan a alguien igual de creyente. “Los estilos de vida los marca eso también. Para una persona creyente, si quiere formar una familia con gente que no lo es por cómo quieres educar a tus hijos, los colegios y demás. Eso se ve con gente más joven. En la política también, hay gente que nos dice ‘yo soy de izquierdas y quiero gente de izquierdas’. Sobre todo en edades jóvenes que quieren formar una familia y buscan el padre o madre de sus hijos y que sea todo bastante uniforme”, indica la directora de Lazos, quien apunta a que el porcentaje de éxito es un 80% entre seis meses y un año de estar conociendo personas. 

Dentro de las agencias matrimoniales, ha surgido un nuevo fenómeno en los últimos años llamado matchmaking, un sobrenombre que llevan en su empresa tanto SamSara como Harmony pero que en España abanderan otras como Alcanda Matchmaking.

Según se define en la web de SamSara, este método es “el arte de emparejar personas para una relación de pareja feliz y satisfactoria”. Bajo este término no habría mucha diferencia con la premisa de encontrar pareja y los métodos de las agencias matrimoniales tradicionales, este negocio se orienta a un público de clase alta, concretamente ejecutivos de grandes empresas.

Según contaba la CEO de Alacanda Matching, Verónica Alcanda, en una entrevista en El Mundo, entre sus clientes están ejecutivos y ejecutivas del Ibex 35. Dentro de los puntos fuertes de estas agencias destacan la personalización del cliente y la búsqueda de un candidato o candidata afín.

“Tenemos una base de datos muy amplia y la base de nuestro servicio es el trabajo personalizado, eso es lo que nos diferencia de otras agencias, tan importantes son las presentaciones que hacemos que intentamos que de verdad sean adecuadas y que encajen con las premisas del cliente”, señala Del Valle sobre Harmony. 

Sin embargo, desde Lazos apuntan a que es el mismo servicio, que se ha hecho siempre, pero este negocio se orienta a gente de alto nivel. “Son personas que hacen capturas para millonarios que cobran por una inscripción como 3.000, 5.000 o 6.000 euros. Una persona normal no paga ese dinero por encontrar pareja, nosotros hemos puesto un precio medio al que puede acceder cualquier persona viendo el servicio qué es y el trabajo que hay detrás”, explica.

El cambio de nombre, las distintas estrategias de marketing y que las empresas consultadas digan que “no hay competencia y que su servicio es único” muestra que el encontrar pareja mediante una persona que te encuentre a tu media naranja está mucho más de actualidad que en la Celestina y que hacer slide entre perfiles de Tinder no es lo único que se ofrece a los solteros.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es