'El hombre que estaba allí'. Historia de un crowdfunding
Chaves Nogales es nuestro hombre. Un periodista aventurero, un analista riguroso, un ciudadano comprometido, un escritor de primera línea cuya memoria nos había sido sustraída durante más de medio siglo.
Manuel Chaves Nogales en Ifni (Foto Contreras)
Antes de empezar a contar las tribulaciones del día a día respecto a la campaña de búsqueda de apoyos para editar un documental y un libro sobre Manuel Chaves Nogales titulados El hombre que estaba allí hemos de echar la vista atrás y repasar el origen de todo esto.
Hace unos meses, bastantes, uno de nosotros, Daniel Suberviola, sacó de la mesa acristalada hecha con pallets que tiene en el salón-oficina de su casa unos ejemplares amarillentos de periódicos antiguos. Eran ejemplares de la revista Estampa, una de las primeras y mejor editadas publicaciones gráficas de actualidad que salieron en España.
Sus ojos brillaban de ilusión mientras me enseñaba las páginas ilustradas correspondientes a las sucesivas entregas de Juan Belmonte, matador de toros.
El otro de nosotros, Luis Felipe, había oído hablar vagamente del autor de aquellas líneas. Tenía noticia de su relevancia por Las armas y las letras de Andrés Trapiello y poco más.
Luis Felipe descubrió aquel día una nueva faceta de su socio: la de rastreador compulsivo por rastros y almonedas de viejos ejemplares de Estampa con episodios de Belmonte o de El maestro Martínez que estaba allí, o sea, aquello que tenía ante sus ojos: los fascinantes reportajes de un intrépido periodista cuyo nombre amarilleaba como el viejo papel prensa.
Entonces Daniel dijo: "Luis, Chaves Nogales es nuestro hombre. Léelo y hablamos". Luis se puso a la tarea y descubrió a un periodista aventurero, a un analista riguroso, a un ciudadano comprometido, a un escritor de primera línea cuya memoria nos había sido sustraída durante más de medio siglo.
Y nos metimos en harina.
"En Sama de Langreo, los revolucionarios asesinaron a tiros al cura párroco don Venancio Prada Morón. Cuando éste, a las siete de la mañana, se disponía a decir misa, se presentaron en el templo los revolucionarios y, como el sacerdote huyera, lo cazaron materialmente en la calle. Unos testigos presenciales del asesinato, en la calle, del cura párroco de Sama, relatan el criminal suceso a nuestro enviado especial el subdirector de AHORA, Manuel Chaves Nogales". (Foto Contreras, Vilaseca o Barrio) AHORA, 27 de octubre de 1934.
Los testimonios
En primer lugar había que pensar quiénes llevarían la voz cantante.
En Marbella vivía Pilar, la hija de Chaves Nogales, tras cuya sonrisa, disimulada por una voz melodiosa con cierto deje británico, oculta más de noventa años vividos muy intensamente. Nos acogió como si fuéramos de su familia. Su presencia era esencial y documentar su testimonio una tarea urgente ya que, por desgracia, el tiempo corre contra la eternidad. Y gana siempre.
El siguiente objetivo era Maribel Cintas, la persona que probablemente más horas de su vida ha dedicado a la obra de Chaves Nogales. Sus trabajos de recopilación en bibliotecas, universidades, redacciones y archivos de todo el mundo los había volcado en los cuatro tomos de la obra completa que editó con la ayuda de la Diputación de Sevilla a principios de siglo. Y en una biografía de bello título: El oficio de contar.
Tercer objetivo. Desde hacía años y sin acuerdo previo, una generación de intelectuales españoles se había marcado como tarea común recuperar el nombre y la obra de Manuel Chaves Nogales. En esa nómina estaban Xabier Pericay, Arcadi Espada, Félix de Azúa, Javier Marías, Arturo Pérez Reverte, César Antonio Molina, Ignacio Martínez de Pisón, Antonio Muñoz Molina, Andrés Trapiello y Jorge Martínez Reverte, entre otros. Todos ellos habían escrito artículos y ensayos reivindicando un nombre que merecía por derecho propio un puesto destacado en el canon de los imprescindibles.
