La marcha española, un "legado" construido paso a paso para marcar el camino al deporte español
'El HuffPost' se adentra en la reciente concentración del equipo de marcha atlética, en pleno Pirineo para profundizar en el ayer, el hoy y el mañana de una disciplina que lleva décadas concatenando éxitos.
Una palabra sobresale en mitad de la concentración del equipo español de marcha en los Pirineos. "Legado" como inspiración y meta para hacer de su modalidad una referencia en el deporte español desde hace décadas. A lo que significa ese término se agarran sus miembros para explicar a El HuffPost desde el montañoso centro de entrenamiento los pormenores de un sentimiento de grupo que les lleva a soñar con seguir ampliando en París el palmarés infinito de la marcha atlética.
Budapest fue la explosión mediática definitiva. La concatenación en cinco días de cuatro títulos mundiales (20 y 35 kms.) de Álvaro Martín y María Pérez marcó un hito internacional. Para la marcha, otra página dorada de un libro que viene escribiéndose con letras de oro desde finales de los 70 con Jordi Llopart. Luego vendrían, enlazados unos con otros, Josep Marín, Daniel Plaza, Valentí Massana, 'Chuso' García Bragado, 'Paquillo' Fernández, María Vasco... y más recientemente los actuales Miguel Ángel López, Álvaro Martín o María Perez. Por citar sólo algunos; la lista de medallistas es inacabable.
En los Juegos, España quiere meter "una marcha más" a los resultados de Tokio, donde se rozaron varias medallas que dejaron un sabor "agridulce". La broma la hace el puntal del equipo, Álvaro Martín, favorito a todo tanto en la prueba individual de 20 como en el relevo mixto, una extraña fórmula de 40 kilómetros que se repartirán un hombre y una mujer en tramos de 10. Aún no sabe con quién competirá, porque "se conocerá tras la prueba individual según cómo estemos".
El marchador de Llerena (Badajoz) rehúye de conceptos como "líder" o "capitán" y apuesta por verse como "uno más" del equipo, pero igualmente asume su papel de referencia para los más jóvenes. A ellos intenta transmitir "esos valores" que en su día le transmitieron unos referentes que define como "pioneros del atletismo en España". Por ello, hoy le habla de tú a tú a Paul McGrath, el precoz talento catalán que viene de ser subcampeón de Europa en Roma a sus 22 años tras arrasar en categorías inferiores.
"Soy y somos conscientes del historial desde Jordi Llopart y José Marín pero hay mucho más, empezando por los grandísimos entrenadores que tenemos", explica McGrath. Recita una lista que parece no tener fin: José Antonio Carrillo, José Antonio Quintana, Alejandro Aragoneses, Daniel Jacinto Garzón o Valentí Massana... "Te iba a decir alguno, pero son tantos y tan buenos... al final todo eso genera nuevos talentos".
"Talento llama a talento", comenta uno de los que integra esa lista, José Antonio Carrillo, histórico preparador de marcha y desde hace años responsable de las carreras de Álvaro Martín y Miguel Ángel López. Con ellos acumula títulos mundiales, europeos y sólo le falta "el sueño de la medalla olímpica" para culminar una trayectoria de 40 años.
Carrillo es una enciclopedia de su profesión y una puerta abierta a conversar durante largo rato. Tirando de memoria, cuenta que llegó a la marcha casi de casualidad, un mundo del que no provenía. "Yo era corredor, flojo pero corredor (risas), de hecho casi ni me gustaba, pero me fui enganchando... La casualidad de tener que completar el equipo un año me metió en este mundo y ya fui estudiando y empapándome hasta el extremo", recuerda.
Natural de Cieza, donde tiene su 'base' montada, sabe enlazar pasado y futuro para mantener ese "legado". "En mis comienzos de entrenador recuerdo ver a Llopart o Marín como referentes por su modo de trabajo. Todo va calando y es un continuo". Tanto, que lo entronca con la feliz experiencia en Budapest. "Cuando Álvaro y María ganaron comentaban que al ver a Miguel Ángel ganar el Mundial en Pekín 2015 decían 'por qué no yo'. Esa es la idea que nos ha movido siempre, querer emular a nuestros referentes".
Mismo sentimiento que albergaba Paul Mc Grath en su primer gran compromiso (y éxito) en la élite. "En la salida del Europeo pensaba que España llevábamos 10 años ganando y ese plus te motiva más a darlo todo, aunque al final yo no pudiera llegar al oro", narra el catalán. Lo transmite con cierta pena, como si su plata, rozando el oro, fuera una decepción. Muestra de la exigencia de un equipo que no se permite caer en el elogio.
