SIDA: batallas ganadas, sí, pero no la guerra
Desde los comienzos del siglo XXI la lucha global contra el SIDA ha conseguido grandes éxitos, como una disminución de la tasa de mortalidad del 42% en los últimos diez años. Sin embargo, todavía hoy y según las estadísticas globales de ONUSIDA del 2014 casi 37 millones de personas en el mundo están infectadas de VIH, 25,8 millones de ellas en el África Subsahariana. Es necesario seguir luchando.
Foto de un laboratorio de Sierra Leona cedida por Farmamundi
Desde los comienzos del siglo XXI, la lucha global contra el SIDA ha conseguido grandes éxitos, tales como una significativa reducción del número total de nuevas infecciones, pasando de 3,1 a 2 millones de personas en los últimos cuatro años. Este decrecimiento es especialmente importante en la población infantil, suponiendo una reducción del 58% desde el año 2000. Del mismo modo, el número de muertes relacionadas con el SIDA también se ve reducido anualmente en 400.000 personas, traduciéndose en una disminución de la tasa de mortalidad del 42% en los últimos diez años.
Un hito brillante fue la aparición en 2009 de tratamientos antiretrovirales que, seguidos al pie de la letra, aminoran el curso de la enfermedad hasta casi detenerla. El acceso al tratamiento desde su aparición se ha extendido a más del doble de pacientes, alcanzando los 15 millones de personas tratadas en 2015. Por otro lado, la cantidad de recursos empleados a nivel mundial en la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida ha crecido exponencialmente en los últimos años, alcanzando la cifra de 21 billones de dólares.
Todo esto nos permite ver el vaso medio lleno, llenarnos de satisfacción por el esfuerzo realizado, de alegría por los objetivos alcanzados y de esperanza por el futuro de las personas afectadas.
Sin embargo, la guerra no está ganada, esta enfermedad a fecha de hoy mantiene su crudeza y gravedad real, y sigue y sigue extendiéndose. Debemos seguir luchando y esforzándonos por evitar infecciones y muertes.
El VIH sigue siendo una de las principales causas de muerte
En los países de ingresos bajos, aproximadamente 4 de cada 10 muertes ocurren en niños menores de 15 años, y tan solo 2 de cada 10 muertes corresponden a personas de 70 años o más. La causa predominante de defunción son las enfermedades infecciosas: en conjunto, la infección por el VIH/SIDA, las infecciones de las vías respiratorias bajas, las enfermedades diarreicas, el paludismo y la tuberculosis causan casi una tercera parte de las muertes en esos países.
El SIDA continúa ocupando a fecha de hoy un lugar importante en la lista de las principales causas de muerte en el mundo, junto a otras patologías como la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares, las infecciones de las vías respiratorias bajas, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y las enfermedades diarreicas. Según los datos proporcionados por ONUSIDA, en 2014 ha provocado la muerte de 1,2 millones de personas.
De acuerdo a las Estadísticas globales del 2014 (ONUSIDA), casi 37 millones de personas en el mundo están infectadas de VIH (25,8 millones de ellas en el África Subsahariana), aunque hay que recalcar que de los 2 millones de nuevas infecciones por VIH en el último año hay una elevada incidencia en los países con altos ingresos.
La lucha debe continuar: más prevención y más acceso a tratamientos de calidad
Los resultados de tendencias publicados por ONUSIDA en 2014 muestran que, desde el 2000, las personas infectadas por VIH han ido progresivamente en aumento, llegando a casi 40 millones de personas en el mundo.
Se debe seguir progresando a nivel mundial en el camino hacia los objetivos de acceso universal a los servicios de prevención y tratamiento antirretroviral, para lo cual se han de modificar las actuales reglas comerciales y los impedimentos de acceso que genera la existencia de patentes.
Es preciso el trabajo coordinado y con apoyo institucional para reducir la transmisión sexual del VIH y las nuevas infecciones (que hoy en día mayoritariamente son por transmisión heterosexual), la transmisión vertical del VIH y la mortalidad materna relacionada con el SIDA, siendo esencial el fomento del diagnóstico precoz para mejorar el pronóstico de la enfermedad.
Hay que luchar por reducir las muertes por tuberculosis en personas con el VIH, desarrollar una protección social para las personas que viven con el VIH (servicios de atención y apoyo esenciales), reducir el número de países con leyes y prácticas punitivas en torno a la transmisión del VIH, el comercio sexual, el consumo de drogas o la homosexualidad.
Para todo ello, deben seguir creciendo los recursos mundiales destinados a la lucha contra el SIDA. En 2015, España ha incrementado su aportación anual a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), siendo del 0,17% del Producto Interior Bruto. Aun así, esta cifra nos sitúa en niveles de los años 90 y a la cola de los donantes europeos. De igual modo, se debe dotar de recursos a los centros de investigación destinados a buscar una cura para la enfermedad o la obtención de una vacuna.
Desde Farmamundi queremos seguir insistiendo en la importancia de seguir luchando para conseguir la erradicación total y absoluta de esta enfermedad que provocaba terror en la sociedad y era tan mediática en la década pasada y que hoy en día parece olvidada, tanto por los Gobiernos como por la sociedad general.