La resistencia 'roja' de Cifuentes
Ovación de una parte del PP, críticas en voz baja de otros y una presidenta madrileña que se atrinchera en estos "días duros".
Sevilla no es una fiesta para los populares. Su ansiada convención para dar aire al partido se ha convertido en un largo episodio del culebrón del máster de Cristina Cifuentes. Algunos en el partido vaticinaban que ni siquiera llegaría en el puesto hasta la capital andaluza.
Pero ella cogió el AVE y con la intención de demostrar que va a aguantar hasta el final. Cifuentes y su entorno van a pelear "con garras y como leones". Lo importante, como confesaba un miembro del PP de Madrid, es que no "se huela el miedo".
Cifuentes ha dejado la mañana libre a sus compañeros. Su jefe, Mariano Rajoy, decidía romper el silencio ante la prensa a primera hora. Todos esperaban sus palabras, el guión a seguir. "Manifiesto, una vez más, el apoyo del PP a la presidenta de la Comunidad de Madrid", decía pero también apuntaba a la Justicia, que decida lo "oportuno y conveniente".
En los pasillos sentimientos encontrados. Algunos miembros del PP confiesan en privado que se tiene que ir ("es un tema muy feo", decía un alto cargo), otros sostienen que hay esperar ("vamos a ver, vamos a ver"), los suyos quieren pelear.
Su turno tocaba por la tarde. Primero, comida al mediodía entre Rajoy, los vicesecretarios y los barones. Chaqueta roja, pendientes rojos, labios rojos, pitillos vaqueros y botines. Y directa al Hotel Renacimiento en la sevillana isla de la Cartuja.
Los suyos provocan el aplauso; Cospedal la respalda en público
Los suyos la esperaban dentro de la sala donde iba a protagonizar el acto. Desde los miembros del PP madrileño ha surgido una ovación, que han secundado los asistentes. Ovación en pie para una mujer "valiente", como la definía el portavoz del PP en el Senado, José Manuel Barreiro.
¿Y quiénes ha ido a mostrar públicamente su apoyo? Rajoy lo ha hecho con palabras por la mañana, pero no se ha cruzado por la tarde para una fotografía.
En el foro que ha protagonizado la escuchaban en primera fila el presidente del Senado, Pío García-Escudero, la 'número dos' del PP, María Dolores de Cospedal, y la presidenta del Congreso, Ana Pastor.
Cifuentes tiene en Cospedal su gran apoyo en Génova, la ministra de Defensa ha convertido esta causa en suya y llama a todos a defender a "los nuestros". Ha querido estar en primera fila viendo a la madrileña. Un trago difícil en estos momentos, pero que se solventa también como la secretaria general del PP comiéndose algún caramelo. Quería que se notara su presencia. De hecho, al llegar se han tenido que levantar algunos asistentes para que la expresidenta de Castilla-La Mancha se sentara junto a Cifuentes para las fotos. Claro, claro.
El mensaje para Rajoy y el partido
Minutos antes, Cifuentes había dicho a los medios que se sentía "por supuesto" respaldada por su partido: "Si no, no estaría aquí". En el acto con sus compañeros, ha reconocido que está siendo unos "días duros" para ella. "Gracias, de corazón", decía a los que se han levantado para aplaudirle. Detrás, una metáfora involuntaria, se proyectaba la imagen de una cascada.
"No voy a negar que los últimos días están siendo personalmente duros, pero me están sirviendo y me están dando más fuerza. Que tengo, y mucha. Mucha más de los que algunos creen para seguir cumpliendo el trabajo y mi deber", ha recalcado como declaración de intenciones y conocedora de que una parte del partido no se la cree.
Y en su discurso, en el que no ha mencionado expresamente la polémica del máster, ha hecho constantemente guiños internos al partido. "El orgullo de ser del PP. Lo digo bien alto y claro, llevo más de 30 años militando, me afilié a Alianza Popular, y lo digo con mucho orgullo. A pesar de los comportamientos aislados de algunas personas, que a todos nos avergüenzan y que se han aprovechado indudablemente de su militancia para hacer cosas que no deberían", ha enfatizado.