Optamos por los tres últimos (Muñoz Molina, Trapiello y Reverte) porque intuíamos que tenían un conocimiento profundo del personaje, porque podían analizar aspectos distintos de su obra (literario, político y periodístico), porque dan muy bien en cámara, todo hay que decirlo, y porque los tres viven en Madrid la mayor parte del año, lo que facilitaba a nuestros maltrechos bolsillos la tarea que se avecinaba.
La documentación
Necesitábamos imágenes. Muchas imágenes. Hacer un documental de corte histórico, con protagonista pero sin escenario, es complicado. Hay que buscar y rebuscar fotografías, documentos, periódicos de época. Pero estas imágenes no son suficiente porque no se mueven.
Y reflexionamos: Si Chaves Nogales estaba en todos los fregaos que tenían lugar en el Madrid de los años veinte y primeros treinta, los mismos años en que se produjo la explosión de los noticieros audiovisuales, su imagen en movimiento debía estar por algún sitio. Primer objetivo: encontrar a nuestro Wally particular. Escenario: la Filmoteca Española.
Durante varios días contrastamos el listado de coberturas sobre las que había escrito Chaves Nogales con el fondo documental de la Filmoteca. El método: mirar no al centro de la imagen ni a sus protagonistas, sino alrededor: espectadores, testigos, gente que pasaba por allí, melés de periodistas... Pero agua. No aparecía por ninguna parte. Era como si Chaves Nogales huyera de los camarógrafos que documentaban la dictadura de Primo de Rivera, la caída de Alfonso XIII, las revoluciones mineras y campesinas, los días de República, los primeros meses de la Guerra Civil... En las imágenes hay periodistas, y muchos, algunos conocidos. Pero no el que buscábamos.
Exprimida la Filmoteca Española no podíamos rendirnos. Nos pateamos virtualmente los archivos Prelinger, el fondo Fed Flix, el archivo Pathé, las filmotecas alemana, francesa, británica... Nada. Más agua.
Hasta que nos introdujimos en el lugar más inesperado de tan evidente: Youtube. Y, tras horas mirando y remirando vídeos de calidad nefasta, apareció: "Está emocionado y aplaude, ante el primer presidente de la Segunda República española el día en que juró su cargo. No sabe que una cámara le observa y casi no entra en plano. Son las únicas imágenes en movimiento que existen de Manuel Chaves Nogales y corresponden al día en que acarició su ideal de revolución".
Es apenas un minuto. La escena transcurre en las escaleras del Congreso de los Diputados el 11 de diciembre de 1931. Niceto Alcalá-Zamora acaba de ser proclamado presidente de la Segunda República y a pocos metros Chaves Nogales aplaude con entusiasmo al nuevo jefe de Estado. Es una película sin sonido de la productora España Film, que hoy custodia el Patronato Niceto Alcalá-Zamora.
La cinta apareció junto a otra de la Fox Movietone, titulada El amanecer de una nueva era en España, 1931, detrás de un armario durante unas obras en la casa de Francisco Adame, regidor de Priego de Córdoba en la República, quien las guardó a instancias del propio Alcalá-Zamora tras el golpe.
Manuel Chaves Nogales: Únicas imágenes en movimiento. from Asma Films on Vimeo.
"Rodar en España es llorar"
Ya sabemos cómo anda la economía en general y en particular. Y sabemos también que rodar en España es llorar.
Cuando uno quiere hacer algo que cuesta dinero hay dos posibilidades: tener dinero para hacerlo o hacerlo sin tener dinero. Lo más conveniente y seguro es lo primero. Lo más entretenido y arriesgado es lo segundo.
