18 muertos por Covid en un asilo belga tras la visita de un Papá Noel contagiado
El hijo de uno de los ancianos, voluntario habitual, se disfrazó de San Nicolás y acudió a la residencia cuando aún no tenía síntomas de la enfermedad.
Bajar la guardia con el coronavirus no debe hacerse bajo ninguna circunstancia. En un asilo belga lo han olvidado y las consecuencias son catastróficas: la visita de un San Nicolás (una especie de Papá Noel local) infectado por Covid-19 ha dejado ya 18 muertos y cerca de 150 enfermos.
Los hechos se remontan al pasado 4 de diciembre, cuando el hijo de uno de los internos en la residencia de Hemelrijck en Mol (Bélgica, 37.000 habitantes) acudió al complejo vestido con la túnica, el gorro y el bastón del santo, para alegrar a los ancianos en vísperas de la noche mágica en que reparte los regalos. El hombre suele hacer labores de voluntariado y esta cita era una más. Fue sin síntomas, pero ya estaba contagiado de Covid-19, y acabó contagiando tanto a los residentes como a los trabajadores.
En las imágenes sobre el evento difundidas estos días se aprecia a personas que no llevaban mascarillas en el momento de la visita.
Según los datos proporcionados por la Alcaldía de Mol a la prensa belga, ha llegado a haber 121 residentes infectados y otros 36 empleados. 97 de los enfermos internos y todo el personal del complejo han enfermado por la misma cepa, la que portaba el joven San Nicolás, aunque se han detectado hasta tres más, menores, que han afectado a 10 personas. Ha habido, pues, varias epidemias al mismo tiempo, y ahora se analiza cuáles han acabado con la vida de estas 18 personas.
El virólogo Marc Van Ranst, que encabeza los estudios que lleva a cabo la Universidad de Lovaina, asegura que “organizar un evento en Sinterklaas fue, en retrospectiva, una idea estúpida”, por más que el hombre fuera asintomático en el momento en que se produjo, indica a la cadena pública VRT.
“Esa celebración de Sinterklaas probablemente se describirá en la literatura científica profesional como un ejemplo de todo lo que puede salir mal”, añade la gobernadora de Amberes, Cathy Berx.
Según Van Ranst, esta situación muestra una vez más lo increíblemente contagioso que es el virus y que se puede propagar con mucha facilidad, de ahí que enfatice la necesidad de la prevención y de medidas como la ventilación y la distancia.
El cuerpo de un anciano víctima del coronavirus, descansa tapado con una sábana sobre una cama en un centro de mayores en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Una persona duerme en una cama a unos pocos pasos de un cadáver, envuelto en bolsas protectoras y tendido en el piso de un centro de mayores, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Con trajes de protección para evitar infecciones, dos trabajadores de una funeraria preparan el cuerpo de un anciano fallecido por COVID-19 antes de retirarlo de un centro de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
El cuerpo de una persona muerta por Covid, cubierta en su cama de un asilo de Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Con trajes de protección para evitar contagios, empleados funerarios sacan el cuerpo de una persona mayor fallecida a causa del coronavirus tras retirarlo de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Dos empleados de una funeraria retiran el cuerpo de una víctima de COVID-19 de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Empleados de una funeraria trasladan el cuerpo de un anciano fallecido por coronavirus en una camilla tras retirarlo de una residencia de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Marina Gómez, empleada de una funeraria, maneja el cadávez de una víctima del coronavirus en la morgue de su empresa, Mémora, en Barcelona, el 16 de noviembre de 2020.
Una empleada de funeraria, tratando un cuerpo, el 17 de noviembre de 2020 en Barcelona.
Un trabajador de una funeraria prepara un féretro de una víctima del COVID-19 antes de su incineración, en un tanatorio de la empresa Mémora, en Girona, el 19 de noviembre de 2020.
