#14N porque nos dejan sin futuro
Podríamos dar una sola razón para la huelga y bastaría: casi 6.000.000 de parados, muchos abocados al desempleo por una reforma laboral que se ha convertido en una máquina de destrucción de puestos de trabajo. Pero tenemos muchas más. Tenemos que decir ¡NO! para que el Gobierno español, el de Berlín y en toda Europa se nos oiga alto y claro que NO vamos a permitir que nos dejen sin futuro.
Podríamos dar una sola razón para la huelga y bastaría: casi 6.000.000 de parados, muchos abocados al desempleo por una reforma laboral que se ha convertido en una máquina de destrucción de puestos de trabajo. Pero tenemos muchas más, uno de cada cuatro desempleados quiere trabajar y no puede, un millón setecientos mil hogares tienen a todos sus miembros en paro; la cobertura de las prestaciones por desempleo sigue cayendo y se está desmoronando todo el colchón de protección social.
Por otra parte, los pilares de nuestro Estado de Bienestar se están debilitando. La sanidad es cada vez menos pública y menos universal; la educación va camino de convertirse en un foco de desigualdad y privilegio; la atención a los que necesitan ayuda se ha empequeñecido hasta dejar casi sin efecto la Ley de Dependencia. Podemos sumar los recortes en salarios, prestaciones, ayudas y servicios públicos y el aumento de impuestos. Y ahora también amenazan con tocar las pensiones, rompiendo el acuerdo de diálogo social alcanzado hace un año aproximadamente.
¿Son razones suficientes para esta huelga general? Me parece que sí lo son. Y lo es también la forma en que el Gobierno gestiona la situación: de forma poco transparente, con un doble leguaje, a golpe de Real Decreto, menospreciando cualquier posibilidad de diálogo y negociación, contradiciendo su programa electoral; y mostrando una actitud prepotente ante los españoles y servicial ante Europa, y en concreto ante Alemania que está liderando este desaguisado.
Y las cosas pintan a peor. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año próximo no nos van a ayudar a salir del túnel. Son los más inútiles, los más duros y los más perjudiciales de la democracia y nos van a conducir a un mayor desastre social y económico. De ahí también el carácter anticipatorio de esta convocatoria. Hay que impedir que se siga insistiendo en estas políticas que están provocando una involución económica y social y que sigan tirando por la borda treinta años de construcción democrática.
Mientras el Gobierno dibuja un escenario virtual para la economía y los ciudadanos, que nadie se cree ya -ni siquiera sus socios europeos- son las personas las que están padeciendo la realidad más dura, difícil y desequilibrada de esta crisis. Unos ven reducidos sus sueldos, pierden sus viviendas, sus empleos, sus posibilidades de formarse, de tener unas condiciones de vida, salud y una vejez dignas, las entidades financieras reciben ingentes ayudas, los servicios públicos se privatizan y se debilita nuestro modelo de convivencia.
Todo ello produce un aumento del descontento social, que no se puede frenar con represión, sino con más democracia y participación. Es vital que el pueblo opine sobre estas políticas sobre las que su opinión no ha sido tenida en cuenta, sin esperar a que se convoquen elecciones. Es preciso que se convoque un referéndum, como prevé la Constitución Española en su artículo 92.1, cuando concurren circunstancias de especial trascendencia, como éstas.
Tenemos que impedir el avance de la regresión porque se está aprovechando la crisis para introducir un modelo ideológico coincidente con el que siempre ha defendido el partido del Gobierno. Por eso ya se apunta la posibilidad de que se asienten definitivamente medidas que se están 'vendiendo' como temporales. Así parece deducirse de las palabras del comisario europeo Olli Rehn que menciona la posibilidad de convertir en permanentes cuestiones en principio coyunturales como: la eliminación de la paga extra a los funcionarios y la amnistía fiscal.
Tenemos que luchar contra estas políticas de recorte que nos dejan sin salida y que amenazan con extenderse como una balsa de aceite por Europa -de ahí que la huelga se enmarca en una jornada de acción Europea-.
Tenemos que decir ¡NO! para que el Gobierno español, el de Berlín y en toda Europa se nos oiga alto y claro que NO vamos a permitir que nos dejen sin futuro.