Pide la devolución de la entrada de la inauguración de los Juegos por ser víctima "de una gran estafa"
Confiesa que le tomaron como "un gogo".
Los Juegos Olímpicos de París han sido un éxito de asistencia, de estadios situados junto a los principales monumentos de la capital parisina y de espectadores por televisión, pero hubo un pero muy grande que dejó a más de uno frío: la ceremonia de inauguración.
Con una idea rompedora respecto a la tradicional que es la salida de los atletas de cada país al estadio olímpico, los organizadores decidieron utilizar ese simbólico río Sena para que los deportistas de todos los países navegaran en barcos y fueran descendiendo sus aguas.
Sin embargo, prácticamente fue imposible ver a los atletas y la ceremonia inaugural estuvo marcada por todas las actuaciones que se iban haciendo en los diferentes monumentos de París, algo que los espectadores que estaban en directo tenían que seguir a través de las pantallas. Solo el cierre final con los sucesivos relevos de la antorcha olímpica primero por estrellas del deporte mundial (entre los que estuvo Rafa Nadal) y después por leyendas francesas, sumada la actuación desde la Torre Eiffel de Céline Dion, consiguió atrapar de verdad a los espectadores de todo el mundo.
Incluso ni con este espectacular cierre los espectadores que estuvieron en directo se quedaron contentos. Tal y como denuncia el ciudadano francés Jean-Christophe Seznec en una columna publicada en el medio francés Le Trégo (Actu.fr), ha pedido la devolución de su entrada, de 1.600 euros, por considerar "haber sido estafado".
Según su testimonio, considera que no pudo disfrutar del espectáculo que es una ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. El espectador, un costarricense que vive en la bretaña francesa, narra que primero tuvo problemas para llegar a París por el sabotaje que hubo ese día a la red de trenes francesa y acabó viajando en coche.
Este hombre reconoce que "quedó muy decepcionado por estar mirando cuatro horas una pantalla gigante" (se colocaron un total de 80 a lo largo del río) que tenía delante porque no pasó nada más desde su asiento justo al lado del Museo de Orsay.
"No vi ningún espectáculo. Sólo barcos pasar a lo lejos, en la oscuridad, sin iluminación y sin decoración, sin ver nada de los bailarines y el entretenimiento en los puentes o en los muelles", asegura el denunciante, que cuenta que muchos espectadores se fueron durante la ceremonia y lo compara con la ópera.
"Es un poco como comprar entradas para la ópera para ver un espectáculo en pantalla, gratuito para todo aquel que lo vea por televisión, y que se desarrolla en otro lugar”, ejemplifica.
Finalmente, en su testimonio acaba diciendo que considera que le tomaron por "un gogo, algo que es desagradable" y que fue víctima de "una gran estafa".