Ser soltero en India
Acaba de conocerse que Narendra Modi, candidato de la Alianza Nacional Democrática de India, que siempre se ha declarado célibe, se casó hace 45 años con una militante de su mismo partido. Por sí fuera poco, Narendra ha enfatizado durante toda la campaña que su celibato es prueba de que, como primer ministro, estaría a salvo de la corrupción dado que no tiene familia a la que beneficiar.
Hagan un esfuerzo. Desafectos con los partidos políticos a punto de renegar de la bella Idea de la Europa unida, presten atención a la mayor democracia del mundo, India. Allí están votando 814 millones de ciudadanos, aunque mejor habría que decir campesinos. ¿Condenados de la Tierra, como popularizó el sociólogo y militante argelino Franz Fanon? Probablemente lo son, pero pueden expresarse (si saben hacerlo) libremente.
Durante cinco semanas ese cuerpo electoral -mucho mayor que el de todos los Estados de la Unión Europea juntos- depositaran su papeleta en cualquiera de los 930.000 colegios electorales del país. Han leído bien. Casi un millón. Por algo y para algo se es la mayor democracia del mundo, uno de los dos Estados más poblados del planeta. Presidente de China, Xi Xinping, tome nota.
Controlen su asombro y anoten: 1.616 partidos nacionales y regionales compiten para lograr alguno de los 543 escaños de la Lok Sabha, la cámara baja del Parlamento. Con tal número de formaciones políticas no es extraño que la actual coalición gobernante esté compuesta por nueve partidos y que la que aspira a arrancarle el poder esté integrada por 34. Acaba de aparecer una nueva, pequeña y fascinante formación, Aam Aadmi (el Partido del Hombre Común), que en diciembre pasado obtuvo una resonante victoria en el Estado de Nueva Delhi, pero es muy pronto para cantar victoria a nivel nacional, si bien algunos de los 23 millones de jóvenes que acuden por primera vez a estos comicios podrían inclinarse por el.
En estos días se ven las caras dos grandes coaliciones: la Alianza Progresista Unida, liderada por el Partido del Congreso (saga Gandhi) y la Alianza Nacional Democrática, encabezada por Narendra Modi, jefe del derechista y ultra nacionalista hindú Bharatiya Janata. Hay cultura democrática en India, pero, desgraciadamente no cultura de respeto a la mujer. Con regularidad escalofriante, son acosadas, violadas y en ocasiones asesinadas, en un clima de relativa indiferencia de la opinión pública y de las autoridades.
Pese a ello, y como cuenta Gauri Khandekar, de FRIDE, hay en estos comicios tres poderosas e influyentes señoras que pueden contribuir, asociadas, a que la Alianza Nacional llegue a gobernar. Se trata de Kumari Mayawati, primera ministra del Estado más poblado, Uttar Pradesh. De su homóloga en Bengala Occidental, Mamata Banerjee, según Time una de las cien personas más influyentes en 2012. Y de Jayalalithaa Jayaran, primera ministra de Tamil Nadu.
Estas damas podrían llevar a Modi al Gobierno federal. Hay un pero. Un significativo pero. Resulta que acaba de conocerse que Modi, que siempre se ha declarado célibe, se casó hace 45 años con una militante de su mismo partido, en aquel entonces el también ultranacionalista hindú Rashtriya Swayamsevak Sangh (ya se ve que el aspirante ha estado siempre en la extrema derecha), aunque abandonó a su cónyuge a las pocas semanas. El hermano del aspirante dice ahora que "ese matrimonio fue una mera formalidad" y que: "Dado que el único sueño de mi hermano era trabajar por la nación, renunció a todos los placeres mundanos y se marchó de casa". Por sí fuera poco, Narendra ha enfatizado durante toda la campaña que su celibato es prueba de que, como primer ministro, estaría a salvo de la corrupción dado que no tiene familia a la que beneficiar.
Hace apenas unos días, a raíz de que reconociera que en realidad no es soltero y después de que los periodistas localizaran a la repudiada señora Modi en un pueblecito del Estado de Gujarat, se han constituido dos bandos de opinión en torno a este asunto. Unos creen que el mentiroso marido no es de fiar y esperan que su popularidad resulte mellada y sea derrotado en las urnas. Otros consideran que la sangre no llegará al río. Ravinder Kaur, sociólogo en Delhi, manifiesta que muchos jóvenes quiebran matrimonios arreglados por sus padres sin su consentimiento, pero que tras el fracaso la familia recompone la situación y la vida continúa. Como la de Modi. Dice el profesor Kaur que "la cultura hindú respeta a gentes que actúan como Modi". Se les conoce como sannyasa, renunciantes.
¿Quien ganará las elecciones? ¿Modi o Gandhi? La señora Modi ha dicho a la prensa que votará a su marido, a pesar de su renuncia. Según el censo de 2013, en India, de 1.221 millones de habitantes, 562 millones son mujeres. ¿Cuántas, en edad de votar, lo harán por el renunciante? Lo sabremos a finales de mayo.