A la final del mundial en sanidad… pero volvimos a caer en cuartos en educación
La vuelta por vacaciones a España puede ser por partes iguales un placer, o un dolor de muelas.
Aquellos que llevamos largo tiempo fuera de nuestro país somos en muchas ocasiones los más fieros críticos de cómo funcionan las cosas… de ese ritmo, de ese “mañana”, de esas maneras que antes nos parecían lo más normal del mundo y ahora las vemos como falta de educación, o de modales.
Muy pronto, a los que emigramos, nos queda claro que nuestras ciudades parece que se han quedado estancadas en un tiempo muy anterior… Quizás es por nuestras ganas de que aquello que nos gusta en nuestros destinos actuales se copie rápidamente en la ciudad de nuestra infancia.
El soltar un sorry cuando por accidente empujas a alguien sale sin pensar, y en los bares y tiendas parecemos “demasiado” educados tras agradecer cualquier interacción con los dependientes.
La eterna comparación es en algunos casos hecha a nuestro beneficio. Si hay algo en lo que España gane a nuestros nuevos países, buscamos alguna excusa rápido.
Un ejemplo es el sistema educativo. Yo me he convertido en fan del sistema británico, sin sus miles de deberes y listas de reyes godos a memorizar, con un aspecto más lúdico y práctico, y con un mayor énfasis en ciertas habilidades como las de presentar en público, la investigación y una gran cantidad de recursos para enseñar de una manera más interactiva…
No fue lo mismo cuando llegabas como estudiante Erasmus y te sentías un ser superior en una tierra llena de estudiantes incultos e ignorantes, ya que no conocían ni por el forro el índice de Gini, o detalles básicos sobre asientos contables.
Y esa parte de estadística, o contabilidad, o matemáticas no lo conocían, ni falta que les hacía para su futuro laboral, pero eso no quita que quizás un mayor nivel de conocimiento no sea negativo nunca.
Ese nivel de conocimiento mayor exige un mayor esfuerzo que en muchas ocasiones no será recompensado en el ámbito laboral, y más aún cuando creamos miles de licenciados que engrosan el paro sin más y jamás trabajarán “de lo suyo”.
¿Cuántos contables no necesitarán jamás el conocimiento de integrales de segundo grado, o estadística para desempeñar su trabajo futuro? ¿Cuántos estudiantes de derecho, sufrieron Derecho Romano sin que ello haya ayudado ni un ápice en sus trabajos actuales?
Pero, aun así, en conversaciones en España, se dan las situaciones en las que tratan de saber cuánto sabe tu niño de matemáticas o ciencias, para comparar con los de aquí.
Estas comparaciones en las que se demuestra la capacidad de retención y sacrificio, no se ve recompensada en el informe PISA, donde Reino Unido y su falta de deberes no impiden que supere a España en las 3 áreas que se analizan (Matemáticas, Ciencias, y Lectura).
Pero hay áreas, en las que ocurre a la inversa, y son los británicos los que establecen, por ejemplo, que poseen el mejor sistema sanitario del mundo, sin haberlo ni si quiera comparado con ningún otro. Es algo que como ciudadano en Reino Unido escuchas de continuo. El NHS es la joya de la corona, y solo cuando experimentan, por accidente o enfermedad, otros sistemas como el español, se dan cuenta de que aun siendo un sistema público al que hay que aplaudir por sus esfuerzos ante recortes presupuestarios constantes, no tiene muchas áreas en las que aventaje al sistema español.
Como emigrante saco pecho por el sistema educativo de mi país de acogida, y por el sanitario de mi país de origen.
Y así en todo. Una comparación, y una esperanza de que nuestro país, llegue cuanto antes al nivel “europeo” en muchos ámbitos, incluyendo económicos, manteniendo eso sí, la distancia en aquellas áreas, que las hay, en las que lo hacemos mejor que el resto de países en nuestro entorno.
Estaría genial si la capacidad de crear investigadores, fuera similar a la capacidad de que las empresas invirtieran en más investigación, o en su defecto, que el Gobierno central o autonómicos se pusieran a trabajar en hacer que ese capital humano que sale gratis de nuestro país se quedara en España para hacer que avancemos.
Estaría genial si nuestros autónomos en España pagaran lo que pagan los autónomos en Reino Unido, y no empezaran con un saldo negativo de 280 euros todos los meses por pagar una cuota que no es relativa a los ingresos.
Estaría genial que nuestras universidades avanzaran a un modelo de aprendizaje, dejando atrás la memorización y la competición de quién estudia más y miraran más al exterior, entendiendo que menos horas de memorizar y más de practicar y presentar en público quizás provean a nuestros estudiantes de unas habilidades más demandadas que el haber pasado un examen hace 8 meses, del que te acuerdas del 20% de lo estudiado.
España ha de saber lo que hace bien y seguir empujando en ser primera potencia en ciertas materias, y trabajar en recortar la desventaja en aquellas en las que aún no destacamos. El capital humano lo tenemos, del capital político ya lo dudo más.