Nosotros estamos en el segundo grupo, aunque no por placer. Por tanto, debíamos buscar dinero, poco dinero, pero dinero al fin y al cabo.
El primer paso fue pensar quién podía tener interés en invertir en la recuperación de nuestro personaje. ¿Fundaciones, empresas, editoriales, organismos públicos...? Las editoriales que tienen en catálogo la obra de Chaves Nogales las descartamos enseguida. En general están en la cuerda floja y bastante tienen con poder pagar a sus empleados todos los meses.
Las fundaciones con las que nos pusimos en contacto, tres cuartos de lo mismo. En época de recortes el que primero cae es el que solo proporciona beneficios intangibles.
Nos daba apuro acudir a organismos públicos en una época como ésta, en la hay gente a la que echan de sus casas por un retraso en la mensualidad, hay niños que tienen que ir al cole para poder comer y hasta hay sitios en los que multan a los mendigos por pedir limosna.
Pero necesitábamos poco dinero, muy poco. Como Chaves Nogales era sevillano, acudimos a la Fundación Pública Centro de Estudios Andaluces, un organismo dependiente de la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía cuyo fin es "el fomento de la investigación científica, la generación de conocimiento sobre la realidad social, económica y cultural de Andalucía y la difusión de sus resultados en beneficio de toda la sociedad".
"La difusión de sus resultados en beneficio de toda la sociedad". Sonaba bien.
Hablamos con ellos y llegamos a un acuerdo de patrocinio. Haríamos un intercambio: Nosotros poníamos el documental y ellos lo difundirían con su publicación Andalucía en la Historia. Lo harán dentro de unos meses. También dentro de unos meses colgaremos en internet El hombre que estaba allí para que cualquiera -estudiante de bachillerato andaluz o historiador del periodismo de Misisipi- puedan verlo sin mayor complicación.
Ese acuerdo de patrocinio nos permitía no perder dinero.
Ya teníamos material documental, testimonios y algo de dinero. Faltaba pulsar el botón REC.
Solo era el principio
Tras varios meses de rodaje, montaje, etalonaje y varios ajes más, el documental El hombre que estaba allí se estrenó durante la Feria del Libro de Sevilla de 2013. La temperatura agradable; el público, mucho y entregado; los aplausos, cálidos. Pero lo que más satisfacción nos produjo fue tener entre nosotros a Pilar Chaves Jones, la única hija viva de Manuel. A Pilar le gustó mucho el trabajo, o al menos eso nos dijo. También acudieron el librero sevillano Abelardo Linares, auténtico origen del renacimiento de la obra de Chaves Nogales; Maribel Cintas, la mujer que ha dedicado media vida a nuestro hombre, y un nutrida representación del Centro de Estudios Andaluces, nuestros amados patrocinadores.
De aquella sesión nos quedó la sensación de que faltaba algo. Durante los días posteriores, mucha gente nos hizo llegar su deseo de verlo, su interés por saber algo más de la vida de Chaves Nogales.
Descartadas por el momento las televisiones, que o no tienen dinero o prefieren usarlo para otros menesteres, sopesamos otra fórmulas de difusión. Una fueron los festivales, donde no nos va yendo mal. En el Festival de Astorga, por ejemplo, nos dieron no uno sino dos premios.
Fue entonces cuando comenzamos a darle vueltas a comercializarlo con un libro.
Meses atrás, habíamos apoyado y difundido la publicación a través de la plataforma de micromecenazgo editorial Libros.com la obra Se alquila Casa Blanca, de Carlos de Vega, un genio de la comunicación audiovisual, oral y escrita que, en vez de estar presentando los telediarios de máxima audiencia, la ceguera de los gestores del audiovisual lo han relegado al exilio más allá del muro.
