Elecciones en EEUU: varias incógnitas y un deseo
Mientras Donald Trump obtiene un alto respaldo entre los blancos sin formación universitaria, Clinton tiene un importante apoyo entre las mujeres blancas con formación universitaria. Que las no universitarias inclinen la balanza hacia una u otra candidatura puede acabar siendo más relevante, por ejemplo, que el tan mencionado voto latino.
Foto: EFE
A poco tiempo de conocer su resultado, las elecciones a la Presidencia de los Estados Unidos mantienen vivas algunas incertidumbres. El número de indecisos, así como el de votantes de terceras opciones, es mayor que en ocasiones anteriores.
La campaña, muy polarizada y basada en una comunicación negativa, deja en un espacio de orfandad considerable a amplias capas del electorado moderado y/o inhibe la exposición de su preferencia de voto.
Por otro lado, tanto Donald Trump como Hillary Clinton son los candidatos que provocan más rechazo de toda la historia en su propio espectro electoral. Posiblemente por esa razón, a estas alturas, se mantienen dos incógnitas fundamentales: la decisión de voto de las mujeres blancas que no han ido a la universidad y la de los jóvenes. Mientras Donald Trump obtiene un alto respaldo entre los blancos sin formación universitaria, Clinton tiene un importante apoyo entre las mujeres blancas con formación universitaria. Que las no universitarias inclinen la balanza hacia una u otra candidatura puede acabar siendo más relevante, por ejemplo, que el tan mencionado voto latino.
La segunda gran incógnita es la del voto joven. Aunque las encuestas reflejan una clara preferencia por Clinton, no puede descartarse que el tono agrio y los últimos acontecimientos de la campaña acaben desconectando de las elecciones a los millenials.
En cuánto a la componente racial y la distribución del voto, las cosas tampoco están del todo claras. Es cierto que la población latina apoya hoy a Clinton en mayor medida que a Obama en 2008 y 2012, pero hay que recordar que su distribución geográfica no es uniforme. El voto de los latinos se concentra, sobre todo, en California (claramente demócrata), en Texas (alta probabilidad de mayoría republicana) y en Nuevo México (demócrata). Todos ellos, sin embargo, son territorios en los que el peso de los latinos, siendo significativo, no llega a ser clave. En Florida, donde la distancia entre ambas opciones será estrecha, el voto latino sí puede ser determinante y poco favorable a los demócratas. No hay que olvidar la posición de la influyente comunidad cubana, muy crítica con la política de apertura hacia La Habana del presidente Barack Obama.
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Por el lado afroamericano, Clinton no levanta las mismas pasiones que Obama pero, sin duda, Trump recibe de ellos un contundente rechazo.
Finalmente, el verdadero Estado tapado podría ser Carolina del Norte, joya de la corona demócrata, y territorio al que se ha desplazado a Michelle Obama, la líder demócrata más eficaz contra el candidato Trump. Con los números actuales, Hillary Clinton podría permitirse el lujo de perder Ohio e incluso Florida si mantiene el liderazgo en el colegio electoral de Carolina del Norte y en el de New Hampshire. De esa manera, Clinton tendría prácticamente despejado el camino hacia la Casa Blanca... ¡Ojalá!