Ha nacido un 'nuevo ser humano': 'HumanOffOn'
El debate sobre el impacto de la digitalización en el trabajo no es reciente y existen posturas para todos los gustos. Lo único seguro es que lo que viene será muy diferente de lo que conocimos. Nos estamos dirigiendo a un mundo que desconocemos y en el que el talento creativo será tan necesario como imprescindible.
Lo efímero es la norma en la era digital. Snapchat como metáfora de una nueva era donde todo va deprisa. Donde poco deja huella y en la que un nuevo ser humano está aprendiendo a vivir en un nuevo mundo donde confluyen el online y el offline. "Hay un valor real en compartir momentos que no viven para siempre", afirma Evan Spiegel, fundador de Snapchat.
Hace tres décadas, el espacio vital del ser humano se amplió: nacía el mundo online. Ahora, sigue haciendo las mismas cosas que hace 30 años, trabajar, comer, compartir, amar, vivir. Pero ya no las hace igual, Internet y las nuevas tecnologías lo han cambiado -casi- todo. Internet es el invento más extendidamente útil de la historia de la humanidad y el que más rápido se adoptó a nivel global.
Y entre los muchos cambios, la tecnología ha cambiado el concepto de tiempo y de espacio.
¿Cómo ha cambiado el concepto de espacio? Internet ha hecho desaparecer las distancias. ¿Cómo ha cambiado el tiempo? Hoy la velocidad tiene un nombre: lo instantáneo.
Estos cambios están afectando como vivimos y el tipo de sociedad que estamos construyendo. En este mundo tendremos cada vez más Internet, más usuarios, más acceso móvil, más velocidad, más marcas y más cosas que podremos controlar a través de Internet. Pero ¿tendremos más humanidad?
Vemos nuestro Smartphone unas 230 veces al día, revisamos nuestras apps de mensajería instantánea una media de 30 veces, y nuestro muro de Facebook, unas 15. El Smartphone es nuestra conexión con el mundo: todo es instantáneo, las distancias no existen.
De manera positiva, este nuevo mundo ha ampliado las fronteras del mundo físico hasta límites insospechados. Ya es normal hablar de inteligencia artificial, impresoras 3D, Big Data, robots, coches autoconducidos, medicina genómica y realidad virtual. Estamos viviendo en un mundo que avanza a diferentes velocidades. Mientras el ser humano llega a Marte, en algunos países a las mujeres no se les permite conducir.
El nuevo ser humano observa cómo su entorno cultural, social, político, religioso y económico se tambalea porque ha comenzado una nueva era, la digital. Y toda nueva era ve el nacimiento de un nuevo ser humano.
Hasta este momento, nos definíamos como humanos en relación a las diferencias que teníamos con el resto de las especies que habitan la Tierra. Desde ahora, lo que nos define como humanos lo empezamos a establecer en base a las diferencias que tenemos con las máquinas.
Estamos asumiendo que el cambio tecnológico ya ocurrió. Ahora toca asumir el cambio humano. Son cambios de paradigma profundos e interesantes que apelan más a la comprensión antropológica que tecnológica del fenómeno.
Cambia el hombre, cambia el trabajo
El debate sobre el impacto de la digitalización en el trabajo no es reciente y existen posturas para todos los gustos. Lo único seguro es que lo que viene será muy diferente de lo que conocimos. Nos estamos dirigiendo a un mundo que desconocemos y en el que el talento creativo será tan necesario como imprescindible.
Cambiará casi todo. Uno de los aspectos más concretos en relación a la flexibilidad laboral es el de la movilidad. En la búsqueda de mejorar la productividad, la tecnología ha puesto al alcance de las organizaciones todo tipo de soluciones para que siempre se pueda estar conectado sin necesidad de estar en la oficina. Se estima que, para el año 2020, habrá más de cien millones de trabajadores móviles en Estados Unidos. No es un número para menospreciar, cuando representa el 72 por ciento de la fuerza laboral estadounidense.
Los disruptivos de hoy podrán ser los disrupcionados de mañana. El mundo de los negocios verá cómo alrededor de la mitad de las empresas que aparecerán en el Ranking Fortune 500 Index en 2025 todavía han comenzado a funcionar.
En la actualidad, más del 50% de las empresas que figuraban en dicho ranking hacia inicios del siglo XXI ya no están.
Vamos a protagonizar una batalla por el talento. Y otra entre máquinas y personas, y viceversa. Estamos viendo cómo el nivel de inteligencia artificial está igualando al de inteligencia humana. Ya no sólo vamos a competir entre nosotros, sino que vamos a competir con robots, con máquinas.
Esta es una transformación brutal, porque la clave del éxito va a ser más que nunca el factor humano, ese que todavía va a poder añadir valor y sostenibilidad a la empresa, pero también va a ser mucho más exigente.
La mayoría de empresas está focalizando su energía, y su discurso, en los avances tecnológicos, pero relegan a un plano secundario al factor humano. Saltar al mundo digital, al mundo de las maquinas, la inteligencia artificial, los robots, sin antes haber invertido en las personas es una apuesta por el fracaso.
El orden es claro: Primero, las personas, después, la tecnología. Poner un orden a la innovación y al progreso resulta esencial en esta nueva era. Por eso me pregunto: ¿y si además de hablar de transformación digital en las empresas hablamos de transformación humana?
Hay que trabajar para abrir la mente, para asumir el fin de la revolución industrial como filosofía y cultura y dar la bienvenida a la era Digital, donde el talento, la creatividad y la innovación serán los pilares del desarrollo. No hay innovación sin personas, no hay tecnología sin cerebros. Cuando asumamos que es la creatividad humana la que genera las maravillas tecnológicas, dejaremos de ponderar el resultado y comenzaremos a dar valor al proceso.
Internet ha cambiado la infraestructura de las relaciones del mismo modo que ahora cambia la forma en que trabajamos, comemos o compartimos. El ser humano como especie ya no se conecta por obligación o deseo, sino por necesidad. Este nuevo ser humano vive conectado las veinticuatro horas.
El gran cambio que nos convoca es que ahora toca volver a poner en el centro a lo humano. Es lo nuevo, lo diferente, lo desconocido y, sin embargo, ya es parte central de la vida social de este ser.