¿Qué ha pasado con Lula, el alma más honesta de Brasil?
¿Conocía el expresidente las tácticas de Petrobras? ¿Y qué hay de los escándalos de Mensalao y Petrolao? ¿De dónde proceden los millones que alimentaron sus cuentas? Lula debe responder a éstas y muchas más preguntas ante la Policía, los fiscales, sus votantes y todos los brasileños. Si no lo hace, nadie creerá eso de que "no hay un alma viva más honesta" en el país.
En cuanto fue reelegida, la presidenta Dilma Rousseff prometió que quienes fueran responsables del escándalo de corrupción de Petrobras no quedarían impunes. "Levantaremos hasta la última piedra", declaró durante la investigación.
En la campaña electoral de 2014, Rousseff alabó el trabajo de la Policía Federal por su total autonomía en sus investigaciones. "La corrupción seguirá escondida bajo la alfombra hasta que se investigue", recalcó la presidenta. "Siempre damos total libertad a la Policía Federal en todas sus investigaciones".
Esta libertad, celebrada una vez por el poder ejecutivo, atormenta en la actualidad al Partido de los Trabajadores.
Después de casi dos años de la Operación Lava Jato [en español: operación lavado de coches], una investigación sobre la corrupción en la empresa estatal petrolera Petrobras, la Policía Federal registró la casa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva el pasado viernes, 4 de marzo. La redada tuvo lugar sólo un día después de que el senador Delcidio Amaral acusara ante los fiscales del caso a Rousseff y a Lula de estar vinculados al escándalo de Petrobras.
Los fiscales generales afirman que Lula ha tenido un importante papel en el caso.
"El expresidente Lula, además de ser el líder del partido, era el último responsable sobre la decisión de nombramiento de los directores de Petrobras y fue uno de los beneficiarios de esos delitos. Existen pruebas de que se enriqueció mediante estos delitos, y de que financió sus campañas electorales y la tesorería de su grupo político", sostienen los fiscales en un comunicado.
Como prometió Dilma hace un año y medio, no está dejando una sola piedra sin levantar.
El pueblo brasileño tiene muchas preguntas respecto a la implicación de Lula en el caso de corrupción de Petrobras.
- ¿Conocía el expresidente esta estrategia? Anteriormente ya negó su implicación en otro escándalo: el Mensalão. ¿Y qué hay del de Petrolao? Según Decildio, Lula sí sabía de ello.
- ¿De dónde proceden los 30 millones de reales (casi 7,3 millones de euros) que alimentaron las cuentas de LILS Palestras -empresa de Lula- y del Instituto Lula? ¿Acaso parte de esa cantidad, pagada por contratistas actualmente investigados en la Operación Lava Jato, procede de las arcas de Petrobras?
- ¿Por qué el expresidente insiste en que la pequeña granja de Atibaia no es de su familia, si él mismo ha visitado el lugar 111 veces desde 2012 y allí guarda parte de sus posesiones, además de unos barquitos a pedales con el nombre de sus nietos?
- ¿Por qué Odebrecht, una empresa de construcción implicada en el escándalo, financió con 700.000 reales (170.000 euros) las renovaciones de esa pequeña granja que Lula dice que no le pertenece?
- ¿El apartamento de tres plantas de Solaris Condo en Guaruja, en la costa de Sao Paulo, es de Lula o del contratista, OAS? Es cierto que el expresidente lo niega, pero ¿por qué el conserje, el administrador del edificio, el portero y los ingenieros de la empresa dijeron a la Policía Federal que la familia de Lula siempre estaba en el piso 164-A?
- ¿De dónde viene el millón de reales que pagó OAS por la renovación y el mobiliario de lujo de las habitaciones y la cocina del 164-A? ¿Son los contratos comerciales con Petrobras la fuente de todo este dinero?
- ¿Sabía Lula que su amigo, un ranchero llamado José Carlos Bumlai, detenido por la Policía Federal el año pasado, afirmó que las deudas del Partido de los Trabajadores desde la campaña de reelección se pagaron con dinero de Petrobras?
- ¿Cuál es la respuesta de Lula a las afirmaciones de Delcidio, que acusó al miembro del Partido de los Trabajadores Nestor Cerveró, ejecutivo de Petrobras también en prisión, de encubrir la coartada de Bumlai?
El expresidente tiene que responder a estas preguntas, y a muchas más, ante la Policía Federal, los fiscales, sus votantes y todos los brasileños.
Si Lula no responde, a Brasil le costará demasiado creer que, como afirmó el propio expresidente, "no hay un alma viva más honesta" en el país.
Este post fue publicado originalmente en la edición brasileña de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano