Japón dos años después. Planteamiento urbano de la reconstrucción: la ciudad desde cero
La ciudades de Iwate y Miyagi han sido literalmente arrancadas de sus cimientos y hoy, dos años después del entierro paulatino del dolor y de la soledad, la regeneración urbana y la reconstrucción han llegado a Tohoku.
Los elementos y lugares arquitectónicos que aparecen en la película Metrópolis de Fritz Lang en 1927 cuentan historias de un futuro lejano con una visión arquitectónica basada en el decorado. Cineastas como Georges Méliès fueron pioneros en el uso del cartón para construir la ciudad y recrear la ficción urbana a través del arte fílmica. Lang hablaba de ciudades del siglo XXI al imaginar la relación entre el espacio urbano y el desarrollo de una sociedad contemporánea como un experimento de la visión innovadora de la arquitectura.
Como Lang, el cineasta Anthony Vidler, examinó el arte del cine como un laboratorio, aunque éste miraba al futuro como un embrión. Un neonato que partía de cero y con él exploraba la arquitectura y la urbe. Un juego de luces, sombras, escala y movimiento que permitió, junto a otros directores de su época, la intersección de dos de las grandes artes espaciales: el cine y la arquitectura.
Si uno visita hoy la región desolada de Tohoku, comprenderá bien lo que es un escenario teatral. Irreal y abierto, como un océano. La costa norte se ha teñido de ultravioleta y de rojo y son pocos los que no han imaginado un guión, imposible por improbable, tras la catástrofe del tsunami y la crisis nuclear de 2011.
La ciudades de Iwate y Miyagi han sido literalmente arrancadas de sus cimientos y hoy, dos años después del entierro paulatino del dolor y de la soledad, la regeneración urbana y la reconstrucción han llegado a Tohoku.
Pabellón temporal de Sanaa -en Miyato jima-, Miyagi. Foto cedida por pechacucha.org.
Desde los años 70, los líderes de la arquitectura nipona han propuesto teorías, de base aún tambaleante, sobre la ciudad desde un punto de vista social, político y cultural en relación a su demografía y al futuro. Tras años de bonanza económica, la realidad y la crisis han demostrado que los arquitectos, lejos de utopías megalómanas han tenido que actuar con rapidez y creatividad, cuando la realidad ha llegado de golpe. Actuando en lo pequeño y creando grupos de acción, los arquitectos y voluntarios, masivamente han colaborado en la reconstrucción de Tohoku logrando, dos años después, tener una trayectoria a seguir a largo plazo.
El arquitecto, como llave de apertura hacia el futuro de una sociedad destruida, carece hoy de ideas claras que partan de la ayuda gubernamental por sí sola y se ha dado la vuelta para mirar a la comunidad de la cooperación como único asidero ante el ahogo social y económico del país.
El asunto de la revitalización urbana ha sido exhaustivamente analizado en el campo del planeamiento urbano y puesto en práctica en numerosas ocasiones y los espacios de apoyo a la comunidad y la conservación de la identidad cultural han sido la clave en un modelo recurrente en las nuevas ciudades sostenibles. Ahora, cuando de verdad toca entrar en acción, los arquitectos japoneses han sabido poner sobre la mesa nuevas ideas sobre la reconstrucción urbana y social y se han perfilado como mediadores entre la voz del estado y la de los ciudadanos.
El arquitecto Toyo Ito reunido con los pescadores. Foto cedida por Toyo Ito Architecture Office.
La destrucción de miles de vidas y hogares llegó un día como otro cualquiera y dejó claro que el gran error de los habitantes de esta zona fue el olvido. La presión inmobiliaria y la economía hicieron de las ciudades y pueblos de la costa de Tohoku un lugar al que la gente confió su espacio de vida y sus habitantes, sin pensar en el desastre del tsunami de 1933 en la misma localidad, desplazaron la línea de edificación hasta el borde de la playa, firmando un documento de muerte al construir ladera abajo.
Tras el terremoto, el secretariado de revitalización regional, una entidad estatal japonesa al servicio de la revitalización de los polos urbanos, organizó una sesión extraordinaria, a cargo del presidente Tatsuo Hata, en la que se establecieron los puntos clave de la reconstrucción urbana tras la experiencia del Gran terremoto del Este. Como resultado de la sesión, que incluía expertos en prevención de desastres, el Gabinete aprobó una revisión del plan de revitalización urbana en octubre de 2011.
Uno de los puntos clave resultó ser el de prevenir circunstancias casuales ante los temblores de gran magnitud, implementando medidas de prevención específicas en determinadas áreas con un alto riesgo sísmico, para evitar casos como el de Fukushima Dai Ichi.
Tras la revisión de la ley, el grupo de prevención de desastres, liderado por Itsuki Nakabayashi, acordó junto al Ministerio de Tierra, Infraestructuras, Transporte y Turismo, establecer un sistema de planes de seguridad en la regeneración urbana que conllevara un plan para garantizar la vida de los ciudadanos ante los grandes terremotos, especialmente en los distritos de gran densidad, como el área de Shinjuku, en Tokio.
Estas medidas se marcaron como fin establecer una normativa urbanística que incluyese rutas de escape, dispositivos de emergencia, lugares de almacenamiento de víveres, gestión de materiales, guías de evacuación para los ciudadanos, información de servicios, sistemas de distribución de provisiones y un entrenamiento especial de emergencia para la población.
En todas las comunidades, la reforma legislativa de octubre de 2011 se acogió como la primera piedra de la reconstrucción urbana, que en las ciudades arrasadas por el tsunami comenzaba desde cero.
Merienda-asamblea frente al colegio en la localidad de Kamaishi-Iwate. Foto: AG
Las comunidades de la costa vieron en el planteamiento del Gobierno un énfasis en la necesidad de ayuda mutua entre las ciudades afectadas y una sólida legislación para la regeneración urbana sobre la base de una edificación segura, provista de sistemas de evacuación y de delimitaciones geográficas.
El caso de la ciudad de Kamaishi, cuyo consejero de planeamiento urbano es Toyo Ito, ha propuesto un sistema de elementos construidos y paisajes que rodea la costa de la ciudad. El plan propone vías de evacuación, corredores verdes, y viviendas preparadas para mitigar el efecto de un posible tsunami en el futuro. Además, la propuesta añade equipamientos y parques junto a los ejes principales y un Fishermen's warf o muelle de pescadores que se suma a un parque junto al mar para reforzar el centro comercial y social de la nueva urbe.
En Japón, según las palabras de Ito, el planeamiento urbano se lleva a cabo a través de los representantes de la ciudadanía, ingenieros civiles, representantes del Gobierno local y algunos arquitectos. El plan final de reconstrucción se lleva a cabo a través de encuentros y reuniones y aunque en Japón los ingenieros suelen establecer las directrices del proceso, el arquitecto debe estar involucrado para aportar humanidad al proyecto. Ito ha tratado de escuchar las voces de los ciudadanos para incorporarlas en la medida de lo posible en el nuevo plan urbanístico de Kamaishi.
La respuesta de la ciudad desde cero en este caso, se define por ir más allá del urbanismo y de la arquitectura e incluir la gestión de recursos humanos a través de un sistema social, consciente del peligro que se cierne sobre las ciudades próximas a la Placa del Pacífico, de elevado riesgo sísmico. El mantenimiento de las funciones vitales de la ciudad es una prioridad, sea cual sea la magnitud del desastre y el nuevo planeamiento se ha dispuesto para garantizar que estas actividades se sigan desarrollando bajo cualquier circunstancia inesperada.