"Es que cuando logramos un éxito más que celebrarlo y conformarnos, hemos sabido crear responsabilidad para no decaer en la siguiente cita", retoma Carrillo, que no duda en afirmar que en España "en cada selección dejamos fuera gente que por nivel en muchos países iría convocada".
Lo sabe bien Álvaro Martín. Asume "como parte del juego" que "el nivel es tan alto que uno de tus cercanos no pueda ir a la competición porque otro compañero ha sido mejor... la exigencia termina por ayudarte a ti mismo al exigirte darlo todo". Habla de cercanos y de compañeros, nunca de rivales, "porque como en cualquier casa hay gente con la que haces más migas que con otros, pero siempre dentro de un ambiente de respeto y compañerismo absoluto".
Lazos reforzados por experiencias como la vivida el 18 de junio, por el 30 cumpleaños de Álvaro. Entre los 'invitados' a la breve fiesta en el Pirineo estuvo Paul McGrath, que rememora ese momento de confraternidad en plena concentración. "Sí, nos trajo un par de tartas y pasamos un rato muy feliz", señala. Para él, "compartir momentos con Miguel Ángel, Álvaro, Cristina (Montesinos)... es muy especial y no hablo sólo de entrenamientos o dinámicas de la marcha, sino momentos, reflexiones personales", rememora feliz.
En un largo mes de concentración hay tiempo para todos los pensamientos. En la charla, celebrada a mitad del stage, Martín aprovecha un momento de descanso para explicar a El HuffPost "la decepción" que supuso Tokio, pese a que "allí se dio un salto de calidad con respecto a los dos anteriores Juegos". España se fue con tres cuartos puestos, alguno tan doloroso como el de Marc Tur, sin medalla en los últimos metros de los 50 kms., y un sexto. "Hemos pasado una pequeña crisis a nivel olímpico pero ya estamos ahí", añade con mirada crítica, sin detenerse apenas en todas las medallas mundiales y europeas entre Juegos ni en los diplomas olímpicos.
De vuelta al leit motiv que une a la selección, Álvaro confiesa entre risas que "somos muy pesados al hablar del legado de la selección". "En nuestras concentraciones vienen también los jóvenes de las inferiores y les insistimos mucho en que cuando nosotros no estemos ya estarán ellos y tendrán que transmitir este mensaje", como ocurrió con él hace ya un tiempo.
Al teléfono y pese a ser de fácil palabra, su entrenador reconoce que sigue "sin poder explicar" la fuerza de la marcha nacional en la que él tiene buena parte. Tras los rompedores métodos de José Antonio Carrillo hay bastante de la gloria de la marcha actual. Pero no siempre contó ni con el eco ni los recursos actuales, lamenta, enlazando anécdotas. "Ya en los 90 con Fernando Vázquez, mi primer olímpico en Atlanta, hacía pruebas de lactato, todo en un modo muy ensayo-error porque no había nada sobre lo que sustentarse". Tampoco, en un campo que hoy es palabra sagrada para los preparadores: la biomecánica.
"Yo provenía de una familia de albañiles y ante la falta de medios recuerdo echar yeso al suelo, hacía pasar a mis atletas en ritmo de competición y medía la distancia de una pierna a otra. Ahí pude ver la dismetría para trabajar la pierna con menor longitud de paso". Para los más jóvenes, un método impensable en un mundo presidido por la tecnología, misma que marca el día a día de Carrillo y otros preparadores. Esa misma tecnología marca. hoy, otro factor clave que sobresale en toda la selección española y de la que presume el preparador murciano. La técnica prodigiosa a la hora de marchar.
"Recuerdo el Campeonato de Europa de 2022. Miguel Ángel hizo el 35 kms. y Álvaro el 20 y los dos ganaron el título. Después de las celebraciones hubo un detalle que no olvido, vino un juez a felicitarme. Le agradecí el gesto pensando que era por los dos oros y no, era una felicitación por lo bien que marchaban mis atletas, me llegó a decir casi que al verles disfrutaba de la técnica. Ese es uno de los mejores premios para un entrenador", rememora orgulloso. Y de nuevo, el 'legado', porque "unos con otros, si ven que se trabaja una técnica perfecta y funciona todos van caminando en la misma dirección", remata.
Un camino que, paso a paso, sigue apuntando a grandes éxitos y que marcha directo a París.