Cuba, por fin
Cuba no se merece el tratamiento recibido de Estados Unidos durante décadas. La mayor parte de su resquemor tiene que ver con la Unión Soviética y la Guerra Fría, cuestiones ya más que pasadas. Pero en la actualidad, Cuba no está entrenando a extremistas, sino a doctores y, de hecho, tiene la mayor tasa de médicos per cápita de todo el mundo.
La noticia de que que la Administración de Obama está trabajando activamente para normalizar las relaciones con Cuba debería ser bienvenida por todos los americanos de cualquier signo político. La situación actual es una reliquia de la Guerra Fría que debería haber cambiado hace décadas, y que no sirve ni para la seguridad nacional ni para el interés económico de la nación. Sigue siendo una fuente de dificultad para las familias cubano-estadounidenses y para el pueblo cubano. Durante muchos años, el único problema de verdad era el de la política electoral en Florida. Ambos partidos creían que podían perder votos si algún candidato apoyaba la normalización. No obstante, un sondeo reciente muestra que una mayoría cada vez más amplia de cubano-estadounidenses apoya la normalización. Buenas noticias.
Parece que el canje de Alan Gross, liberado de una cárcel cubana a cambio de tres espías cubanos presos en Estados Unidos por mucho tiempo, era imprescindible para avanzar. Gross no era espía, simplemente intentaba ayudar a instalar un servicio de Internet en Cuba para la Agencia para el Desarrollo Internacional, pese a que violaba las restricciones cubanas existentes. Por otra parte, también es muy improbable que los tres espías cubanos vuelvan a implicarse en actividades peligrosas para los Estados Unidos en el futuro.
En términos prácticos, Cuba no se merece el tratamiento recibido por parte de Estados Unidos durante décadas. La mayor parte del resquemor nacional con Cuba tiene que ver con la Unión Soviética y la Guerra Fría, cuestiones ya más que pasadas. Los misiles soviéticos que desembocaron en la crisis de misiles en Cuba en 1962 ya se fueron, al igual que la Unión Soviética. A menos de 150 kilómetros de los Estados Unidos, Cuba pudo haber sido una plataforma de lanzamiento para un ataque a EEUU, pero esa amenaza también queda lejos. Siempre se oyen quejas sobre los abusos de los derechos humanos y lo más probable es que en algunos casos sean justificadas, pero la verdad es que no son comparables a los abusos de otras naciones con las que Estados Unidos llevan mucho tiempo manteniendo relaciones diplomáticas.
Lo único que queda es el hecho de que alguien apellidado Castro sigue en el poder. No obstante, Raúl Castro tiene planeado jubilarse y su probable sucesor es economista y gestor con buenos credenciales. Es socialista, pero se centra claramente en el desarrollo económico de Cuba, y no en actuaciones hostiles hacia EEUU. Estados Unidos se lleva perfectamente bien con los líderes "socialistas" de China y Vietnam y probablemente este nuevo liderazgo cubano también le parezca aceptable. Por su parte, el expresidente Fidel Castro sigue presente y emplea su tiempo en actividades "revolucionarias" como leer The Atlantic e invitar a Cuba a autores de artículos interesantes para hablar sobre ellos. Hace no mucho tiempo, Fidel publicó un artículo en apoyo a Israel y el pueblo judío, retractándose en su anterior respaldo a los radicales palestinos.
En la actualidad, Cuba sigue sufriendo dos graves problemas. La caída de la Unión Soviética dejó al país sin una fuente clara de ayuda financiera, y el mercado para sus cultivos azucareros en unos precios sostenidos. En segundo lugar, el embargo continuado impuesto por EEUU ha tenido innumerables consecuencias desastrosas para Cuba y su capacidad de interacción en los mercados internacionales. Durante un viaje a Cuba el año pasado, tuve la oportunidad de hablar sobre algunos de los problemas económicos y los posibles escenarios de futuro. Nadie espera que el sistema político cubano cambie dramáticamente a corto plazo, o que un gobierno no socialista emerja incluso en las elecciones más abiertas y democráticas. Con ejemplos como el de Vietnam, se observa que una economía socialista puede crecer e incluso llegar a impresionar a conservadores de toda la vida como yo. De hecho, el año pasado, Saigón experimentó un crecimiento económico real de un 14%, algo impensable para cualquier lugar del mundo en la actualidad.
En un planeta con cada vez más extremismos, terrorismos y deseos de construir armas nucleares, sería difícil situar a Cuba en cualquiera de estas categorías. Cuba no está entrenando a terroristas, sino a doctores, hasta el punto de que tiene la mayor tasa de médicos per cápita de todo el mundo, y los exporta a otras naciones. Por las décadas que han estado invirtiendo en educación, no en bombas atómicas.
Con la liberación de Gross hay esperanzas de que las negociaciones próximas restauren las relaciones diplomáticas pronto y reabran la embajada estadounidense en La Habana. Se necesitará una ley para levantar el embargo que sigue lacrando la economía cubana, pero aquí, incluso con las dos cámaras en manos republicanas, se ve una zona de acuerdo con la Administración para avanzar hacia una una era de relaciones entre Cuba y Estados Unidos que debería haber comenzado hace mucho tiempo.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de The Huffington Post y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano