El 'número dos' de la campaña de Trump reconoce haber cometido delitos con su jefe
Junto a Paul Manafort, ocultó millones de dólares al fisco y asesoró a oligarcas rusos.
Rick Gates, 'número dos' de la campaña del presidente de EEUU, Donald Trump, ha admitido haber cometido crímenes de fraude bancario y fiscal junto al que fuera su mentor, Paul Manafort. Supone la primera confesión en un juicio de un miembro del equipo del magnate.
Gates está considerado como el testigo más importante en el juicio que se desarrolla en la corte del distrito este de Virginia contra Manafort, acusado de 18 cargos de fraude y que entre junio y agosto de 2016 dirigió la campaña de Trump para las elecciones presidenciales de ese año.
Manafort y Gates se entregaron al FBI el 30 de octubre de 2017 y se declararon no culpables de los cargos que presentó en su contra el fiscal especial Robert Mueller, que investiga los supuestos lazos entre Rusia y la campaña de Trump.
Sin embargo, en febrero Gates traicionó a su maestro al firmar una declaración de culpabilidad y acceder a colaborar con Mueller. Ahora, preguntado por el fiscal especial sobre si participó en alguna actividad criminal con Manafort, ha respondido: "Sí".
Gates reconoce así que él y Manafort asesoraron entre 2006 y 2017 a Gobiernos extranjeros, incluido el del expresidente prorruso de Ucrania Víktor Yanukóvich (2010-2014) y otros oligarcas rusos, a los que ayudaron a mejorar su imagen sin informar a las autoridades de EEUU, lo que constituye un delito.
Gates ha reconocido que robó a Manafort de cuentas ocultas
Por esas actividades, Manafort recibió solo en Ucrania 60 millones de dólares que supuestamente ocultó en empresas fantasmas y en cuentas bancarias en el extranjero, según la acusación.
En su testimonio, Gates afirma que él y Manafort tenían 15 cuentas bancarias en otros países y asegura que no las declaró al fisco "siguiendo las direcciones de Manafort". Además, admite una gran cantidad de crímenes, desde falsificar sus declaraciones de impuestos hasta lavado de dinero.
Incluso ha reconocido que robó a Manafort, haciéndole creer que había incurrido en una serie de gastos producto de sus actividades de consultoría y pidiéndole que le transfiriera "cientos de miles de dólares" desde cuentas en Chipre que ninguno de los dos habían declarado a las autoridades.
La defensa de Manafort ha intentado retratar a Gates como el verdadero cerebro tras los crímenes. Si es declarado culpable, Manafort podría pasar el resto de su vida en prisión.