Los restaurantes de Lisboa se desangran y suplican el 'modelo España'
La hostelería de la capital portuguesa busca soluciones para afrontar una crisis que, pese a las cifras del turismo, amenaza la supervivencia de negocios emblemáticos.
El calor abrasador de agosto se hace sentir en las calles empedradas del barrio lisboeta de Alfama, donde los turistas buscan una sombra para descansar y, ya de paso, comer algo rápido. Sin embargo, las terrazas de los restaurantes están desiertas, con camareros esperando en vano por unos clientes que no llegan. En este escenario desolador, uno de los restaurantes más emblemáticos de esta zona de Lisboa, el Boi-Cavalo, acaba de anunciar que se prepara para cerrar sus puertas en octubre tras una década de servicio.
Hugo Brito, chef y propietario del restaurante, explica al periódico portugués Diário de Noticias, que ha tomado la decisión de echar el cierre porque la situación económica de su negocio es insostenible. "Los últimos ocho meses han sido los peores si se comparan con todos los años anteriores. La caída en la demanda ha sido brutal. Junio y julio han sido trágicos", explica el cocinero, que tiene claro que esta crisis se deriva de la subida de precio de los productos y a la pérdida de poder adquisitivo de los portugueses porque, dice, la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo ha reducido tanto los ingresos de los ciudadanos lusos como el de los europeos. Una decisión que en la práctica se traduce en que las familias tomen la medida de recortar en gastos extra, una opción que afecta a todo consumo relacionado con el ocio, como los restaurantes.
Pero esta no es la única razón que ha llevado a Hugo Brito a cerrar el restaurante al que ha dedicado sus esfuerzos estos últimos diez años. El cocinero portugués señala al exceso de oferta de restaurantes que hay ahora en Lisboa como otra de las razones que explican que muchos negocios de la capital portuguesa se asomen al abismo. "Los lisboetas no son suficientes para que se sostenga este ecosistema. No hay ninguna regulación ni tampoco una propuesta de zonificación”, comenta el chef, quien aboga por la aprobación de una legislación que sea similar a la que se aplica a los apartamentos turísticos.
El Instituto Nacional de Estadística portugués, explica el periódico portugués, confirmó la semana pasada la paradoja en la que viven los restaurantes en Lisboa: solo en la primera mitad de 2024, Portugal superó un nuevo récord de visitas: 14 millones de turistas llegaron al país, un 6% más que en el mismo periodo de 2023. Unas cifras que, en lo que respecta a los ingresos totales del sector, en los que se incluye también la restauración, aumentaron un 12,3% hasta superar los tres mil millones de euros. Sin embargo, los restauradores de la capital portuguesa aseguran que sus bolsillos están vacíos.
La situación se agrava con el cambio de perfil del turista que llega a Portugal. Según Brito, "el turismo de masas mira, pero no compra nada, y el turista de alto poder adquisitivo busca el lujo en destinos como Comporta o Troia". El chef lamenta la desaparición del turista de clase media, que antes sostenía a restaurantes de gama media como el suyo.
Ivo Tavares, chef y propietario del restaurante Izcalli, comparte esta opinión. "Muchos turistas solo están haciendo bulto y no entran en los negocios, mientras que los turistas con dinero acuden a los grandes restaurantes", observa el cocinero, quien ha visto cómo su volumen de negocio, desde enero, ha caído también en picado. Pese a plantear todo tipo de estrategias para mantener a flote su restaurante de cocina mexicana, el negocio cerró sus puertas esta semana después de seis años de actividad.
Como solución a esta crisis, los restauradores de Lisboa ven en el "modelo España", como una posible salida a su grave situación porque lo consideran más equilibrado al tener una regulación más estricta sobre el número de establecimientos y que apoya tanto a los pequeños negocios como a las grandes cadenas, así como una estructura empresarial organizada que garantiza la sostenibilidad del sector.
Además, en España, el turismo gastronómico ha recibido un impulso significativo gracias a la promoción internacional de la cocina española, lo que ha convertido los restaurantes en una parte fundamental de la experiencia turística, lo que le ha permitido mantener su competitividad y atraer tanto a los turistas locales como a los internacionales. Es por esto que los restauradores de Lisboa ven en este modelo como una posible salvación.