Rafael Louzán, un presidente esperado... a la espera de un veredicto del Supremo
El hasta ahora presidente de la Federación Gallega ha arrasado en las elecciones de este lunes en la RFEF... pero su nombre de momento no aleja la incertidumbre jurídica en la que vive el estamento desde hace años.
Era el favorito y esta vez no ha habido sorpresa en el seno de la Real Federación Española de Fútbol. Rafael Louzán, hasta ahora responsable de la Federación Gallega, ha sido elegido nuevo presidente de la RFEF tras su victoria, por mayoría absoluta, en la Asamblea General celebrada este lunes.
Las elecciones previstas para octubre y finalmente celebradas este 16 de diciembre buscan poner un punto y aparte en la temporada, ya de años, de turbulencias y problemas judiciales alrededor de la cúpula de la RFEF. Sin embargo, el propio nombre de Rafael Louzán genera incertidumbre.
El más popular de entre los tres aspirantes (finalmente han sido dos, por la retirada de Sergio Merchán) a suceder a Pedro Rocha, Louzán también era el más polémico en cuanto a su situación personal.
Nacido en Ribadumia (Pontevedra) en 1967, es el presidente de la Federación Gallega desde 2014. Su tierra lo ha sido todo en su carrera personal y profesional, porque antes de convertirse en el referente futbolístico regional también fue presidente de la Diputación de Pontevedra y del PP en la provincia.
Louzán lleva años no sólo al cargo de la territorial gallega. También siendo una persona con peso dentro del aparato futbolístico nacional. Lo prueba su posición de fuerza en la presentación de avales para ratificar su candidatura a presidir la RFEF. El presidente electo logró reunir 51 avales, una cifra que suponía más del doble con respecto a sus dos rivales (Sergio Merchán y Salvador Gomar).
Finalmente, el que se consideraba su delfín, el extremeño Merchán, decidió retirarse del proceso, dejando la elección en un mano a mano entre Louzán y Gomar resuelto a la primera y sin margen a la sorpresa en favor del gallego. 90 votos para Louzán por los 43 del candidato valenciano. Las cifras alcanzadas por el principal favorito han hecho innecesaria una segunda vuelta, al estar la mayoría absoluta marcada en 70 votos al constituirsel la Asamblea con 138 miembros.
Con la meta de "coser el fútbol español y dejar atrás etapas que fueron convulsas y prescindibles", el nuevo dirigente presume del "amplio apoyo" cosechado. Pero, siendo indudable su 'peso' interno, los problemas van más allá. Porque en paralelo a su figura futbolística, Louzán arrastra una condena por prevaricación de siete años de inhabilitación para empleo o cargo público desde 2022, que está actualmente recurrida.
El motivo, la concesión de una subvención de 86.311 euros a una empresa para obras de mejora en el campo de fútbol de Moraña (Pontevedra), cuando ya estaban realizadas.
De momento, el caso está en manos del Tribunal Supremo, que admitió a tramite el recurso de casación presentado por Louzán hace dos años y que lo estudiará el 5 de febrero, pasado ya el ciclo electoral en la RFEF.
Inicialmente, Louzán logró que la Audiencia Provincial de Pontevedra le quitase dos años por los cargos de fraude y ahora ha conseguido que el Tribunal Supremo haya admitido a trámite el recurso para conseguir la absolución.
Esta condición de 'sentencia no firme' es la que ha permitido la legalidad de su candidatura, pese a que el Gobierno, a través del presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Manuel Rodríguez Uribes, mostrase su disconformidad.
A la espera de la cercana respuesta del Supremo Louzán ya advirtió que estaba "muy tranquilo" y que tenía "una fe ciega en la absolución", como apuntó en la presentación de su programa 'Unidos por el fútbol español'. Tanto él como desde su entorno aseguran que esta inhabilitación se refiere a cargos públicos y que la RFEF es una entidad privada, pero eso choca con la nueva orden ministerial y los estatutos federativos.