15 exfumadores cuentan cómo consiguieron dejar de fumar

15 exfumadores cuentan cómo consiguieron dejar de fumar

"Los métodos más eficaces para dejar el tabaco son los que trabajan el aspecto físico y el psicológico".

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A estas alturas de la vida, todo el mundo sabe lo perjudiciales que son para el organismo las más de 3.000 sustancias tóxicas que contiene cada cigarrillo. Al igual que todos los fumadores conocen lo increíblemente adictiva que es la nicotina.

Sin embargo, los únicos que conocen de verdad lo realmente difícil que resulta dejar de fumar son aquellos que han intentado alguna vez abandonar el tabaco. Y solo aquellos que lo han conseguido son capaces de decir bien alto eso de "SÍ SE PUEDE" como si fuesen espartanos.

Pero, ¿por qué cuesta tanto dejar de fumar?

El experto en tabaquismo, Santiago Méndez, del servicio de Infocáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), señala una cuestión importante. "Cuando uno deja de fumar hay dos aspectos fundamentales que se ven afectados. Por una parte está el componente físico, que es donde se describen los síntomas del síndrome de abstinencia, y luego están los factores psicológicos", explica Méndez.

Algunos de los síntomas físicos que se pueden experimentar por el síndrome de abstinencia son nerviosismo, insomnio, aumento del apetito o ansiedad. Y desde el punto de vista psicológico puede llegar a haber cambios en el estado de ánimo. "Es importante señalar que estos síntomas son limitados, solo duran de tres a seis semanas y después se pasan porque el cuerpo no necesita la nicotina para nada", afirma Méndez.

"Los métodos más eficaces para dejar de fumar y que mayor éxito tienen son aquellos que trabajan ambas vertientes, la física y la psicológica", señala el experto.

El componente psicológico se debe tratar con terapia, ya sea individual o colectiva. Y el factor físico con fármacos. "Existen tres tipos de fármacos aprobados en España: los de reducción de nicotina como parches o chicles, el principio activo vareniclina, cuyo nombre comercial es Champix, y un tercer medicamento que en realidad es un antidepresivo administrado en distintas dosis, pero está en desuso", señala el doctor.

Cuando un fumador se convierte en exfumador

En la literatura científica se necesita un año para decir que alguien es fumador. "Es el tiempo que consideramos que el paciente ya ha estado expuesto a todo tipo de situaciones que le pueden hacer recaer, y si no lo ha hecho, ya es un exfumador. A eso lo llamamos abstinencia continua", explica el doctor.

Pasado ese tiempo los médicos consideran que en el cuerpo ya no existe necesidad de tabaco por lo que una recaída se debe explicar por otros componentes psicológicos. "Por eso decimos que la terapia psicológica es tan importante. Se trata de un proceso de desaprendizaje en el que cada uno se tiene que plantear qué significa el tabaco para él", asegura Muñoz.

"Lo importante es insistir en que existen métodos contrastados clínicamente con los que se puede dejar de fumar", concluye el experto.

Más allá de los métodos científicos avalados por los médicos y la ciencia, existen una multitud de técnicas con las que la gente ha conseguido dejar de fumar. Algunas son muy poco ortodoxas, pero si existen personas a las que les han funcionado (o creen que les han funcionado), igual pueden ayudar a alguien más.

De lo que se trata es de cumplir el objetivo, ¿no? Por eso, 15 exfumadores cuentan cómo se enfrentaron a este reto de abandonar el tabaco para inspirar a los que se atrevan a intentarlo. Porque si ellos lo han conseguido, ¡seguro que tú también puedes!

Alberto Peláez. 57 años. Fumador MUY compulsivo.

"Dejé de fumar en 2005. Fumaba dos paquetes diarios. 60 o 65 cigarrillos al día. Leí el libro Es fácil dejar de fumar si sabes cómo, de Allen Carr, que dice que es el cerebro el que domina el deseo de nicotina y cómo controlarlo. Fijé un día y una hora y me fumé el último. Después dejé la cajetilla delante de mis narices por si quería volver a fumar y ahí está aún, en un cajón. Estaba medio muerto por el tabaco y dejar de fumar fue lo mejor que pude hacer.

Raquel Rodríguez. 46 años. Fumadora muy adicta.

"Fumaba un paquete y medio o dos al día. Pero estaba muy concienciada de que quería dejarlo porque sentía que me condicionaba la vida (cuando empezó a no poderse fumar en el trabajo, bares... me di cuenta de la esclavitud que suponía). Me preparé mucho psicológicamente y me compré el libro de Es facil dejar de fumar si sabes cómo. Me ayudó muchísimo. Me marqué una fecha en el calendario (como a tres meses vista)... y ese día fumé mi último cigarro. Hasta hoy. Han pasado 9 años.

Raúl Hijosa. 43 años. Fumador dependiente, "de los que bajaban a comprar tabaco a las 23h".

