Sobre 'Gran Hermano VIP' y la cultura de la violación
Vivimos en un país en el que hay raperos condenados a varios años de cárcel por meterse con la familia real en sus canciones o en el que se detiene a un actor por "cagarse en dios". A su vez, es un país en el que vemos cómo depredadores sexuales y machistas se hacen de oro en televisión, ya sean tertulianos haciendo comentarios homófobos, el abogado defensor de los cinco violadores de San Fermín en los programas de máxima audiencia de las mañanas o a un machirulo que hace apología de la violación en Gran Hermano VIP.
Es lo que ha pasado en esta edición del reality de Telecinco en la que Omar Montes —un tío del que nunca había escuchado hablar y que por lo visto es el ex de la hija de la Pantoja— ha incitado al Mister Universo Asraf Beno a que se acostase con Miriam Saavedra aprovechando que ella había bebido en una de las fiestas que prepara el programa. "Túmbate con ella, que ella quiere ...", le decía Montes, a lo que el Mister Universo contestó: "No, no, no me van esas cosas". "¿Qué cosas? ¿No te gustan las chicas o qué, hermano?", le espetó el ex de Chabelita entre risas.
Lo más grave no fue la salida de tono de Omar Montes —que no le sorprendió a nadie— haciendo apología de la violación, sino que la decisión del programa fuese dejar la nominación de Omar en manos del público. Obviamente, un 80% de personas optaron por su nominación inmediata, pero no ha sido expulsado del programa, así que pasará una semana más entre las paredes de la casa de Guadalix.
¿Qué mensaje está mandando la dirección de un programa que fue este jueves líder absoluto de su franja con su segunda emisión más vista del programa? ¿Qué aprenden esos chavales, algunos menores de edad, que siguen la vida de los famosos? Que si no te aprovechas de una chica que ha bebido de más, eres un calzonazos o no te gustan las mujeres. Que es normal meterse en la cama de una chica cuando ella está en estado de embriaguez e, incluso, es divertido.
Lo normal es que se hubiese procedido a una expulsión disciplinaria, que se hubiese dejado claro el motivo y que se hubiese condenado por parte de todos y cada uno de los colaboradores y concursantes del programa. Pero quizá eso no les convenga para su audiencia o se les desmonten los planes para los próximos Sábado Deluxe.
No es la primera vez que en el programa se hace apología del machismo o el abuso sexual. En la edición de GH17, Álvaro fue expulsado por sus comentarios machistas. "¿Has abandonado alguna vez a una hembra? Que hayas quedado con ella, hayas hecho el amor en un descampado y luego la hayas dejado allí", preguntaba entre risas a sus compañeros.
Tampoco han sido los únicos incidentes: en la siguiente edición, en GH18, se produjo una agresión sexual hacia Carlota Prado, una de las concursantes. En este caso, el acusado, José María, sí que fue expulsado inmediatamente porque la joven contó que se había cometido un "hecho grave y desagradable" contra su persona mientras ella "estaba inconsciente". "El shock fue tremendo y muy a mi pesar, entiendo y estoy de acuerdo con lo que se decide", explicó posteriormente Prado.
Es inadmisible que, en un país donde ha tenido lugar un caso tan sonado como el de 'La Manada', donde durante dos años se ha puesto sobre la mesa el problema de la violencia sexual y el consentimiento, se permita que el señor Omar Montes siga apareciendo durante una semana en televisión, en el canal 24H de Youtube y en la app de Mitele sin ningún castigo más allá de la nominación inmediata en el reality. Todo esto, además, sumado a los habituales comentarios machistas y la sexualización que hacen concursantes como Suso, ya conocido por sus perlitas en otros programas.
Nos echamos las manos a la cabeza con Pablo Motos en El Hormiguero (que tiene tela también) y debatimos sobre si Friends —una serie de los 90'—era o no machista, mientras normalizamos que programas como Mujeres y Hombres y Viceversa o Gran Hermano traten a las mujeres como meros objetos de consumo (nunca verás a una chica gordita en Mujeres y Hombres, por ejemplo).
Queda la esperanza de que, dentro de esos programas se esté levantando alguna voz disidente como Ylenia, ya declarada abiertamente feminista, o Mercedes Milá, que nunca se ha cortado en parar los pies a comentarios machistas.
Y por supuesto, queda la esperanza de las diferencias entre las dos Españas: la que aquí se cuenta y la de Operación Triunfo, cuyos jóvenes defensores de la libertad, de los refugiados y feministas, sí que me representan. Telecinco, es hora de que os pongáis al día y aterricéis en el siglo XXI. Y a los demás: la normalización de estos episodios y la no denuncia de los mismos nos hace cómplices.