Del 'caso Rosell' al 'escándalo Alba': puaaaffff, qué asco
"Esto es increíble, es terrible para la democracia", me confesaba asqueado un alto cargo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Y mucho de increíble tiene esta historia que, excepto sexo -por ahora-, tiene todos los ingredientes de un guion salido de madre de una serie de televisión tipo House of Cards o Scandal, que reflejan la corrupción de los poderes, los odios, la ambición desenfrenada, las traiciones, en estado puro.
Foto del juez Alba/EFE
"Esto es increíble, es terrible para la democracia", me confesaba asqueado un alto cargo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Y mucho de increíble tiene esta historia que, excepto sexo -por ahora-, tiene todos los ingredientes de un guion salido de madre de una serie de televisión tipo House of Cards o Scandal, que reflejan la corrupción de los poderes, los odios, la ambición desenfrenada, las traiciones, en estado puro.
Hay una jueza progresista de fuerte carácter que siempre ha destacado por su intransigencia visceral hacia la corrupción, y que a pesar de sus simpatías hacia el PSOE fue fichada por Podemos, ganó plaza de diputada el 20 D y ha sido públicamente propuesta por Iglesias como candidata firme al Ministerio de Justicia, si gobiernan, claro; hay un periodista y tenaz editor de medios, aliado con eldiario.es, compañero sentimental de su señoría ahora en excedencia, también cercano al socialismo, y que se ha hecho un referente entre el batallón de la dignidad que desde hace un cuarto de siglo ha contribuido a limpiar este país. O a intentarlo al menos.
Hay un político, José Manuel Soria, cuya legendaria soberbia ha pasado a los anales periodísticos al menos -pero no solamente, que por esos misterios insondables que depara la vida ha llegado a ministro y que su propia voluntad ha situado en el epicentro de muchos escándalos, eólicos o terrestres-, y del que dicen que es incapaz de separar la realidad de la ficción. Por ejemplo, en sus relaciones con una cuenta off shore en Panamá: sus contradictorias explicaciones, -"mentiras", simplifican los titulares- le forzaron a dimitir y a salir por la puerta trasera; según algunas pistas que dejaron rastro fue la mano anónima que facilitó al juzgado adecuado el documento sobre el que cimentó su posterior denuncia contra la diputada podemita, que a su vez denunció, precisamente, que todo obedecía a un frío y calculado montaje del jefe regional del PP.
Hay un poderoso empresario salido de la nada que empezó su historia cuidando coches en un descampado y que hoy es el dueño de una compañía de la seguridad privada de las más importantes de España, a quien Rosell acusaba de varios delitos fiscales y laborales.
Hay un magistrado, Salvador Alba, con pública y notoria inquina a la jueza -se oye su voz diciendo que es "una cabrona hija de puta", al mes de decir que no le tenía animadversión, que sometió al empresario imputado a un insólito interrogatorio ajeno a la causa: pretendía demostrar que la ex colega dilató maliciosamente la instrucción para beneficiar al hombre de negocios por supuestos favores a su marido, cuando el propio 'justiciero' le ofreció desimputarlo, según las grabaciones que puede escuchar toda España, a cambio de que colaborara con él en el acoso a la exportavoz de Jueces para la Democracia.
Y, por fin, aparte de personajes menores que actúan como satélites de los grandes planetas, y de una sorprendente actividad del TS (una investigación pre-procesal de la Fiscalía Provincial - otra estrella en este cielo lleno de nubes- fue contundentemente rechazada por el TSJC y por el CGPJ), estalla lo que muchos preveían: una grabación, cómo no, en la parece quedar claro que el caso Rosell ha sido una cacería tipo inglés, con cornetas, caballos y perros persiguiendo al desdichado zorro curioso. El magistrado enemigo de la magistrada a la que sustituyó en Instrucción 8, presentándose voluntario, presionó al self made man para que declarara exactamente lo que él le proponía con el ánimo confeso de hundir a la ya parlamentaria mediante la estructuración minuciosa de elementos aislados que, unidos como las cuentas de un collar, contribuyeran a dar una visión apropiadamente sospechosa de las relaciones comerciales normales entre el marido de la jueza y el empresario.
Ahora, la entrega oficial en un juzgado por el empresario en cuestión de una grabación secreta realizada por él en marzo, previa a su abracadabrante y precocinado interrogatorio en sede judicial, cuando los ingredientes del puchero se pusieron al fuego dentro de la olla exprés, ofrece una visión sobrecogedora de la justicia. Pobre Elpidio, por lo que lo echaron y lo que se ha visto después.
"Puaaafffff, qué asco", es la frase más oída estos días. Pero nada de esto es sorprendente. Se conocía el caminar de la perrita. Según el proverbio que repetía John F. Kennedy, "los que han querido cabalgar a lomos de un tigre han acabado devorados por él". Una intuición me inclinó a titular una columna sobre esta novela de no ficción en El Huffington Post, el 11 de abril, ¿Estrategia de guerra preventiva contra la candidata de Podemos a ministra de Justicia?.
Probablemente el juez Alba no le cavó la fosa a Victoria Rosell... sino a sí mismo. "Dios escribe con renglones torcidos", nos advertían los curas en los ejercicios espirituales del nacionalcatolicismo. Amén.