Carlos Alcaraz gana su primer Roland Garros tras remontar frente a Alexander Zverev

Carlos Alcaraz gana su primer Roland Garros tras remontar frente a Alexander Zverev

El tenista español logra así su tercer Grand Slam tras remontar frente al alemán (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2). 

Carlos Alcaraz durante la final del Roland Garros frente a Alexander Zverev.EFE/EPA/YOAN VALAT

El tenista español Carlos Alcaraz ha conseguido su primera corona en Roland Garros y su tercer Grand Slam tras remontar en la final contra el alemán Alexander Zverev, 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 en 4 horas y 19 minuto.

El murciano, de 21 años, el más joven de la historia en alcanzar las finales de las tres superficies, ha demostrado una vez más estar hecho para la gloria en un domingo de máxima tensión en la Philippe Chatrier contra un Zverev que, después de ganar en Roma, estaba en su mejor momento. Alcaraz sufrió sobre todo en el tercer set pero recuperó su juego a tiempo de iniciar su propia historia en París.

Territorio de Rafa Nadal, 14 veces campeón que no pudo llegar lejos porque se encontró con el alemán en primera ronda, la Copa de los Mosqueteros la mordió otro español, un Alcaraz que siempre ha estado llamado a suceder la leyenda del balear. Con su tercer 'grande' en los últimos tres años sin fallo en las finales, el de El Palmar volvió a enseñar calidad, cabeza y tenis para rato.

Mientras Europa elegía a su nuevo parlamento, Roland Garros buscaba un nuevo rey, el año en el que el de hierro, el que tiene una estatua que para siempre recordará sus 14 títulos, Rafa Nadal, había dicho adiós con 38 años en primera ronda y que el único que le ha hecho algo de sombra sobre la tierra batida, el serbio Novak Djokovic, se había marchado con una lesión a los 37.

El combate prometía ser de alta intensidad, porque las previsiones no se inclinaban de forma clara por ninguno, como las encuestas que lo dejan todo a ver qué deciden a última hora los indecisos. Muy claro lo tenía Carlitos, que llegaba de una batalla sin piedad contra el italiano Jannik Sinner, el virtual número 1 del mundo, de la que salió victorioso por fe y constancia y que no parecía querer otro sufrimiento.

El duelo comenzó mirando al servicio del germano, que empezó con dos dobles faltas consecutivas y que marcó el ritmo de los primeros compases. Zverev no se bajaba de los 200 km por hora, pero Alcaraz conseguía contrarrestar el saque bien con su resto, minimizando la principal arma de su adversario.

Se intercambiaron quiebres de salida, pero el juego del español fue ganando en volumen, en variedad, tirando de su abanico de golpes que pusieron a prueba la atención del alemán, que no tiene la mejor arrancada del circuito y tuvo que corretear una vez tras otra tras las dejadas del murciano.

Con eso consiguió arrancar hasta tres saques a Zverev en el primer set, una gesta si se tiene en cuenta que en todo el torneo había dejado escapar 14. Ajustó cosas el germano para el segundo asalto, en el que el español tuvo la desconexión de siempre. Zverev estaba más atento, dominaba más los intercambios apoyado en un 83 % de primeros servicios, un tormento para Alcaraz, que, en el filo de la navaja, empezó a fallar más. El duelo tomó otra dimensión, con el español a la deriva, obligado a dar un toque de timón.

Incrementó la presión el español, varió el juego para hacer correr a su rival y logró meter un grano de arena en la maquinaria germana, para colocarse 5-2 y servicio a favor para hacerse con la tercera manga. Pero le tembló el pulso en el momento clave, otro despiste que le costó cinco juegos seguidos y el tercer set, lo que le puso contra las cuerdas.

La reacción fue inmediata. Alcaraz recuperó su potencia, sorprendió al alemán, que, cuando se quiso dar cuenta, había cedido cuatro juegos. El español fue atendido por el fisio, pero solo fue un susto pasajero.

El partido estaba abocado a ser la décima final de Roland Garros que se resolvía en cinco sets, le epílogo normal entre dos supervivientes: Alcaraz había superado a cinco en semifinales a Sinner y de los once partidos que había jugado a cinco en toda su carrera, solo había perdido uno. Zverev se apuntó dos en este torneo y en total, diez de once en Roland Garros.

El factor físico empezó a jugar su papel y el alemán había llegado a la final con 19 horas y media de tenis en las pistas, el máximo tiempo necesitado por un tenista para alcanzar la final desde que hay datos. La grada entró en éxtasis, la emoción se apoderó de cada golpe y en la cancha todo parecía posible. Alcaraz rompió el servicio de Zverev en el tercer juego y aguantó hasta cuatro bolas del alemán para recuperarlo en el siguiente, una de ellas muy protestada por el germano.

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El partido entró en el terreno de la agonía. Al español le costaba defender su servicio, pero el alemán empezaba a descarrilar. Como ante Sinner dos días antes, Alcaraz comenzó a liberar su brazo y a llevar la apoteosis a la tribuna. Finalmente, llegó el triunfo.