Son las 6 de la mañana y escribo esto desde un avión destino a Roma. Detrás de mi, un niño de no más de 6 años, duerme enfundado en una camiseta del Atleti y no puedo evitar sonreir al verlo. La mirada cómplice con el padre, esa mirada en la que te dices todo y que solo entiende el que entiende todo lo demás, me hace sonreir aun más.
Llevo toda la noche dándole vueltas al famoso #nolopuedenentender y no, al final va a resultar que no lo pueden entender. Después de leer muchos comentarios y opiniones creo que la frase no podría ser más acertada.
No pueden entender por qué, después de quedar eliminados, un estadio entero permanezca allí, bajo la lluvia, cantando a sus jugadores para que salgan del vestuario y vean el orgullo que siente su gente. No lo pueden entender, porque cuando los suyos salieron al campo solo se encontraron una grada vacía y en silencio, que jamás les llamó. No lo pueden entender porque el único motivo de que aquellos jugadores volvieran al campo fue la envidia de que los del equipo que acababa de perder estuvieran recibiendo más cariño que ellos después de ganar.
No se hagan líos, a los Atléticos no les hace felices la derrota, basta de decir gilipolleces. Si algo ha demostrado este equipo y esta gente es que con fe en la victoria se mueven montañas. Lo que no pueden entender es el amor que demostramos a los nuestros en la derrota. Hace menos de un mes su estrella tenía que pedir, mientras celebraba un gol, que dejaran de pitarle. A su propia afición ¿Cómo va a comprender esta gente la fidelidad que demostramos? No pueden, y rabian. Desearían que fuéramos como ellos, que pitaramos, que insultarámos, que nos autodestruyéramos. Tal es la rabia que mientras medio mundo reconoce la pasión y la lealtad que demostramos a un equipo, ellos se esfuerzan por ridiculizar esta pasión. Y sabéis por qué? Porque a pesar de ser el club más poderoso del mundo esto es algo que jamás podrán comprar.
Siento lástima por quien nunca podrá vivir este sentimiento, porque este orgullo no se paga con copas. La felicidad de sentirte parte de algo así es algo que ni todo el dinero del mundo puede comprar.
Que bonito ser de este club. Que bonito ser del Atlético de Madrid.
"La cabeza siempre alta, muchachos".