A Telecinco: por qué no se puede sorber y soplar
"Vosotros tenéis todo el derecho a hacer la tele que queráis y nosotros todo el derecho a cuestionaros".
A ver, querida Telecinco, querida Mediaset en general: sois la cadena líder de audiencia de España, el grupo de comunicación que más dinero obtuvo el año pasado. Tenéis poder, popularidad, pasta, sois los dueños y señores del entretenimiento, los reyes del reality; habéis conseguido premios prestigiosos y cierta defensa entre ciertas élites, porque siempre hay un grupo de intelectuales (que por cierto no suelen veros, ellos son más de CNN) que consideran que vuestro controvertido contenido televisivo es digno de ser tenido en cuenta “porque mucha gente lo ve”, confundiendo la democracia cuantitativa con la cualitativa.
Sigamos. Lograsteis con el documental de Rocío Carrasco que feministas de pro, ministras, medios y periodistas de todo tipo os apoyaran (me incluyo) y reivindicáramos el logro: si una sola mujer había conseguido denunciar gracias a poner sobre la mesa un asunto tan sensible, tan peliagudo, como el del maltrato, estaba justificada la espectacularización total que finalmente llevasteis a cabo con ese tema.
Luego os cargasteis toda la buena intención con asuntos varios, todos lo sabemos. El más letal, ese especial de Olga Moreno, Ahora, Olga, lo llamasteis, con dos cojones. Pero no pasó nada. Nadie os retiró el apoyo en publico. Una cosa no tenía nada que ver con la otra, parece ser.
Todo eso lo tenéis. Conseguís, además, que algunos os teman (a mí, por ejemplo, me dan miedo algunos presentadores de vuestro grupo porque sus NO reglas del juego son espeluznantes). Sé de actores, comunicadores, artistas varios que fliparon al verse criticados en vuestros programas, tras opinar, con sentido crítico, de vuestro universo. Algunos se reservan los comentarios porque no quieren verse puestos en evidencia.
A mí también me incomoda, pero bueno, digamos que me va en el cargo. Más cosas que tenéis a vuestro favor: lográis comprar voluntades con cuantiosas cantidades de dinero. Tenéis un emporio mediático de gran calado. El más contundente, el más libre de prejuicios, de escrúpulos, el más potente. Jugáis al juego televisivo y extra televisivo que queréis con las normas que más convengan. Y nadie os tose. El público sigue más o menos fiel y vuestras cuentas corrientes siguen creciendo.
Vosotros tenéis todo el derecho a hacer la tele que queráis (estaría bien acogerse a mandatos, a decretos, a regulaciones, a conceptos éticos, pero bueno, igual no se puede tener todo) y nosotros, espectadores, analistas, público que os ve y que no os ve, tiene todo el derecho a cuestionaros, a poner en solfa vuestros desvaríos, a señalar vuestros desfases.
Cuento todo esto este martes (no descubro nada nuevo, nada que no se sepa, nada que no sepáis), porque lo del sábado en el Deluxe, con la entrevista a Pepe Navarro, me asombró, yo que ya me asombro de pocas cosas en estos formatos. Pero el sábado os vi y dije “esto es too much”. Empecé a recibir WhatsApp con mensajes y tuits de gente diversa, compañeros, colegas, gente que me advierte a mí esperando que yo alerte al mundo. Suscribo esto de los responsables de Bluper.
Así que, resumiendo, queridos compañeros: tenéis gloria, audiencia, poder dinero, popularidad. Dejad pues para los demás el prestigio, la reputación, la buena reputación. Dejad todo eso para unos cuantos infelices que creen que el periodismo, la lucha por las causas decentes, el entretenimiento, puede ser de otro color, más apagado, menos brillante, más sensato, más calmado, peor pagado.
Ni con el feminismo, ni con la violenia de género, ni con nada en general, se puede, queridos, sorber y soplar.