Las temperaturas influyen en el precio del diésel
Entender cómo funcionan las dinámicas del precio de los combustibles requiere tener en cuenta varios factores
En un contexto marcado por la incertidumbre generada sobre cómo el veto de la Unión Europea al diésel ruso afectaría a su precio, muchos consumidores se han llevado una alegría estas últimas semanas al comprobar que en las gasolineras, el precio de este combustible se colocaba por debajo de la gasolina después de meses por encima.
Una alegría que, sin embargo, no oculta que el precio del diésel todavía sigue muy por encima del que marcaba, no ya antes de la guerra en Ucrania sino de la pandemia. Si se miran con detalle los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio del diésel es un 26 % más caro respecto a febrero de 2020, cuando se llegó a pagar el litro de este combustible a 0,90 euros.
Entender cómo funcionan las dinámicas del precio de los combustibles requiere tener en cuenta varios factores, ya que desde que se extrae el petróleo hasta que el carburante llega al depósito de un vehículo, se dan toda una serie de procesos que añaden valor al producto final.
Entre todos esos factores que podrían explicar el precio el diésel se encuentra uno vinculado al cambio climático y a las extrañas temperaturas que se están registrando en el inicio de este año.
Este invierno se ha presentado con temperaturas bastante suaves en buena parte de Europa, lo que ha provocado que muchos hogares no hayan tenido que hacer uso de las calefacciones tanto como en años previos.
Al registrarse una bajada de consumo, las reservas de diésel se mantienen estables mientras las de la gasolina se agotan. Esto obliga a las petroleras a bajar los precios para fomentar el consumo.
La reducción del precio del diésel rompe con las estimaciones que habían realizado algunos expertos, que espreraban un incremento durante el mes de febrero, siguiendo la tendencia tras el fin del descuento del Gobierno.
Además, esas especulaciones se basaban en torno a las sanciones impuestas a Rusia, que podrían hacerse notar en el bolsillo de los consumidores, pero que, de momento, no ha ejercido ningún efecto.
Los presidentes de las principales compañías ya advirtieron de los efectos que tendría la prohibición de comprar petróleo derivado de Rusia, porque, con el objetivo de perjudicar a las finanzas rusas durante la guerra en Ucrania, podría producir un incremento importante de los carburantes europeos. Pero, de momento, eso no se ha visto reflejado en un mercado que lleva dos semanas cayendo.