Lo que nunca se cuenta sobre las hemorroides en el embarazo
"Casi todas las mujeres sufren hemorroides durante el embarazo en mayor o menor medida".
No hay nadie que piense que va a salir completamente indemne de un embarazo, ¿verdad?
A estas alturas, todo el mundo ha leído bastante sobre la posibilidad de sufrir desgarros vaginales, incontinencia, estrías, diástasis (separación) abdominal, pérdida de pelo,pezones agrietados y pechos caídos como consecuencia de cargar con un bebé dentro, dar a luz y alimentarlo. Todo maravilloso.
Sin embargo, aunque muchas mujeres son conscientes de que van a experimentar ciertos cambios corporales, sobre todo en ahí abajo, por donde va a salir el bebé, probablemente convendría prepararse para otro problemilla un poco más abajo.
¿Qué son las hemorroides?
Hasta un 35% de las mujeres embarazadas sufren hemorroides, que son venas inflamadas en el recto o en el ano y que son tan incómodas como parece. Un estudio descubrió que, en algunas poblaciones, el porcentaje de mujeres embarazadas que sufren este irritante y doloroso problema se eleva hasta el 85%.
"Casi todas las mujeres sufren hemorroides durante el embarazo en mayor o menor medida", afirma la doctora Mary Jane Minkin, profesora de Obstetricia y Ginecología en la Universidad Yale (Estados Unidos), en declaraciones al medio The Bump.
"Las hemorroides pueden variar en su tamaño, que puede ser como una pasa o como una uva. Pueden picar o directamente ser dolorosas, y hasta pueden provocar sangrado rectal, sobre todo durante los movimientos intestinales", señala BabyCenter.
The Bump explica que están causadas por diversos efectos secundarios del embarazo: el estreñimiento causa a su vez que haya más presión, los niveles más altos de progesterona hacen que los vasos sanguíneos se dilaten, el mayor volumen de sangre hace que las venas, en general, se inflamen más y, además, el peso del bebé en el útero es capaz de "empujar" hacia fuera las hemorroides.
Qué bien.
Nadie habla de las hemorroides, probablemente porque son desagradables
Para ser algo tan común, la gente apenas habla sobre las hemorroides del embarazo del mismo modo que habla de las náuseas matutinas o de la necesidad de usar pañales de adultos tras el parto. Tal vez por eso hay tantas mujeres que no están preparadas para afrontar la realidad de tener algo ahí abajo que duele tanto y que parece un pequeño racimo de uvas.
"Cuando te informas sobre las hemorroides, piensas: 'A mí no me pasará'", indica una madre bajo el pseudónimo de Callie Brenshaw en declaraciones a Today's Parent.
"Al quedarte embarazada, oyes hablar mucho sobre las molestias más comunes como las náuseas, la fatiga o el ardor de estómago. Te dicen que no pasa nada por estar asustada durante el embarazo o el parto porque todo va a ir bien. Algo de lo que no se oye hablar son las hemorroides", comenta una madre en Romper.
"Quizás sea porque la mayoría de la gente es demasiado exquisita como para hablar sobre el agujero del culo".
El parto tampoco ayuda, precisamente
Si ya la tensión acumulada por el estreñimiento es capaz de provocar hemorroides, imagínate empujar a un bebé para que nazca.
"Tras tener un bebé, sobre todo si el parto ha sido vaginal, muchas mujeres desarrollan hemorroides", escribe en su página web la División de Obstetricia del Centro Médico de la Universidad de Rochester. Baby Center añade que en torno al 25% de las mujeres que sufren hemorroides tras dar a luz aún las sufren seis meses después.
Como si no hubieran sufrido suficiente.
¿Qué puedes hacer si sufres hemorroides durante el embarazo o tras el parto?
Aunque The Bump indica que las hemorroides son permanentes, no hay que perder la esperanza. Algunas mujeres no notan ningún síntoma, pero si ese no es tu caso, puedes optar por:
- Compresas de hielo
- Baños de asiento
- Compresas de agua de hamamelis
- Bicarbonato sódico
- Medicamentos de venta libre
- Evitar el estreñimiento comiendo una dieta alta en fibra, bebiendo mucha agua y haciendo ejercicio
La División de Obstetricia del Centro Médico de la Universidad de Rochester añade que también puedes emplear ablandadores fecales, pero si los síntomas no desaparecen en los días siguientes, conviene consultarlo con el médico.
Mientras tanto, consuélate pensando que estás criando una vida humana en tu interior, lo que te convierte en una luchadora.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.