En la presentación del libro de Carlos conocimos a Miguel Ángel García Jurado, uno de los inteligentes, jóvenes y vivaces profesionales que están detrás de Libros.com Allí, ante él, tres amigos nos juramentamos para hacer cada uno un libro y comercializarlo a través de su plataforma. De los tres, dos todavía no han cumplido aquella promesa. El tercero es uno de los arriba firmantes.
Pero, ¿qué libro haríamos? Buena parte del material que recopilamos para El hombre que estaba allí había quedado fuera. Lo audiovisual es así: la imagen y el ritmo narrativo mandan sobre el dato riguroso. Condensación frente a extensión. Sensación frente a explicación. Por tanto, decidimos que recopilaríamos, ordenaríamos y daríamos forma a una obra escrita que complementara el documental. Y lo pondríamos a disposición de los interesados a través de Libros.com.
Sin tiempo apenas para madurarlo teníamos delante un contrato. Como era justo y sensato, lo firmamos. Y antes casi de guardar de nuevo el bolígrafo, ya estaba lanzada la campaña.
Como no era nuestra intención que el grueso de los mecenas vinieran de la nómina de parientes y amigos, como suele ocurrir cuando se utiliza el crowdfunding, decidimos que el marco de actuación para recabar apoyos serían las redes sociales. Concretamente, la principal herramienta de difusión y captación de apoyos es Twitter, aunque sin desdeñar Facebook.
Sin experiencia previa en eso que se llama gestión de comunidades, pero con el experimentado apoyo de los chicos de Libros.com, nos lanzamos. Había que conseguir 250 apoyos en 31 días. Estrategia: Empezar fuerte. Había que conseguir que los prescriptores del tuiterío patrio se hicieran eco de la iniciativa. En muchos casos fue mucho más fácil de lo que podíamos imaginar. @SindoLafuente, @Escolar, @Retiario, @Librosybitios, @EduMadina, @gervasanchez, que suman varios cientos de miles de seguidores, fueron los primeros en hacerse eco y apoyar la campaña. Algo más tarde se unieron @aberron, @mrtfernandez, @juanlarzabal @SaraSolommando, @VilaSilva y otros muchos.
Casi todos eran periodistas, pero había más nichos que debíamos considerar. El taurino, por ejemplo, el sector que ha mantenido durante muchos años viva la llama de Chaves Nogales gracias a su biografía de Belmonte. De ese mundo nos llegan muchos apoyos.
Los primeros días, el contador de mecenas se movía de manera vertiginosa. Un chorreo. Más tarde se ha ido calmando hasta convertirse en una gota malaya capaz de sacar de quicio al más reposado.
Cada mecenas es fruto de una intensa labor de zapa. Hay que responder a cada nuevo apoyo, agradecer cada acto de difusión, recordar la campaña para que los más despistados no olviden llegar hasta el final del proceso en la página de Libros.com
En tres semanas, la cuenta @DocuMCN ha duplicado el número de seguidores. No ha sido tarea fácil. Como hormiguitas, hemos ido siguiendo a todos los que favoriteaban, tuiteaban o retuiteaban cualquier mensaje que incluyera referencias a Chaves Nogales, a El hombre que estaba allí o a la campaña de micromecenazgo.
Hay muchos favs, muchos retuits, muchos "me gusta", pero hay que estar ahí para que la gente recuerde que un clic no se convierte automáticamente en un apoyo. Hay que ir un poco más allá, terminar la transacción. Si alguno tiene preguntas, se responden. Si alguno es incapaz de pagar por su poco hábito tecnológico, se busca la solución. Cada pregunta una respuesta. Cada problema una solución.
Y en ello estamos. Restan algunos apoyos para alcanzar la meta. Y pocos días. Malo será que no alcancemos nuestro objetivo: Que aquellos que tengan interés en profundizar en la figura de Manuel Chaves Nogales y hayan optado por elegirnos a nosotros como transmisores, puedan hacerlo en casa, tranquilamente, unos días antes de Navidad.