"El PP que yo conozco, en el que milito, es un partido formado por miles de hombres y mujeres honrados y trabajadores que trabajan todos los días", ha ahondado: "renunciando a nuestra vida personal y a nuestras posibilidades profesionales porque creemos en esto". "Me siento orgullosa de todos vosotros, de los militantes", ha dicho, además de comentar que intenta aportar su "granito de arena desde Madrid". Y seguir el camino (llegaba el piropo al jefe) de Mariano Rajoy: "El mejor presidente que ha tenido España en la historia".
Cifuentes es una mujer del partido y debe tocar la sensibilidad del mismo. Sabe que su futuro depende de Rajoy. Por ahora la sostiene en público. Entre sus íntimos, confesaba uno de ellos, dicen que no la pueden dejar caer con todo lo que se ha visto en el PP en temas de corrupción.
La comisión de Ciudadanos para no dimitir
Y ahora los populares 'cifuentistas' tienen claro que la estrategia es centrar la responsabilidad en la Universidad Rey Juan Carlos. Políticamente la situación está centrada en el ultimátum dado por Ciudadanos: comisión de investigación en 48 horas o pedirá su dimisión.
El PP de Madrid ha aceptado esta comisión, pero ha advertido de que la apoyará solo si el objeto y las normas de la iniciativa son "conformes al reglamento" de la Asamblea de Madrid.
El 'número dos' de Cifuentes en el Gobierno regional, Ángel Garrido, ha señalado que Cs no ha concretado "exactamente" en qué momento está la iniciativa y ha explicado que dependerá de los "matices". "No nos han llamado y tampoco nos han dicho si ya la han presentado conjuntamente con el resto de grupos de la oposición o si lo que quieren es plantearla de forma conjunta con el PP", ha indicado.
Otra jornada de infarto para Cifuentes y los suyos. Siempre escudando a la presidenta madrileña están el propio Garrido y su jefa de gabinete, Marisa González. También muy cerca la consejera de Economía, Engracia Hidalgo, y la presidenta de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados. Todos pendientes cada segundo de sus móviles, mandándose mensajes y siguiendo las noticias.
Cifuentes quiere demostrar que es más fuerte de lo que todos piensan. Nada de salir corriendo. Después de su intervención oficial, decidió dar un paseo por el Hotel Renacimiento y los stands del PP. Su bajada por la imponente escalera circular coincidía con la intervención en medio del ágora de Rajoy en un acto sobre temas europeos. Quiere transmitir que está ahí, que sigue ahí y que espera seguir ahí.
Se marca el ritmo de Rajoy
Paseo, charlas con miembros de Nuevas Generaciones. Y una imagen que vale más que mil palabras. Se ha quitado los botines (uno de sus frases míticas es "no hay reunión sin tacón") y se ha subido descalza a la cinta de correr con el lema Sigue el ritmo de Rajoy. Y se lo ha puesto a la velocidad del presidente. Cuando han parado la máquina, un salto al suelo.
La convención del PP de Sevilla podría ser la convención sobre el futuro de Cifuentes. Ella aguanta, Rajoy la aguanta. Y la sensación también de una oportunidad perdida del partido para intentar coger aire en un momento asfixiante en las encuestas por Ciudadanos.
Esa sensación se extiende entre muchos dirigentes del PP. Ven amortizada a Cifuentes, con fuertes dudas sobre su versión, pero también sienten rabia de tener que volver a una solución a la "murciana" -cambio de un candidato del PP en una presidencia autonómica para mantener el apoyo de Cs-.
Y es que la convención se ha convertido en algo tan gris para el PP como el cielo que hoy domina Sevilla. Cifuentes, cercada, y mientras en la televisión también las imágenes de Carles Puigdemont en Berlín. Como resumía un miembro del PP catalán: "Nadie se esperaba esto".
Rajoy ha dicho en Sevilla que no ha hablado con la canciller, Angela Merkel, sobre el tema y que se trata de una "cuestión de tribunales". Sí ha ido más allá el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, que ha considerado "desafortunadas" las declaraciones de la ministra alemana de Justicia sobre Carles Puigdemont. Por cierto, cada minuto gana en popularidad la ministra catalana de Sanidad, Dolors Montserrat. Sube en el termómetro de selfies.
Pero hoy Sevilla era el escenario de la resistencia 'roja' de Cifuentes.