"Fumaba un paquete diario. Después de dos o tres intentos fallidos me hablaron del libro de Allen Carr y decidí probar. Fue definitivo. Me ayudó a desmontar todas las excusas que te pones para recaer. Me motivó y me hizo sentir bien desde el primer día. Gané peso (que me costó mucho perder) pero mereció la pena. Llevo ocho años sin fumar".

Un día decidí que dejaba de fumar y punto. Fuerza de voluntad, tan solo no hacerlo. Un día dije que ese era mi último cigarro y así fue. Raúl Hinojosa

Javier de Benito. 27 años. Fumador adicto.

"Fumaba casi un paquete diario. Disfrutaba mucho fumando, sobretodo después de hacer deporte. Siempre son minutos de oro, el descanso en el trabajo, cuando sales de currar, cuando acabas de desayunar, después de comer. Un día decidí que dejaba de fumar y punto. Fuerza de voluntad, tan solo no hacerlo. Un día dije que ese era mi último cigarro y así fue. Simplemente dije que no fumaba más y no lo hice. Ahora lo echo de menos, pero siendo hipocondríaco compensa más no hacerlo. No es compatible fumar y ser hipocondríaco. Prefiero estar sano y hacer mucho deporte. Llevo seis años sin fumar".

Pepe Tejero. 49 años. Fumador compulsivo.

"Fumaba un paquete y medio diario mínimo. O dos. Lo dejé sin nada en absoluto por una apuesta. Me motivé pensando en no pagar la apuesta, que era una cena en el Asador Donostiarra. En realidad, sigue vigente. Llevo dos años sin fumar".

Fernando González.43 años. Fumador empedernido.

"Fumaba un paquete diario y los findes dos. Dejar de fumar es fácil, lo difícil es mantenerse. Todas las veces que dejé de fumar había vuelto por ese primer cigarro que te fumas porque crees que ya lo has superado. Ese es el error. Una vez que lo dejas no puedes volver ni a olerlo. Para mí fue fundamental el lanzamiento de los cigarrillos electrónicos. Además de ayudarme a dejarlo en los primeros días, ahora me sirve para esas (cada vez menos) salidas nocturnas de disloque y desenfreno en las que si no fuera por él, volvería a caer. Cuatro años sin fumar".

Virginia Nieto. 39 años. Fumadora adicta.

"Pensaba que no fumaba mucho, pero el medio paquete caía. Cuando me fui a vivir al Palmar (Cádiz) empecé a fumar cada vez más. Pero tengo un problema de coagulación de sangre y sabía que tenía que dejarlo sí o sí. Lo intenté hace cuatro años sin ningún sistema y lo pasé fatal. Tuve pesadillas, sudores y me mareaba. Tuve un mono horrible. Después de un año sin fumar, volví. Hace cuatro meses que probé la hipnosis clínica y no he vuelto a tener ganas de fumar. No he tenido síndrome de abstinencia en absoluto. Se lo recomiendo a todo el mundo. Con una sola sesión colectiva estoy libre de tabaco".

Hace cuatro meses que probé la hipnosis clínica y no he vuelto a tener ganas de fumar. No he tenido síndrome de abstinencia en absoluto. Se lo recomiendo a todo el mundo. Virginia Nieto

Mónica Aliaga. 37 años. Fumadora compulsiva.

"Fumaba un paquete diario. Hace como siete u ocho años dejé de fumar por voluntad propia. Dije que lo dejaba y de la noche a la mañana lo dejé. Si es verdad que empecé con los chicles de nicotina, pero como me daban mucho hipo tuve que dejarlos. En realidad lo dejé porque sí. Es cierto que las dos primeras semanas lo pasé muy mal, tuve mucha ansiedad y me afectó mucho al carácter, estaba muy irascible. Pero nada más.

Después de dos años sin fumar pasé por un divorcio. Fue una época muy mala y recaí. Hasta ahora que lo he vuelto a dejar. Me quiero quedar embarazada y sé que es malo para el feto. Y otra vez lo he dejado sin nada. Apagué el cigarro y dije: ya no fumo más. Y fenomenal. Llevo tres meses y medio".

Vero Pascual. 37 años. Fumadora adicta.

"Fumaba desde los 15 años, un paquete cada tres días. Pero no era capaz de dejarlo por mí misma. Fui a un centro en Valladolid en el que trabajan con Energía Universal. Es una técnica similar al Reiki. Durante tres días consecutivos te concentran una energía en la muñeca y en la coronilla. Durante esos días fumé con normalidad. El último día me hicieron un ritual al cigarro. El último cigarro lo tuve que fumar allí, en la sala. Empecé a marearme a las tres caladas, pero me dijeron que debía fumar hasta el final. El tabaco me sabía fatal y pensé que no podría continuar, pero hice caso. Después me senté y comenzó mi vida sin tabaco. Al ponerme al lado de gente que fumaba no sentía ninguna necesidad, ni ganas, ni siquiera me molestaba el olor. Eso fue lo que más me llamó la atención".

Tamara Alvaredo. 37 años. Fumadora empedernida.

