Álvaro Martín, María Pérez y los cinco días que construyeron la 'cuádruple' gesta del deporte español
Los dos marchadores han ganado la medalla de oro en el Mundial de 20 y 35 kilómetros marcha, respectivamente, logrando un hito jamás repetido en la historia. Cuentan a El HuffPost cómo se gestó el "difícil" tiempo entre una y otra prueba.
A estas alturas cuesta ser original, sí. "Marchando un oro", "esto marcha", "a España le va la marcha"... titulares usados hasta la saciedad. Y esa es, precisamente, la buena noticia. Estamos tan acostumbrados a contar éxitos de la marcha española que resulta difícil encontrar una fórmula imaginativa. Pero hay casos especiales donde las palabras surgen solas. "Gesta", "hito", "leyenda"... Todas apuntan hacia Budapest, donde este jueves Álvaro Martín y María Pérez completaban uno de los episodios de mayor gloria del deporte español.
Los dos atletas, extremeño de Llerena él, granadina ella, se alzaban con su segundo oro mundialista en los 35 kilómetros marcha. Días antes habían hecho lo propio con los 20 kms. Cuatro pruebas, cuatro oros para España en la gran cita del verdadero deporte rey. Y una foto, la de los dos abrazados, que ya es parte de la memoria colectiva nacional.
Una gesta 'cuádruple' llevada a cabo en poco más de 100 horas. Cinco días —cuatro en el caso de María— hasta conseguir una imagen en la Plaza de los Héroes de Budapest que entra en el 'olimpo' del deporte nacional e internacional. Pero también tiene una intrahistoria "que no ha sido fácil", confiesan ambos a El HuffPost, con la resaca del cansancio y de un éxito que "aún no sabemos valorar".
Martín lo hace recién aterrizado en Barcelona; Pérez, a la salida del fisio y a punto de volar hasta casa. La alegría se solapa con la fatiga y los problemas físicos, especialmente en el caso de la granadina, que a punto estuvo de perderse la segunda prueba. Su emoción en meta salió de golpe, cuando invitó al equipo médico a compartir medalla e imágenes. Un gesto que dio la vuelta al mundo, como su "reflexión en voz alta" pidiendo un reconocimiento que, al fin, sí han encontrado... pese al todo el ruido.
El esfuerzo que no se vio: 'prohibido' celebrar
"El reto mayúsculo de las dos distancias era meterse en la carrera de inmediato en la segunda pasara lo que pasara, pero reconozco que siendo campeón del mundo en la primera fue difícil no desconcentrarme", admite Álvaro Martín. Recuerda que la noche de su primera conquista, el sábado 19, "cené con mi pareja para celebrarlo, bebí agua y me tocó recogerme pronto... a la mañana siguiente tocaba madrugar".
De hecho, reconoce que "los compañeros y mi gente me decían que estaba muy serio para ser campeón del mundo, pero yo estaba ya metido en el 'mood' de la competición. Era algo que había trabajado y tocó aplicarlo... pero no fue fácil, no".
Fueron jornadas de aislamiento y concentración absoluta en el hotel, como ocurrió en el caso de María Pérez. Por su calendario, a la granadina le tocó doblar en menos tiempo, aunque admite que se le hizo difícil. "En mi caso ha sido algo más fácil porque yo competí el 20 y otra vez el 24. Según gané el primer oro me vine al hotel y ya no he salido. Pero aún así se ha hecho largo, especialmente los dos últimos días, tenía ganas de que todo pasara", expone aún con voz cansada.
Días, horas, de mucho pensar, cada cual según su estrategia. No sólo de carrera, sino de gestión de los tiempos. "En mi caso -expone Álvaro- yo trabajo con el psicólogo Pablo del Río, que me dio pautas para escapar del ruido... y dio efecto", ríe. "Porque se habla de la recuperación física en esos días entre pruebas, y es fundamental, pero aún más lo es la preparación psicológica que hemos hecho desde que asumí el doble reto".
María, por contra, no recurrió a ningún psicólogo. "Sé que son necesarios, pero cada cual funciona de un modo. Yo he probado con alguno y no he tenido ese feeling. Y si no lo encuentras...". Por ello, prosigue, explica que se basó en el autocontrol. "Soy consciente de los fallos que puedo tener y lo he trabajado de otra manera, con una estrategia más mía; desconecté de redes y sólo he usado el WhatsApp para hablar con la familia". El resto, buscando una paz mental y física. Los resultados, a la vista están.
"En esos días de hotel se piensa mucho, ¿sabes?", retoma Álvaro Martín. Muy apegado a su tierra, Llerena (Badajoz), lamenta que "sólo estuve en abril 3 días porque me hacían hijo predilecto, si no no hubiera ido desde Navidad. Y eso pesa. Allí quedan mis amigos, mi familia...".
Tanto pesa, que el sábado por la tarde, aún con el 'subidón' de su primer oro tuvo que vivir a distancia un momento muy especial. "Ese día se casaba y uno de mis mejores amigos y verlo todo por la tarde en una videollamada en mi habitación es duro. Pero es algo que asumí hace tiempo, me dije que si me tenía que perder algo tan grande que fuese por algo como esto, por un reto tan grande. Y aquí estamos", remata risueño.
París, un "sueño" que aún no toca
Los nombres de María y Álvaro figuran desde el jueves con letras aún más grandes en la nómina de favoritos a todo en París 2024. Tras hacer suyas las dos distancias, cuesta no llevar la mirada hacia los Juegos.
Lo asumen como un orgullo y a la vez una carga de presión difícil de llevar a 11 meses de distancia. "Te diría que los Juegos son el sueño de cualquier deportista, pero yo ahora necesito desconectar. Ya habrá tiempo de pensarlos; ahora no", confiesa notablemente fatigada María Pérez.
Algo más reposado, su compañero de distancias admite que "siempre pienso en ellos". No olvida lo de Tokio 2020, cuando "no se cumplieron las expectativas". Por eso tiene ganas de revancha. "Y ahora más", añade el extremeño.
Pero para meterse en 'faena' olímpica aún queda tiempo. Antes toca un merecido descanso. No será inmediato en el caso de Álvaro Martín, que confiesa traerse "deberes" a sus vacaciones. "Me quedan las dos últimas asignaturas para acabar Derecho". El último ataque, bromea, antes de una 'meta' que sí disfrutará María Pérez de inmediato.
Exhausta física y mentalmente y tocada del doble esfuerzo en Budapest, admite la necesidad de parar un tiempo. Y digerir, como su compañero, una gesta que ya 'marcha' directa a la más alta leyenda del deporte español.