Que tu pareja sea tu socio, no tu mejor amigo

Que tu pareja sea tu socio, no tu mejor amigo

Tu pareja no puede y no debería serlo todo en tu vida. Tienes que tener un mejor amigo o tres con los que no estés casado. Ojalá me hubiera dado cuenta antes de lo sola que estaba en mi matrimonio y de lo necesarios que son los amigos.

Caucasian couple arguing on sofaBlend Images - Jose Luis Pelaez Inc via Getty Images

Antes pensaba que la manera de ser feliz en una relación podía resumirse en la frase "no esperes nada de nadie".

Ahora creo que mi consejo sería: "No lo esperes todo de cualquiera".

Creo que el índice de divorcios y el de insatisfacción y disfunción sexual en el matrimonio son consecuencias directas de unas expectativas poco razonables con respecto al matrimonio.

Mi exmarido era mi mejor amigo. Era un excelente mejor amigo. Pero esa amistad no era en absoluto suficiente para hacer que siguiera casada con él.

Ahora sé que lo dejé por dos razones principales. En ese momento, pensaba que le dejaba porque no quería trabajar a jornada completa ni ayudar con la casa tanto como yo. Después de que pasara cuatro años trabajando media jornada y dejándome a mí la mayor parte de las tareas domésticas, me convencí de dos cosas: de que él nunca trabajaría tanto como yo y de que eso siempre me molestaría.

Recuerdo discutir a gritos con mi marido por el trabajo remunerado y por las tareas de la casa y recuerdo verle llorar como respuesta. Nunca me he sentido peor que al hacer llorar a un hombre adulto, al que se suponía que tenía que respaldar, por decirle todos los aspectos en los que no era lo suficientemente bueno.

Cuando lo dejé, lo único que me hizo romperle el corazón a mi mejor amigo fue la absoluta certeza de que para él estar solo sería mejor que estar con alguien que le exigía constantemente más de lo que él estaba dispuesto a dar. Sabía que si no podía quererlo tal y como era tenía que dejarlo marchar.

He pasado los últimos cinco años preguntándome a mí misma si podría haber hecho que nuestro matrimonio funcionara. Es algo que nunca sabré, por supuesto. Pero he aprendido algo que hará que mi próximo matrimonio -si es que alguien es lo suficientemente tonto como para casarse conmigo- sea del todo diferente.

Ahora concibo a las dos partes del matrimonio como dos socios de un negocio.

No estoy diciendo que todo el mundo las conciba así ni que así es como deberían verse. La palabra "matrimonio" es complicada y tiene cientos de significados y connotaciones. Es un acto jurídico, un rito religioso, un conjunto de expectativas sociales. La definición jurídica por sí sola ya es complicada, como nos ha revelado la lucha por el matrimonio homosexual. El matrimonio influye, literalmente, en cientos de leyes e impuestos, por no mencionar ciertos privilegios como las adopciones o las visitas en el hospital.

Simplifiquémoslo por el bien de la discusión. Quiero hablar sobre el acto jurídico que supone el matrimonio.

El objetivo principal de un acto jurídico que une a dos personas "de por vida" es que sea más fácil compartir la propiedad de los bienes y de los hijos. Construir una vía de escape en forma de divorcio le facilita al Estado la división de bienes y el acceso equitativo a los niños y la responsabilidad equitativa de ellos.

Si vuelvo a casarme, será porque quiera compartir mis bienes (y quizá hijos) y porque quiera construir una vía de escape.

Sé que no suena nada romántico. Pero es que no lo es.

No suena nada romántico porque se nos ha enseñado a esperar que nuestra pareja nos lo proporcione todo.

"La altura de tus expectativas es directamente proporcional a la decepción que sentirás. Para que un matrimonio funcione, hay que tener expectativas razonables".

Claro que se supone que compartiremos bienes y quizá hijos, pero también se supone que seremos mejores amigos de por vida, lo que implica unas expectativas delirantemente altas. Además de tu pareja, ¿cuántos mejores amigos tienes? Es probable que más de uno, quizá incluso en paralelo. Por eso la gente madura cambia y crece conjuntamente y emprende caminos separados y tiene necesidades distintas en momentos distintos. Decir "sí quiero" no cambia la realidad, pero esperamos que lo haga.

¡Pero eso no es todo! Además de llevar la casa equitativamente y de ser tu mejor amigo de por vida, también se supone que tu pareja tiene que ser quien te excite y te complazca sexualmente. Y si no eres capaz de acostarte con la persona con la que acabas de discutir sobre el dinero que hay que destinar al fondo de pensiones y a la que has visto pasar una gastroenteritis, ¡eres una mierda de persona!

Creo que vivimos en una cultura en la que se nos ha enseñado a esperar ciertos tipos de compromiso con las necesidades del otro dentro de una relación primaria. No solo a ciertos tipos de compromiso, sino a un compromiso total con todas las necesidades del otro. El matrimonio, para la mayoría de la gente, significa esperar que la otra persona cubra todas tus necesidades prácticas, emocionales y sexuales ahora y siempre.

Puede que no suene muy romántico, pero creo que estáis todos mal de la cabeza.

La altura de tus expectativas es directamente proporcional a la decepción que sentirás.

Para que un matrimonio funcione, hay que tener expectativas razonables.

Por supuesto, tienes que apoyarte en tus amigos en cuanto a cuestiones de intimidad emocional. La manera que tiene nuestra cultura de devaluar la amistad y poner las relaciones sexuales en un pedestal está destrozando los matrimonios. Tu pareja no puede y no debería serlo todo en tu vida. Tienes que tener un mejor amigo o tres con los que no estés casado. Ojalá me hubiera dado cuenta de lo sola que estaba en mi matrimonio. Tenía un mejor amigo y creí que eso era todo lo que necesitaba.

