20 años del 'Fenómeno 'OT': ¿realmente ha influido tanto en la música y la televisión?
Sin olvidar Eurovisión.
Habrá quien diga “parece que fue ayer”, pero ya han pasado 20 años desde que Operación Triunfo vio la luz en TVE. Cuando el talent se estrenó, nadie podía imaginar en qué se convertiría OT: un verdadero fenómeno de masas.
De la noche a la mañana, jóvenes a los que nadie conocía se transformaron en los ídolos musicales de España. Bisbal, Bustamante, Chenoa, Gisela, Álex Casademunt... Y en la esperanza de todos los fans de Eurovisión para ganar el festival con Rosa López y su Europe’s Living a Celebration, aunque finalmente no pudo ser.
Dos décadas en las que Operación Triunfo ha demostrado su indiscutible influencia en el mundo de la música, de la televisión y del festival. Para bien o para mal:
Su influencia musical en el público
Iñaki de la Torre, exdirector de la revista Rolling Stone y colaborador de La Ventana (Cadena SER), subraya que hay que entender que Operación Triunfo “es un programa de cantantes, no de músicos”, porque “un músico también es compositor —y hemos visto pocos que canten en directo una canción compuesta por ellos— y un instrumentista”.
El periodista recalca que los concursantes, por tanto, no exhiben en el talent sus capacidades musicales, sino sus capacidades para cantar, “que es una parte pequeña de la música”. “Eso tiene un efecto pernicioso en cuanto a culturizar musicalmente al espectador, y hablo de culturizar porque no es obligatorio hacerlo, excepto si eres TVE. En su caso, tendría que gastar el dinero público en beneficiar la formación de criterio sobre cualquier materia”, insiste.
Poniendo el foco en los miembros del jurado, el espectador tampoco encuentra “grandes explicaciones” de por qué ha gustado más o menos una actuación, a su entender. “No cuentan con detalle por qué un cantante es bueno o malo. Hacen creer a la gente que el talento musical es cantar bien y dicen cosas tan subjetivas como ‘has cantado con sentimiento’, ‘cómo dominas el escenario’, ‘tienes mucha garra’...”.
Valoraciones que no ayudan a aclarar las ideas de un espectador que no tiene por qué tener conocimientos sobre este asunto. Por ello, que no se mencione “cuántas notas aguanta [el concursante] hacia arriba y hacia abajo o su timbre” sólo ayuda a disfrazar de “talento musical algo que solo atañe a parte del talento musical”, analiza el periodista.
A pesar de ello, le parecería “muy bien que este espectáculo se hiciera con dinero de cadenas privadas” o, de hacerlo con el dinero público, que “se pusieran los mismos medios al servicio de un espacio como La hora musa que a Operación Triunfo”.
Su influencia musical en la industria
Juanma Romero, presentador de Me pones más en Europa FM, cree que la primera edición de OT “se hizo un hueco en el mundo de la música en un momento crucial, haciendo que fuese un fenómeno transversal y no sólo un éxito de nicho”. “De repente hubo un boom de ventas, ya no sólo de su música, incluso de las canciones que versionaban en las galas. Los primeros puestos los ocuparon los concursantes de OT”. También explica que “dejar descansar el formato ayudó mucho” a que haya concursantes de las últimas ediciones que estén obteniendo el ansiado éxito.
La opinión de Iñaki de la Torre al respecto no es tan positiva. Las discográficas, relata, invirtieron el proceso de su trabajo: primero encontraban la estrella y, a partir de ahí, solo tenían que fabricarle el disco. Su labor original, la de encontrar a un artista con talento, forjarle una carrera, buscarle un productor y lanzarlo, se diluyó. “Concentraron mucho el negocio. Las discográficas vieron que con un solo concursante hacían el mismo dinero que con 30 artistas ‘medianos’, a los que costaba mucho lanzar, porque TVE ya había puesto durante muchas semanas la cara del triunfito en pantalla”.
Tinet Rubira, director de Gestmusic, la productora del programa, es contundente al afirmar que OT se ha convertido en una gran cantera de artistas: “Con los años hemos visto que Noemí Galera y su equipo han tenido buen ojo, porque muchos están triunfando a nivel internacional o nacional y otros muchos siguen vinculados al mundo de la música en mayor o menor medida”.
Para él, “ya es un triunfo que alguien con 18 años decida enfocar su carrera al mundo de la música y que 20 años después diga que ha podido mantenerse y tener una vida digna”. Reconoce que siempre hay dos nombres en el imaginario colectivo y, por otro lado, toda una masa de gente que se mueve en otros circuitos: pequeñas salas, como productores, compositores, en musicales... En Operación Triunfo ve varias ligas: “La de los que llaman más la atención a nivel discográfico, la liga de los grandes mediáticos y la de los grandes profesionales que no han hecho mucho ruido. Hay una parte pequeñita de otros que no han seguido, pero son los menos”.
Además, entiende a los artistas que miraron en un primer momento con recelo a los triunfitos, “porque los concursantes de OT han hecho la carrera al revés. Se están exponiendo en un programa en prime time todas las semanas en una televisión pública, con espectáculo y luego, a lo mejor, cuando salen tienen una gran gira. Las carreras normalmente van en sentido opuesto: empiezas cantando en un garito y quizás puedes un día hacerlo en las fiestas de tu pueblo y el día que lo haces en la tele en prime time es porque has pegado un pelotazo”.
