La cocina clásica o el cocinero clasista
La cocina, como ocurre también en otros oficios artesanales, no puede prescindir de la experiencia, del poso que deja en el artesano el trabajo diario. Pero no basta solo la experiencia propia, un gran cociner@ se nutre igualmente de la experiencia ajena para conseguir esa amada independencia.
Canción recomendada: Other side of the World, Eye to the Telescope.
La gran cocina está llena de experiencias que ha ido recogiendo el cociner@ de aquí y allá a lo largo de sus viajes o encuentros con otros cocineros. Eso, más la experiencia que otorga el simple paso del tiempo en la búsqueda de lo autentico, sin complejos ni más ataduras que las propias del oficio.
La cocina, como ocurre también en otros oficios artesanales, no puede prescindir de la experiencia, del poso que deja en el artesano el trabajo diario. Pero no basta solo la experiencia propia, un gran chef, un gran cociner@ se nutre igualmente de la experiencia ajena para conseguir esa amada independencia, liberándose de paso de toda influencia. Más aún en esta época nuestra, en que la transmisión de conocimientos entre las nuevas y viejas generaciones fluye como nunca en la historia de la gastronomía. En el momento en el que encuentra su estilo, el cociner@ y su cocina, en su apogeo, se convierte en su propio clásico.
Y sí, la capacidad para no volver a errar sólo se adquiere con la práctica. Quiero decir con esto, que no podemos jubilar literalmente a los grandes cocineros anónimos que doblan o triplican la edad de gente joven. A estas jóvenes promesas, esa juventud les hace débiles en situaciones complicadas y muchos de ellos se derrumban en sus propias decisiones. En la cocina uno sólo es viejo cuando pierde el interés por seguir aprendiendo, cuando le abandona el sueño de querer verlo todo; cuando cree saberlo todo o más que ninguno. Todos debemos depurarnos a lo esencial: honestidad, ética, generosidad, integridad... valores humanos por encima de los valores que este mundo quiere imponer: honores, riqueza, SER EL ÚNICO EN TENER LA VERDAD, ¡EL TODO PODEROSO!
A veces merece la pena ser hedonista, hacerse amigo de la vida y disfrutarla hasta las últimas consecuencias. Enamorase de los placeres que pueda obtener uno por sus propios medios o de los que le facilite el resto, en este caso otros chefs. No vale la pena aislarse, negarse a servirse de los descubrimientos y pistas que otros van dejando, así como es absurdo jugar al secretismo con los pocos logros que uno pueda ir consiguiendo.
El ritmo de la vida hace que aparezcan ya otros cociner@s, a veces llenos de insolencia, de locuras sin maldad, de sentirse ese todo poderoso que alguien le ha dicho que es, y que permiten a este bello oficio de cocinero evolucionar sin pausa, con espíritu y a veces con felicidad.
Con todo ello, la cocina clásica o el cociner@ clasista nunca ha desaparecido, siempre está y ha estado unida a la modernidad, a los aromas y texturas de lo que sabe a contemporáneo desde la evolución hasta su final.
Así que ya sabéis, quien piense que ha inventado algo bueno que no dude en compartirlo con todas las generaciones.
Desde otro tipo de cocina.