Por supuesto, necesitas fuentes externas para excitarte sexualmente. No estoy diciendo que te pases a la poligamia, porque es algo que te deja sin tiempo para nada más. Me refiero a que leas novelas eróticas, a que pruebes juguetes nuevos, veas porno o pruebes a interpretar papeles.

"El corazón de tu pareja no es de tu propiedad. Los genitales de tu pareja no son de tu propiedad. Tu pareja te deja utilizarlos, pero no te pertenecen".

Al fin y al cabo, solo hay una parte del matrimonio que es fundamental. No es que no pueda externalizarse, pero, si se externaliza, es muy probable que el matrimonio acabe en divorcio. Y es la parte de ser socios de un negocio. La persona que es, junto contigo, propietaria de los bienes debería ser la que te ayudara a gestionarlos.

El corazón de tu pareja no es de tu propiedad. Los genitales de tu pareja no son de tu propiedad. Tu pareja te deja utilizarlos, pero no te pertenecen. Nunca confundas a tu pareja con algo diferente de una persona que es dueña de sí misma y de sus partes. Solo sois dueños conjuntamente de vuestros activos. Y por esa razón es necesario que trabajéis juntos a la hora de gestionarlos.

Creo que la razón por la que fue inevitable que mi matrimonio acabara en divorcio fue que mi marido y yo no éramos buenos socios.

No fuimos capaces de llegar a un acuerdo sobre la dirección, financiera y geográfica, que queríamos tomar. Da igual cómo llegamos a estar así. Yo quería mudarme a Birmingham (Alabama, Estados Unidos) y vivir en un bloque de apartamentos de una zona peatonal de una ciudad sureña. Este objetivo requería que ambos trabajásemos a tiempo completo. Él quería vivir en un lugar menos atractivo y trabajar menos.

Ser amigo y amante de tu pareja es algo bueno, si eres capaz de manejar la situación. Y una buena asociación empresarial requiere un cierto nivel de sinceridad, de proximidad y de optimismo.

Tienes que deshacerte de la expectativa de que tu pareja siempre será tu amigo más íntimo y tu única fuente de excitación sexual.

Cuando dejas de esperar que tu pareja sea algo más que un buen socio, ambos os liberáis del miedo. Tu pareja ya no hará cosas por ti como un buen amigo o amante por miedo a decepcionarte. No hay nada menos motivador que las expectativas. Todos somos mejores amigos y amantes si nos sentimos apreciados. Y nos sentimos peor cuando parece que hagamos lo que hagamos solo llegamos a cumplir las expectativas.

Deshacerse de esas expectativas significa que ni otros amigos ni otros amantes cambiarán los cimientos de tu familia. Significa que tener un nuevo amigo o que te guste alguien nuevo ya no te da pánico. En vez de eso, puedes disfrutar de ello sabiendo que tu papel como socio está asegurado.

Significa que tu pareja puede tener otros favoritos, pero tú seguirás siendo el cofundador, porque tu relación no está construida a base de sentimientos y mentiras sobre lo que significa el amor. Concebir a tu pareja como un cofundador significa que tu relación está construida a base de trabajo duro por una meta común.

A veces la gente se divorcia porque se da cuenta de que su pareja no es un buen socio. Es posible que disminuya el optimismo o que aparezca una diferencia de perspectivas.

Pero la gente suele divorciarse porque:

1. No cumple las expectativas de su pareja.

2. Su pareja no está cumpliendo sus propias expectativas.

3. No se da cuenta de que el problema no es la otra persona, sino sus propias expectativas.

La gente sabe que no les van a dar todo lo que necesiten y no sabe cuáles de sus necesidades son razonables y cuáles no lo son.

"Para alguien cuyas metas y perspectivas coincidan con las mías, que espere de mí esfuerzo, ética, transparencia y actitud positiva, puedo ser la mejor de las esposas".

Lo que quiero si me vuelvo a casar es compartir una serie de expectativas razonables. Quiero una pareja que vea de la misma forma que yo a dónde va nuestra pequeña empresa y cómo llegar hasta allí. Quiero a alguien lo suficientemente fuerte como para ser capaz de mirar alrededor y confiar en que puede conseguir lo que necesite en cualquier parte si lo necesita. Quiero a alguien que asuma la responsabilidad de sus propias necesidades en vez de esperar que yo lo sea todo para él. En otras palabras: quiero a un cofundador.

Esta concepción del matrimonio es, al mismo tiempo, estrecha y amplia de miras. Es estrecha en cuanto a que hay mucha gente con la que me gustaría acostarme o de la que me gustaría ser amiga, pero hay muy pocas personas que compartan mis metas o mi manera de lograrlas como para empezar un negocio con ellas. Pero es amplia en cuanto a que el matrimonio es para todo el mundo. Para los homosexuales, los heterosexuales y para gente de distintas generaciones, y los matrimonios plurales son maneras perfectamente aceptables de dividir y vencer.

Ahora me encuentro en una posición complicada. Aunque es posible que mis ideas sobre el matrimonio no sean románticas, me sigue gustando el concepto de matrimonio. Me encanta la eficiencia, y el matrimonio la ofrece a espuertas en forma de división de tareas, especialización y economías de escala. Pero mis metas cambian constantemente. Y ninguna de ellas requiere a una pareja para su culminación.

Si te preguntas si esta vez seré una buena esposa, te diré lo siguiente: no voy a hacerme responsable de tus necesidades emocionales, no prometo proporcionarte excitación sexual infinita, me niego a ser responsable de lo que pase en tu cabeza. Pero para alguien cuyas metas y perspectivas coincidan con las mías, que espere de mí esfuerzo, ética, transparencia y actitud positiva si hace lo mismo conmigo, puedo ser la mejor de las esposas.

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.

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