De hecho, asume que el programa acelera la carrera de un concursante dos o tres años al darle la oportunidad de actuar en horario de máxima audiencia durante 13 semanas, pero se toman “muy en serio la Academia como un centro de alto rendimiento en el que dejan de ser los concursantes de las galas para convertirse en alumnos”.
Un recelo lógico también en cuanto al nivel de ingresos. “Cuando empezamos en 2001 había una crisis muy pronunciada en las discográficas, que veían que su principal mercado, la venta de discos, se iba a pique por el auge de la piratería. VALE Music hizo una muy buena estrategia: vender discos de OT de una semana para otra, a mitad de precio y en supermercados, para que la gente los encontrara en el lineal a la hora de hacer la compra. Esto hizo que se camuflara un poco la crisis”, añade Tinet Rubira.
¿Conclusión? Otros artistas veían en los concursantes a jóvenes que salían en televisión y a los que los ayuntamientos contrataban para sus fiestas, acaparando los bolos. Eran los intrusos.
“La venta de discos ya ha pasado a segundo o tercer lugar, la gente lo que quiere es hacer música y colgarla en plataformas de streaming, todo es mucho más colaborativo, incluso hay artistas que se arman una carrera discográfica solo con singles. También es cierto que la industria ha entendido que también pueden hacer escaparate en Operación Triunfo, pueden hacer colaboraciones y no es un demérito sacarle partido”, detalla el director de Gestmusic.
Juanma Romero tiene la impresión “de que es ahora cuando los artistas tienen más poder de decisión sobre hacia dónde conducir su carrera. Probablemente porque la televisión ya no es la forma habitual de descubrir nuevos talentos”, aunque “no siempre el éxito y el talento se traducen en ventas, reproducciones o número de seguidores”.
Rubira tiene respuesta para el locutor de Europa FM: “Con TVE se llegó al acuerdo de que no todos los concursantes fueran a parar a una misma discográfica, que se abriera el abanico y que las discográficas, agencias de management y productores decidieran con quién querían trabajar. Antes se hacía un contrato con una sola discográfica y en estos años se ha abierto para ver qué artista encaja más con cada propuesta y para que también el artista pueda decidir con quién se va si tiene varias propuestas”.
Su influencia en la televisión
Gestmusic marcó con OT en 2001 “un referente de lo que tenía que ser una gran gala musical, que siempre se ha hecho en directo porque forma parte de que la gente decida con sus votos”, explica su director. Para ello también han estado atentos a lo largo del tiempo a los avances tecnológicos. “Fuimos los primeros en incorporar pantallas LED, hemos estado muy pendientes para que se entienda como una gran gala multimedia y musical”.
Aunque es innegable que es el día a día lo que hace que muchos espectadores sigan viendo en el programa una parte de reality, y eso también ha ayudado a enganchar a la audiencia. “Consiguió atrapar a público de todas las edades también en su vertiente de reality, con el aliciente de ver crecer y acabar de formarse a diferentes artistas”, detalla el locutor de Europa FM.
Tampoco hay que olvidar que OT no siempre se emitió en TVE. Como presentador del formato en Telecinco, cadena en la que pudo vivir el concurso inmerso en él, Jesús Vázquez entiende que “fue el primer gran talent show, al estilo de los americanos, que veíamos en España”.
“Generó un enorme impacto en la audiencia y abrió la puerta de nuestro país a otros talent shows que se venían produciendo en Estados Unidos y Reino Unido, los grandes creadores de este tipo de formatos. Gran parte de la magia de OT estaba en los directos. Ofrecer más de tres horas de música y voz en directo, incluyendo las conexiones con la Academia y las deliberaciones del jurado, proporcionaba al programa muchísimo ritmo, energía y verdad”, rememora el presentador de Mediaset.
Su influencia en Eurovisión
Juanma Romero está convencido de que en el caso de España, OT “fue relevante para la revitalización del Festival de Eurovisión, sobre todo en la primera edición, con Rosa López interpretando Europe’s Living a Celebration y la participación de otros de concursantes en los coros”.
Sin embargo, el presentador de Me Pones Más cree que con el paso de los años “el efecto OT se fue diluyendo, tanto en la sociedad española como en la influencia en Eurovisión, posiblemente por la sobreexposición del formato, y por la idea (en muchos casos tozuda) de querer convertir a muchos artistas en superestrellas del mundo de la música, cuando ellos querían llevar su carrera por otros lares”.
Aunque hay algo más que evidente: siempre que se ha vinculado la selección del artista de Eurovisión a OT, el representante que ha ido ha gozado ya de una promoción previa, “porque salen del concurso con fans y con un país que te ha visto cantando, y arrastras toda esta expectativa a Eurovisión”, analiza Rubira: “Quizás un artista que no ha tenido esta proyección no levanta tanto entusiasmo. Pero haber pasado por OT no te garantiza hacer un buen papel en Eurovisión. Por mucho que seas Rosa de España aquí o Alfred y Amaia, allí estás en igualdad de condiciones: un artista más que se presenta, de los que solo gana uno (...) No siempre un artista consagrado acepta el reto de ir al festival”.
En definitiva, es posible que con el paso de los años y las ediciones “se acabase colapsando en cierta manera el mercado musical en cuanto a talent show”, como indica Juanma Romero, “pero las primeras ediciones fueron determinantes y a día de hoy muchos de los participantes se dedican a la música de forma activa”. Y esa es la magia de los 20 años de Operación Triunfo.