Un Frexit, frenar la inmigración y anular la deuda "ilegítima", entre las demandas de los chalecos amarillos de Francia
"Francia es un país rico, su pueblo es valiente y trabajador y nunca ha vivido en la miseria", sostiene la carta oficial del movimiento.
Francia ha vivido un nuevo fin de semana de violencia debido a las protestas de los chalecos amarillos, que han trascendido las demandas fiscales y abogan ahora por cambios sustanciales como la salida de la UE y la OTAN, frenar los flujos migratorios "imposibles" y dejar de pagar la deuda "ilegítima".
La Carta oficial de los chalecos amarillos contiene un total de 25 demandas "para salir de la crisis", "una lista no exhaustiva pero que supone una garantía de resultados a largo plazo". "Francia es un país rico, su pueblo es valiente y trabajador y nunca ha vivido en la miseria", defiende el movimiento de protesta.
Las medidas más polémicas son las que plantean en materia de política exterior. Así, proponen abandonar inmediatamente la UE y la OTAN para "recuperar la soberanía de Francia" en la toma de decisiones políticas, económicas y militares.
También exigen "poner fin al pillaje y a las injerencias" en las antiguas colonias de África, para lo cual apuestan por devolver a sus pueblos los bienes adquiridos de forma irregular bajo la jurisdicción francesa por sus dictadores, replegar a las tropas galas desplegadas en el continente negro y acabar con el sistema del franco africano (CFA).
Sobre migración, defienden un cumplimiento "escrupuloso" del Derecho Internacional en lo relativo a los solicitantes de asilo, si bien para los inmigrantes económicos demandan la deportación con el objetivo de "poner fin a los flujos migratorios imposibles".
En este punto, consideran necesaria una verdadera política de integración para quienes permanezcan en el país que pasaría por obligarles a estudiar un curso de lengua e historia de Francia, así como de educación cívica, sujeto a un certificado final.
En el plano político, piden una vuelta al mandato presidencial de siete años para emular a las midterms estadounidenses, en las que las elecciones parlamentarias sirven de termómetro de la popularidad del jefe de Estado porque coinciden con el ecuador del Gobierno.
Reforma económica
En cuanto a la economía, han puesto sobre la mesa medidas de choque como no pagar la deuda "ilegítima" y recuperar los 80 millones de euros del fraude fiscal, subir el salario mínimo a 1.300 euros netos, fijar el máximo en 15.000 e imponer un "sueldo medio" a los cargos electos eliminando la pensión vitalicia para los ex presidentes.
Además de exigir la anulación de la subida de los impuestos sobre el combustible, quieren favorecer el transporte ferroviario, incrementar la tributación sobre el carburante para barcos y aviones, un impuesto sobre la renta de las personas físicas más progresivo y "que las grandes empresas paguen más y las pequeñas paguen menos".
Los chalecos amarillos plantean igualmente eliminar los impuestos que recaen sobre las personas de tercera edad -"el oro gris"-, reducir la edad de jubilación a los 60 años y a los 55 años en caso de trabajos duros, un sistema de pensiones "solidario" y vincular tanto los sueldos como las pensiones a la inflación.
Para proteger los trabajos franceses, creen imprescindible prohibir las deslocalizaciones de empresas francesas y vetar los grupos de presión (lobbies). También proponen nacionalizar industrias estratégicas como las energéticas y prohibir la venta de bienes del Estado francés.
Por último, reclaman dotar de mayores recursos a las fuerzas y cuerpos de seguridad, tanto civiles como militares, y a los servicios públicos, entre los que han destacado la educación y la sanidad.
Buscan asimismo una reforma constitucional para incluir en la Carta Magna el referéndum. Para impulsar una consulta popular, han explicado, bastaría con 700.000 firmas. Los manifestantes se han mostrado dispuestos a que algunas de estas medidas sigan esta vía.
Macron, contra las cuerdas
El presidente, Emmanuel Macron, ya accedió la semana pasada a eliminar la subida de los impuestos sobre el combustible -detonante de las protestas de los chalecos amarillos- de los presupuestos para el próximo año, aunque no ha servido para calmar los ánimos.
Ante la continuidad de las movilizaciones y los disturbios -este fin de semana ha habido más de mil detenidos-, Macron se ha reunido este lunes con sus ministros, sindicatos y patronal para acordar posibles medidas. Está previsto que el mandatario se dirija esta noche a los ciudadanos.
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Las dos almas de los chalecos amarillos.