La primera vez lo dejé cinco meses con las pastillas Champix y me fue muy bien. Tengo que decir que fumaba bastante y no acusé síndrome de abstinencia. Solo lo pasaba mal cuando alternaba. Después me fui de vacaciones a México y volví a fumar. La segunda vez que dejé de fumar fue por el embarazo y no usé nada. Sabía que era malo para mi bebé y así lo superé, pero al principio lo pasé muy mal".

Loredana Munteanu. 26 años. Fumadora adicta.

"Fumaba todos los días, sobre todo cuando estaba sola, así que no era fumadora social. En situaciones de estrés fumaba más, entre medio paquete y uno diario. Cuando todo iba bien, un cuarto de paquete. A lo largo de 2017 dejé de fumar dos veces, y ambos métodos fueron muy pocos convencionales.

El primero fue cambiar el tabaco por cachimba. Fui reduciendo la cantidad de tabaco hasta solo cachimba y en casa. Acabé tan asqueada y empachada que cada vez que pensaba en tabaco o cachimba me daban arcadas. Tras un episodio de estrés y por estar rodeada de gente que fuma mucho, volví a fumar. Pero como me daba mucho asco el olor del tabaco, fumaba solo mentolados. Un buen día, saliendo de fiesta y sin tabaco, estuve fumando toda la noche tabaco normal que me sabía horrible (una de esas marcas desconocidísimas), y a la mañana siguiente me desperté tan asqueada que no he vuelto a coger un cigarro. Y ya van cuatro meses. Yo fumaba desde los 14 años y estaba superenganchada. La solución para mí fue encontrar la manera de cogerle asco y ahora cada vez que se me pasa por la cabeza me dan arcadas. Así he conseguido sacar el tabaco de mi vida".

José Carlos Guerra. 45 años. Completamente adicto.

"Dejé de fumar hace 14 años, fumaba dos paquetes de tabaco diarios más o menos y por las mañanas tenía arcadas y migrañas. Una vez cogí una bronquitis y entonces decidí dejarlo. Lo hice de raíz. Fue un día tomando café por la mañana en un bar, cuando aún se podía fumar en los bares. Al fumar, no podía parar de toser. Y decidí que aquel sería mi último cigarro. Pasé más o menos un mes malo, pero tampoco lo recuerdo como algo muy traumático. Aunque he de decir que después de tantos años todavía recuerdo el sabor del Marlboro y que en alguna ocasión he fumado alguno, pero no volvería nunca".

La clave está en perder el miedo a dejar de fumar.Mónica García

Mónica García. 35 años. Adicta total.

"He sido fumadora desde los 14 de un paquete diario. La primera vez que lo dejé fue con el libro de Allen Carr. Sabía que había mucha gente que lo había dejado y yo me decidí a intentarlo. En aquel momento me ayudó mucho, pero es cierto que es una cuestión de fuerza de voluntad. El libro dice cosas que ya sabes, pero parece que al leerlo lo valoras más. Pasé tres días muy malos, casi sin dormir, y durante 15 días tuve mucha ansiedad, pero lo aguanté porque estaba muy mentalizada. Después volví por la chorrada de fumar un cigarro de vez en cuando.

La segunda vez que lo dejé fue con el medicamento Champix. Me fue peor. Porque con el libro te preparas psicológicamente y con el medicamento no. Es cierto que con las pastillas no tuve ansiedad, pero lo seguía echando de menos. La clave está en perder el miedo a dejar de fumar".

Raquel Fernández. 44 años. Al principio adicta y después social.

"Fumaba unos diez cigarros al día. Decidí dejar de fumar de golpe sin ayudas ni nada porque me sentaba muy mal, me daban muchos pinchazos en el pecho y de un día para otro lo dejé. Lo pase mal a la hora de salir con amigos a comer, de cañas, etc., cuando hacía vida social, durante el día no tenía problemas. Lo bueno es mantener la mente ocupada en otra cosa y hacer deporte viene muy bien.

Aunque la tentación siempre está ahí y sobre todo en momentos de estrés. Hay gente que le coge asco, manía... A mí me encanta fumar pero me sentaba tan mal que lo tuve que dejar. Además, una imagen que me empujó a dejarlo fue ver a mi hija con tres años chupando un lápiz, imitándome, mientras jugaba con una amiga".

Una imagen que me empujó a dejarlo fue ver a mi hija con tres años chupando un lápiz, imitándome, mientras jugaba con una amiga.Raquel Fernández

Sandra Fraile. 36 años. Fumadora social.

"No fumaba mucho, pero siempre llevaba tabaco encima. No me costó mucho dejarlo, la verdad. Cuando me quedé embarazada de mi primer hijo (ahora tengo dos) simplemente lo dejé. Sabía que en cuanto pasase lo haría. Eso sí, apuré hasta el último momento y en cuanto supe que iba a ser mamá, se acabó. Estaba tan concienciada de que el tabaco era malo para el feto que ni me lo planteé. Y una vez que nació tenía clarísimo que no volvería, porque tampoco es bueno para los peques".