La Puerta de Alcalá. La puerta del Orgullo

La Puerta de Alcalá. La puerta del Orgullo

Que el Orgullo nos mueva este año como siempre, que sepamos escribir nuestra lucha, alzando la voz y la exigencia no importa por qué calle o hasta qué plaza, sino con qué intención y con qué meta, pues es mucha la lucha pendiente como mucho ha sido lo conseguido a golpe de activismo y sacrificio.

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Todavía puedo oírlo -han pasado diez años-, puedo oír el grito acalorado y ronco de la Puerta del Sol gritando igualdad. Gritábamos "esta batalla la vamos a ganar" y la plaza entera respondía en un eco arco iris "esta batalla la vamos a ganar". La batalla era la de nuestra igualdad, la de nuestra dignidad que teníamos la certeza de ganar con nuestro empuje, con nuestra lucha de todos y cada uno de los 365 días del año, con nuestro grito del Día del Orgullo LGTB (de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) en la calle, en la plaza, en la ciudad. La batalla se ganó, lo sabéis, la guerra se ganó por nuestra lucha y se ganó también, lo sabemos, con la visibilidad y el empuje del Orgullo de Madrid, rompeolas de la homofobia. Nuestra lucha se escribe con visibilidad, con esfuerzo, con determinación, con generosidad. También con alegría.

Busco en la hemeroteca de mi cabeza y se me vienen encima sensaciones, se me viene encima el calor de Madrid envuelto en multitudes y las voces exigiendo derechos como en un eco, las voces de la reivindicación mezclada con la fiesta: el Orgullo de Madrid. El año 2003 fue el último en la Puerta del Sol, en 2004 acabamos en Callao y 2005 fue el de Colón y las mangueras de los bomberos rociando a la multitud acalorada y feliz. Desde 2006, por Gran Vía, siempre buscando crecer.

Y en este año seguiremos buscando crecimiento y también mayor seguridad y lo haremos esta vez en el itinerario de las grandes manifestaciones, en el camino de las mareas ciudadanas; esta vez lo haremos recorriendo el puro centro de Madrid. La marea arco iris del Orgullo LGTB de Madrid, este año hasta la Puerta de Alcalá.

Recuerdo que la puerta del Sol se nos quedó pequeña: la multitud activista que la inundaba, las carrozas que la desbordaban -indisoluble imagen del Orgullo de Madrid, rompeolas de la homofobia- eran ya tantas y tan enorme, que la preocupación por crecer y la búsqueda de expansión y seguridad nos llevó a nuevos itinerarios. Y recuerdo que nos dio vértigo, mucho. Dejar la Puerta del Sol, el corazón del Orgullo de Madrid, nos dio mucho vértigo. Pero lo hicimos, y crecimos y supimos trasladar nuestra voz, nuestra lucha y nuestra fiesta a otros espacios, a otros escenarios, porque el traje del Orgullo se había quedado pequeño.

Este año hay que crecer de nuevo porque otra vez la multitud activista y las carrozas indisoluble imagen del Orgullo de Madrid, rompeolas de la homofobia- nos desbordan, porque otra vez el traje del Orgullo de Madrid se ha quedado pequeño y hay que buscar otro espacio más grande y más seguro. Y nos da vértigo, claro, dejar el camino de años, la vía grande de Madrid por la que tan bien ha fluido nuestro Orgullo.

Cualquiera lo entiende si quiere entenderlo, a cualquiera una recomendación de quien encarna la seguridad ciudadana le bastaría como argumento. Debe bastarnos la recomendación de quienes son responsables de nuestra seguridad, en el sentido de que convendría -"conviene que el Orgullo de Madrid busque una alternativa que ofrezca mayor posibilidad de crecimiento y de seguridad"- ocupar en el centro de Madrid otro espacio más amplio. Esa alternativa de crecimiento, ese espacio más seguro, será el de las grandes manifestaciones, el de las mareas ciudadanas.

Nos daba vértigo y nos llenó de dudas. Pero las dudas se fueron disipando a base de sentido común y del mayoritario sentir de las asociaciones LGTB que aplaudieron el cambio y sus motivos. Se fueron disipando con muchas opiniones recibidas, con argumentos llegados desde la lógica y la empatía de tanta gente, de tantas organizaciones... sabiendo comprender y entender las razones; por ejemplo, una carta de la asociación de familias GALEHI en la que apoyaba y agradecía el cambio del recorrido:

"La mayoría nos manifestamos con nuestras familias, entre ellas hay numerosos niños de corta edad; la certeza de que la manifestación este año será más segura nos hará acudir con más ganas aún y en mayor número. Como personas LGTB y como madres y padres de quienes pueden ser víctimas de acoso escolar, de homofobia, deseamos manifestarnos y seguir luchando por nuestros derechos".

Y si a pesar de todo hay quien no acaba de comprender las razones y dudan si acompañarnos, les invito a recordar la necesidad de la reivindicación de la diversidad sexual y de género, les invito a unirse en la exigencia de unas aulas seguras que eviten el sufrimiento de nuestra juventud, les invito a que su voz contribuya al cese de las agresiones que padecemos, a la exigencia de la peligrosa homofobia rampante. Les recuerdo la tremenda situación que sufren las personas LGTB en demasiados países todavía... acosadas, hostigadas, perseguidas, asesinadas... Les recuerdo tantos Orgullos prohibidos, Orgullos heroicos en los que se sale a la calle para arrancar derechos y recibir palizas.

Que el Orgullo nos mueva este año como siempre, que este año de nuevo sepamos escribir nuestra lucha con tu paso y el mío, alzando la voz y la exigencia no importa por qué calle o hasta qué plaza, sino con qué intención y con qué meta, pues es mucha la lucha pendiente como mucho ha sido lo conseguido a golpe de activismo y sacrificio.

Este año la ciudadanía se dará la mano una vez más con el colectivo de la diversidad sexual y de género el 6 de julio en Madrid para marchar juntos buscando el arco iris de la igualdad real que merecemos. El corazón y la razón del Orgullo de Madrid estará donde nuestra voz, donde nuestra exigencia, donde nuestra presencia luchadora y festiva.

La intención, el sentido y la meta del Orgullo nunca cambian.

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