Zapatero y Blair: amor en Madrid
El ex primer ministro laborista Tony Blair ha sido el elegido por el expresidente Zapatero para presentar su libro El dilema. 600 días de vértigo, un relato sobre su percepción de la crisis desde la Moncloa. ¿Podría haber elegido peor patrocinador el expresidente Zapatero? Me temo que no.
El ex primer ministro laborista Tony Blair ha sido el elegido por el expresidente Zapatero para presentar su libro El dilema. 600 días de vértigo, un relato sobre su percepción de la crisis desde la Moncloa. ¿Podría haber elegido peor patrocinador el expresidente Zapatero? Sí, claro. Podría haber llamado a Merkel o a Sarkozy, o al ultra conservador actor americano Mel Gibson. Me refiero naturalmente si podría haber elegido a alguien peor que Blair en el campo de la socialdemocracia europea. Me temo que no.
Empecemos por lo obvio. Zapatero fraguó su reputación en la socialdemocracia europea por su valentía al sacar a las tropas de Iraq nada más llegar a La Moncloa en 2004, por encima de las botas texanas del bravo George W. Bush y del bigote vigilante del expresidente Aznar. Blair sin embargo fue el patrocinador principal de la guerra de Iraq en Europa. No merece la pena detenerse de nuevo en el gran compendio de mentiras que se utilizaron para derrocar a Sadam Hussein, ni tampoco en la gran orgía de tortura que en Guantánamo y cárceles secretas se llevan practicando desde entonces.
El Nuevo Laborismo, impulsado por Tony Blair, Gordon Brown y Peter Mandelson en los años 90, fue visto como referente por sectores de la izquierda socialdemócrata europea que, tras la caída del muro de Berlín, buscaron inspiración en la llamada Tercera Vía. Las tres victorias consecutivas de 1997, el 2001 y el 2005 -sin precedentes para el laborismo- confirmaron al renovado partido como atractiva opción de gobierno. Pero, ¿qué ha quedado de todo eso?
La crisis financiera y económica mundial dejó al descubierto la inquietante alianza del Nuevo Laborismo con el mundo de la banca y las finanzas. Los avances producidos en el ámbito social no compensaron las ganancias y millonarios bonus repartidos entre el selecto universo de unos pocos. El Nuevo Laborismo terminó perdiendo su esencia en el poder.
La luna de miel del laborismo de Tony Blair con las políticas económicas liberales fueron imitadas por otros partidos socialdemócratas en el Gobierno, también en España.
Si debemos buscar culpables en el desafortunado "bajar impuestos es de izquierdas", al margen de su autor, Zapatero, o de sus medidas como la supresión del impuesto de patrimonio, es desde luego en figuras como Tony Blair.
¿Qué hay de los paños calientes con los que el Gobierno de Zapatero trató a la banca y a los hispanos jinetes del capitalismo que, con sus bonus y retribuciones obscenas, inflaron burbujas y desde luego vivieron por encima de las posibilidades de su país? Miren también al Reino Unido de Tony Blair. La decisión de Zapatero en su último Consejo de Ministros de indultar al banquero Alfredo Sáenz, inhabilitado para seguir trabajando en el mundo de la banca, fue la triste escena final de esta etapa.
Vayamos ahora a los pasos de Tony Blair como ex primer ministro. Puede que no haya nada malo en el gusto por el dinero, salvo que éste se convierta en una obsesión. Es entonces cuando la moral o la ideología quedan encerrados en el cuarto de la plancha. Blair está desde luego money-obsessed y no plancha sus camisas. No importa si de trata de asesorar a bancos internacionales, gobiernos democráticos o tiránicos, charlas en universidades o fiestas con orquesta, Blair siempre hace caja y acapara una fortuna de dimensiones misteriosas.
¿Cómo pueden ser compatibles sus opacas actividades empresariales con su puesto de enviado especial del Cuarteto (Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y Naciones Unidas) para Oriente Próximo? Que alguien me lo explique.
Las perlas de Blair abarcan también su reciente justificación del golpe de estado en Egipto, su obsesión Cristiana desde su conversión al catolicismo a su salida de Downing Street o su pronóstico en 2009 de que la llegada de Netanyahu al poder sería "una bendición" para el proceso de paz entre israelíes y palestinos. La "bendición" está, tristemente, a la vista.
El mejor legado de Blair quizás sea The Ghost Writer, la película de Polanski de 2010, donde explora algunos de los elementos más oscuros de su personalidad ¿Se ha olvidado Zapatero de la trayectoria del presentador de su libro? Pensé que sólo el amor puede pulir algunas aristas.