YPF coloca deuda con el enemigo
La presidenta argentina Cristina Fernández y sus ministros critican en cuanta oportunidad se les presenta a las tres grandes calificadoras de riesgo del mundo (S&P, Moody's y Fitch Ratings). Sin embargo, YPF le pagó a Fitch para que evaluara el título de deuda en pesos que busca financiar inversiones en exploración de la compañía estatal argentina. La agencia hizo su trabajo y se tomó la revancha. Fitch no cumplió con la supuesta regla tan denostada de hablar a favor de quien los contrata. La calificadora más bien hizo lo contrario.
La venta de un bono de deuda entre inversores minoristas de la petrolera renacionalizada vuelve a poner en descubierto la contradicción del discurso político-económico del Gobierno argentino. La presidenta Cristina Fernández y sus ministros critican en cuanta oportunidad se les presenta a las tres grandes calificadoras de riesgo del mundo (S&P, Moody's y Fitch Ratings). Sin embargo, YPF le pagó a Fitch para que evaluara el título de deuda en pesos que busca financiar inversiones en exploración de la compañía estatal argentina. La agencia hizo su trabajo y se tomó la revancha.
El Gobierno argentino no tiene contemplaciones con las agencias de riesgo. Sus funcionarios consideran injusto que las Big Three mantengan bajas las notas de la deuda soberana de Argentina pese a que tras el default de 2001 el país siempre ha cumplido con sus compromisos. Además, despotricaron contra los distintos informes con cambios de perspectiva ante alguna medida que ha tomado la gestión kirchnerista poco afín al mercado financiero como la estatización de los fondos de pensión o de empresas privatizadas como YPF. La crisis de las hipotecas basura en todo mundo, que S&P, Moody's y Fitch no advirtieron, le vino al dedillo para esta línea de discurso.
La última declaración al respecto vino de la mismísima presidenta argentina Cristina Fernández en febrero de este año. Escribió en un tuit de su cuenta que "habría que inhabilitar a las consultoras que defraudaron a los ciudadanos e inversores". Más dura fue aún en una aparición ante empresarios en el marco del anuncio de una nueva regulación para los mercados de capitales, en la que dijo que las Big Three son "un gran verso, una gran estafa internacional califican de acuerdo a cómo les pagan". El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, en octubre del año pasado también les había dedicado un tuit. Se preguntó en la red social de 140 caracteres: "¿Quién les va a seguir creyendo?".
Pero la necesidad de YPF de conseguir inversiones y afianzar su discurso de empresa nacional y popular llevó al Gobierno argentino a otra contradicción. La petrolera le pagó a una de las tan criticadas calificadoras (Fitch) para que hiciera una evaluación de una Obligación Negociable Clase XIV por 100 millones de pesos -ampliable a 300 millones de pesos argentinos- que se coloca entre inversores minoristas entre el 26 de febrero y el 1 de marzo. Por la alta inflación y la desconfianza de los mercados internacionales en la empresa expropiada y en el Gobierno argentino, el rendimiento del título tuvo que ser generoso: 19% a un plazo de un año.
Lo paradójico es que Fitch no cumplió con la supuesta regla tan denostada de hablar a favor de quien los contrata. La calificadora más bien hizo lo contrario. Si bien la firma le otorgó la nota "AA (arg)" que implica una "muy sólida calidad crediticia respecto de otros emisores o emisiones del país", la analista senior y autora del informe, Ana Paula Ares, planteó un panorama complejo de su cliente.
Entre los factores relevantes de la calificación destaca la perspectiva negativa de YPF coincidente con la de su accionista controlante, el Gobierno argentino. "Fitch observa un mayor riesgo operativo y un deterioro en el entorno de negocios", cierra la analista el primer párrafo de un informe de dos páginas que los bancos colocadores entregan a los inversores cuando compran el título.
En el segundo párrafo, la agencia es aún más pesimista. "El ingreso del Gobierno como accionista controlante genera incertidumbre sobre la gestión del negocio de manera rentable y sustentable". En lo estrictamente productivo, la analista destaca que YPF tiene reservas hidrocarburíferas por 5,6 años a diciembre de 2011, "significativamente por debajo del nivel óptimo de 10 años para Fitch".
En los dos últimos párrafos, la agencia dio el golpe final. Entre los factores negativos de la inversión en el título de deuda de la petrolera -reitero, su cliente- señala las políticas que afecten la rentabilidad y eficiencia de la empresa o una baja en la calificación de la deuda de Argentina. Cuando se refiere a los factores "positivos", Fitch dijo que son "poco probables" dado que la calificación de YPF está fuertemente relacionada con el Gobierno, con una nota de alto riesgo crediticio en la escala internacional ( B-) y, para peor, con perspectiva negativa. Por último, la agencia marca como riesgo la baja liquidez de YPF, con 208 millones de dólares estadounidenses, contra una deuda a corto plazo de 2.000 millones, lo que obligaría a la empresa a una refinanciación de sus préstamos bancarios a corto plazo.
El inversor que lea este informe se quedará con la duda de si conviene o no financiar a la empresa más grande de la Argentina. Y también tiene derecho a preguntarse si la nota "AA", aunque sea a nivel nacional, es realmente confiable y honesta. Los últimos antecedentes de las calificadoras de riesgo, al menos de las tres más grandes, no ayudan.
Este post también estará disponible en el blog del autor La revancha de Keynes.