7 respuestas para 7 preguntas que todos nos hacemos de cara a la Navidad
¿Qué hacer con las cenas de empresa? ¿Pedir una prueba a quien vaya a cenar a casa? ¿Qué pasa con los familiares no vacunados?...
Sin disimulo por estar ya en diciembre, la Navidad está aquí. Calles iluminadas y colapsadas de paseantes, villancicos non-stop en megafonías, radios y tiendas y sobre todo planes de fiesta que, otra vez, vuelven a verse condicionados por el coronavirus.
El aumento de casos e incidencia y la aparición de la variante ómicron han cambiado en el último mes un panorama que se antojaba más tranquilo. La situación epidemiológica ha devuelto al debate la posibilidad de limitar las celebraciones. El Gobierno descarta adoptar restricciones y confía en el altísimo porcentaje de vacunación, aunque habla de recomendaciones como reducir el número de participantes en esas fiestas. En cambio, las comunidades sí se mueven exigiendo el certificado covid en espacios públicos, para asegurar la entrada solo a la población vacunada.
El problema viene de puertas para adentro. ¿Qué se puede hacer? Todo. ¿Cómo hacerlo? Esa es la gran duda a la que se enfrentan millones de familias. “Ante estas cuestiones que están en la calle es muy difícil establecer qué prácticas y en qué condiciones son seguras y cuándo no, porque no tienen una respuesta de sí o no. A más personas, a menos ventilación, a más gente sin vacunar, mucho más riesgo, pero no hay un punto límite”, explica el epidemiólogo Mario Fontán a El HuffPost.
Se acerca Nochebuena y quien más, quien menos, todo el mundo se repite estas mismas preguntas:
1. ¿Sirve hacerse una PCR o un test de antígenos antes de Nochebuena y Nochevieja?
Sirve, confiesan los expertos, que la consideran útil porque reduce los riesgos pero asumen que no es la solución definitiva, porque su efectividad no es del 100%. Además, no evitaría contagiarse de otra persona que pueda tener el virus, aunque no lo sepa, y se mueva en un ambiente cercano. Y se plantea la figura de la “falsa seguridad”.
“Una prueba antes de una reunión tiene un planteamiento erróneo”, explica de inicio Mario Fontán. Aclara que “una prueba negativa no es un vale para hacer prácticas de riesgo, porque no implica que no estés incubando algo o que horas después de tu prueba no vaya a surgir la infección. Como mucho valdría para saber que eres positivo y aislarte de inmediato. Ahora, ante un negativo habría que actuar con las mismas precauciones que sin la prueba”.
La polémica de si un test vale para irse de cena la alimenta también Madrid, con una estrategia que pasa por ofrecer un test a cada ciudadano para hacérselo estas Navidades.
2. ¿Tiene sentido pedir la mascarilla en interiores si se van a quitar durante toda la comida?
Sí. El mensaje de Sanidad es idéntico desde hace tiempo, recordar que la mascarilla en interiores es obligatoria (siempre que no se esté bebiendo o comiendo) y que jamás ha dejado de serlo. Menos aún en plena tendencia ascendente sostenida desde hace semanas y con la amenaza de ómicron.
El doctor Fontán tira de “lógica” al pedir usarla, especialmente en reuniones que se alargan entre postres y copas. “A más tiempo sin ella, más riesgo”. Mejor llevarla todo lo que se pueda, especialmente cuando se comparta mesa con varias burbujas de convivencia diferentes.
3. ¿Deben celebrarse cenas de empresa y, de hacerse, en qué condiciones? ¿Y viajes con amigos?
No hay una respuesta absoluta; hay recomendaciones. Y estas van por no celebrar eventos así en 2021. Lo explican a El HuffPost los epidemiólogos Manuel Franco y David Bernardo, para quienes sería buena idea dejarlos para 2022. “Me encantaría irme de juerga con mis compañeros, pero no lo voy a hacer. Somos muy conscientes del riesgo”, comenta Franco, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.
Su colega Bernardo habla de su caso, de “grupos burbuja de familia para interiores y, para el resto de gente, citas en exteriores para minimizar riesgos”.
Sanidad, por su parte, ha pedido limitar la presencia de participantes en los eventos navideños públicos y sociales. Esto afecta al gentío en las calles, pero también a cenas como las de empresa o viajes. Cataluña se mueve en términos similares. Este martes, su portavoz, Patrícia Plaja, ha explicado que “el Govern no recomendará que no se hagan cenas de Navidad, pero sí recomendamos evitar todos los riesgos. Si se puede minimizar el riesgo de contagio, siempre será bueno”.
4. ¿Qué hacer con los familiares o compañeros no vacunados: cenar juntos o limitar el contacto?
Es un debate tan epidemiológico como ético. A nivel sanitario, una de las más claras es la viróloga del CSIC, Margarita del Val, que defiende que los no vacunados “no deberían asistir” en la actual situación.
Entre la comunidad médica el mensaje mayoritario es algo más diplomático; se aboga por la reducción de contactos de riesgo y la protección apoyándose en medidas de seguridad como las mascarillas o la mayor ventilación en la sala, sin entrar directamente a dar una respuesta tan contundente. La evolución de cada territorio o la situación de cada familia pueden ser factores a analizar, casa por casa.
5. ¿Se puede dar un beso a los abuelos?
Sanidad repite que no hay motivo para impedir eventos o limitar actividades, pero ha puesto unos deberes muy claros para Navidad: acelerar la tercera dosis a los 16 millones de población más vulnerable. Esto incluye a los mayores, que, con una dosis de refuerzo ya estarían blindados ante el virus. Esa protección extra puede ser un buen apoyo a la hora de saludarse más efusivamente.
6. ¿Ventilación en el interior de la casa durante las celebraciones sí o no?
Esta es una de las cuestiones que menos ha cambiado en año y medio de pandemia: se mantiene la necesidad de ventilar los espacios de convivencia, especialmente en el caso de lugares muy poblados como pueden ser los salones en Navidad.
Uno de los sanitarios más conocidos es el médico César Carballo, que ha publicado su particular ‘guía de seguridad’ de cara a las Navidades e incluye un medidor de CO2 y una buena ventilación de la sala, tratando de equilibrar el ambiente pese al frío de las fechas para poder sentarse a la mesa con menos riesgo de infección.
Para su colega Mario Fontán es otra medida de simple lógica. A menor ventilación en un ambiente poblado y sostenido en el tiempo el riesgo sube, comenta. Por ello pide cuidar la ventilación, especialmente si se va a relajar el uso de mascarillas.
7. ¿Es conveniente encerrarse unos días en casa antes o después de los festivos para reducir los riesgos?
Fontán responde con contundencia: “Lo veo ingenio”. No considera útil la estrategia de Portugal, que del 2 al 9 de enero obligará a un semiconfinamiento tras la Navidad con el cierre de prácticamente toda la actividad, de las discotecas a los colegios, y con la obligatoriedad del teletrabajo.
“Asumimos que la gente va a hacer determinadas cosas y no lanzamos un mensaje de prudencia, sino que evitamos riesgos que vengan después como si estos riesgos se pudieran controlar o como si la transmisión de Navidad no se pudiera propagar una semana después por mucho que te encierres casi todo el tiempo”, continúa el epidemiólogo.
Para el doctor, “lo que no podemos trasladar es que pueda haber trabajo presencial normal, que la gente salga de copas y de fiesta sin problema y pedir luego que se encierren. Igual habría que lanzar ciertos mensajes y alguna medida con un menor impacto como fomentar el teletrabajo en los días previos”, una propuesta a la que se suman otros colegas.