Esto es lo que cobra un preso en las cárceles españolas
Los reclusos pueden percibir una pequeña remuneración a cambio de trabajos comunitarios.
La estancia en la cárcel, por lo general, no es algo cómodo o deseable por nadie, pero que puede hacerse algo más ameno si se el propio preso quiere. Para ello, desde las instituciones penitenciarias, se permite que todos aquellos que quieran, puedan colaborar en las labores cotidianas de la cárcel a cambio de una pequeña remuneración.
Si bien, esta no es excesivamente alta, puede considerarse suficiente si se tiene en cuenta que en las prisiones se ofrece a los reclusos comida y cama. El salario medio de todos ellos en España oscila entre los 200 y 300 euros al mes, mientras que las retribuciones por hora se sitúan entre los 3,2 y 4,5 euros para un operario base.
Pese a que se trata de un salario inferior a los mil euros establecidos por el gobierno como salario mínimo interprofesional, la demanda para realizar este tipo de trabajos se encuentra al alza. De hecho, según informaron desde la Asociación Pro Derechos Humando de Andalucía (APDHA), en estos momentos hay mucha más demanda que ofertas de trabajo.
Una solución para acercarse a la libertad
Además, estas colaboraciones por parte de los presos se valora positivamente a la hora de valorar las concesiones de libertad condicional, al mismo tiempo que les sirve para poder conseguir alguna cantidad -aunque pequeña- económica y también poder ocupar las -muchas- horas muertas dentro del centro penitenciario.
Según indicaron desde Instituciones Penitenciarias, en junio de este año había 11.375 internos empleados de los 55.000 que habitan las cárceles del país, lo que supone que uno de cada cinco (20%), realiza labores en los centros.
Estos trabajos se centran mayoritariamente en talleres de servicios o de producción propia: lavandería, panadería... aunque también pueden dedicarse a realizar trabajos para empresas externas según recoge el Organismo Autónomo de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (OATPFE).
Esto ha sido siempre objeto de polémica debido a que, en muchos casos, se ha denunciado que grandes empresas y corporaciones se aprovechan de mano de obra muy barata y además ahorrándose las cotizaciones de la Seguridad Social, pese a que la ley establece que el salario mínimo debe respetarse para los sueldos de los internos, aunque es una condición que pocas veces se cumple.