'Green Book' arrebata la gloria a 'Roma' en los Oscar más breves de los últimos años
'Bohemian Rhapsody' ha sido la película más premiada con cuatro galardones.
Sorpresa mayúscula. Todo hacía presagiar que la Roma de Alfonso Cuarón haría historia y se llevaría el premio a Mejor Película, pero finalmente ha sido Green Book la cinta que se ha alzado con el premio más importante en la 91º edición de los Oscar. La cinta de Peter Farrelly se ha llevado otros dos: Mejor guión original y Mejor actor de reparto para Mahershala Ali. Una decisión que se aleja del riesgo y apuesta por la corrección política.
Tampoco ha sido la de Cuarón la película más galardonada, el reconocimiento ha sido para Bohemian Rhapsody que se llevó cuatro Oscar. El mexicano tuvo que conformarse con el histórico premio a Mejor película de habla no inglesa, que recibió de manos de un sembrado Javier Bardem y que dedicó a sus actrices. El actor ha sido uno de los protagonistas de la noche y ha dejado un discurso en español en el que ha defendido que "no hay fronteras ni muros que frenen el ingenio y el talento", llevándose la ovación del auditorio.
La cinta inspirada en la niñera del director mexicano también se ha alzado con el premio a Mejor director, que le entregó su compatriota Guillermo del Toro. A su cuenta también hay que añadir el de Mejor fotografía. Solo tres premios de los diez a los que aspiraba.
Peor parada ha salido La Favorita, que empataba en nominaciones con Roma y solo se ha llevado uno, aunque la victoria de Olivia Colman ha sido la otra gran sorpresa de la noche y también uno de los momentos más comentados de la ceremonia. Parecía que la Academia iba a darle a Glenn Close el Oscar al que ha estado nominada ya siete veces, así que cuando la británica escuchó su nombre necesitó un par de segundos para gestionar la noticia. Colman regaló uno de los discursos más espontáneos y divertidos de la noche bajo la emocionada mirada de su compañera Emma Stone y acabó recibiendo una de las ovaciones más sonoras.
Su discurso, las palabras de Bardem y la emoción de Lady Gaga al recoger el Oscar a la Mejor canción por Shallow —la única estatuilla de Ha nacido una estrella— serán probablemente las intervenciones más recordadas de esta gala sin presentador que, más que un desastre, ha resultado ser bastante insulsa y más corta de lo habitual. En menos de tres horas y media estaba todo el pescado vendido.
Si su discurso emocionó, su actuación con Bradley Cooper dejó al auditorio con los pelos de punta. La cara de Javier Bardem dándolo todo con Queen en el número inicial tampoco tiene desperdicio. El comienzo de la gala al ritmo de la música de Freddy Mercury fue un presagio de lo que pasaría después.
Esta no ha sido la gala de los discursos reivindicativos, ni de los números musicales que dan vergüenza ajena. Ha sido la noche de las madres. Rami Malek, Regina King... varios premiados han querido aprovechar su minuto de gloria para dar las a gracias sus progenitoras y reivindicarlas. Tampoco en la que hemos vuelto a ver ganar a un español, ya que nuestra gran esperanza se esfumó cuando finalmente cuando Rodrigo Sorogoyen no se llevó el Oscar por Madre.
Y si la gala fue insulsa, la alfombra roja también. Salvo por algunos grandes momentos en rosa, el color de la noche, como los looks de Gemma Chan o Sarah Paulson es posible que estos hayan sido los Oscar más aburridos de los últimos años en lo que a moda se refieren. Lady Gaga también fue protagonista con el tatuaje en homenaje a una de las canciones de la película y con el enorme diamante que lució y que ya se lo vimos a Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. La cantante ya nos ha revelado cómo celebrará su gran noche: "Necesito una copa".