Las tropas iraquíes arrebatan a los kurdos el control de zonas estratégicas de Kirkuk
Aumenta la tensión en esta provincia, que no forma parte de la región autónoma del kurdistán iraquí.
Las fuerzas iraquíes han tomado este lunes el control de la sede de la Gobernación de la provincia de Kirkuk, sin tener enfrentarse a combatientes kurdos, alcanzando en 24 horas buena parte de sus objetivos en esta región en disputa y desatando un éxodo de miles de personas.
La rica provincia de Kirkuk (noreste), que no forma parte de la región autónoma del Kurdistán iraquí, está en el centro de una querella entre Bagdad y Erbil, que el reciente referéndum de independencia kurdo no hizo sino acentuar.
El lunes, mientras las fuerzas iraquíes llegaban a la ciudad de Kirkuk, capital de la provincia, miles de personas huían de los barrios kurdos hacia el Kurdistán iraquí.
"Vivimos en paz, pero los políticos de Bagdad y Erbil se enfrentan por el control del petróleo y las víctimas somos nosotros, los habitantes de Kirkuk", ha declarado Himen Chuani, de 65 años, que huyó con su familia de esta ciudad de 850.000 habitantes, de los cuales dos tercios son de origen kurdo.
"Nos vamos porque tenemos miedo que haya enfrentamientos" en la ciudad, ha contado Chounem Qader, de 51 años.
Las tropas iraquíes también han retomado, sin apenas enfrentamientos, un campo petrolero, una base y un aeropuerto militares. Los kurdos habían tomado varias posiciones en la provincia hace tres años durante el caos que generó la ofensiva del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Izando la bandera iraquí delante de la sede de la Gobernación, de donde se retiró la bandera kurda, Bagdad quiso marcar la vuelta de su autoridad a esta provincia.
Su gobernador, el kurdo Najm Edin Karim, también organizó allí el referéndum, en contra de la opinión de Bagdad, que lo destituyó.
La coalición internacional antiyihadista, que apoya tanto a Bagdad como a los kurdos en su lucha contra el grupo Estado Islámico (EI), ha instadi a ambas partes a "evitar una escalada" de violencia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha afirmado que Estados Unidos "no toma partido" en la crisis, "pero no nos gusta el hecho de que se enfrenten". "Nosotros seguimos apoyando a un Irak unificado", ha declarado por su parte un portavoz del Pentágono.
La jefa de diplomacia de la UE, Federica Mogherini, también ha hecho un llamado al "diálogo".
Excepto por los disparos de artillería en la noche del domingo, el avance de las fuerzas iraquíes estuvo facilitado por la retirada de los combatientes kurdos peshmergas de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK).
El UPK es rival del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) del presidente kurdo de la región autónoma, Masud Barzani.
Para el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi, comandante en jefe de las fuerzas armadas, el referéndum kurdo del 25 de septiembre creó un "riesgo de escisión" de Irak y él tiene el "deber constitucional" de "imponer la seguridad y la autoridad federal" en Kirkuk.
Por la noche, el Mando Conjunto de Operaciones (JOC), que reagrupa a las fuerzas iraquíes que participan en la operación, anunció que habían tomado "la base militar K1", la más importante de la provincia.
Luego, según el JOC, tomaron el control del aeropuerto militar de Kirkuk, el cuartel general de la North Oil Company (NOC, institución pública a cargo del petróleo) y el yacimiento de Baba Gargar.
Los combatientes kurdos controlaban hasta ahora seis yacimientos de petróleo en Kirkuk, de los que bombeaban 340.000 de los 550.000 barriles por día (bpd) de crudo que exporta en promedio el Kurdistán iraquí, pese a la oposición de Bagdad.
Los kurdos gestionaban directamente tres de los yacimientos, con una producción de 250.000 bd. El bombeo de los dos principales -Havana y Bay Hasan- cesó el lunes, afirmó un alto responsable del ministerio iraquí de Petróleo.
"Los operarios kurdos (...) dejaron los pozos antes de la llegada de las fuerzas iraquíes", afirmó.
Los otros tres estaban administrados oficialmente por la NOC, pero los ingresos iban a los kurdos.
Esta ofensiva deja expuesta la crisis entre el UPK, que prefería suspender el referendo de independencia e iniciar negociaciones con Bagdad bajo auspicios de la ONU, y el PDK de Barzani, iniciador de la consulta que obtuvo un respaldo mayoritario para la independencia.
El sur de la provincia de Kirkuk está hasta la fecha controlado por peshermgas afiliados al UPK mientras que el PDK controla el norte y el este.
Hemin Hawrami, asesor del presidente Barzani, denunció en Twitter "problemas internos y acuerdos ambiguos" que llevaron "a los comandantes a ordenar a sus peshmergas abandonar sus posiciones".
Videos mostraron convoyes de combatientes kurdos del UPK abandonar sus posiciones mientras que los habitantes les escupían y lanzaban piedras.
Aunque los combates fueron muy pocos, dos personas murieron por disparos de artillería en Toz Jormatu, afirmó un médico del hospital de esa ciudad.