Jesús Cintora: "La izquierda discrepa hasta por quién es de izquierdas"
El periodista narra en 'Conspiraciones' lo que pasó "en las sombras" del año sin Gobierno.
A Jesús Cintora (Madrid, 1977) se le ha acusado de respaldar a Podemos, al PSOE y a Ciudadanos. Y, al mismo tiempo, se le ha reprochado ser demasiado duro con Podemos, PSOE y Ciudadanos. Expresentador de La Mañanas de Cuatro y de los programas En la caja y Cintora a pie de calle, en su perfil de Twitter —red social en la que acumula 176.000 seguidores— se autodefine con un sencillo "Periodista".
Tras sus polémicas salidas de varios programas de televisión, Cintora ha diseccionado en Conspiraciones: ¿Por qué no gobernó la izquierda?(editorial Espasa) el año en el que España permaneció con un Gobierno en funciones y lo que ocurrió "en las sombras". El libro, del que ya se está imprimiendo la cuarta edición, ha creado un serio problema en la editorial, incapaz de distribuir ejemplares en las librerías al ritmo de la demanda.
Cintora no sólo aborda en su relato cómo España tuvo que ir a unas segundas elecciones, sino también (y sobre todo) por qué la histórica lucha de la izquierda propició otra legislatura de Mariano Rajoy, el único animal que avanza sin moverse. Reconoce que ya ha recibido críticas de casi todos los partidos políticos por lo que cuenta, y lo justifica en que "ningún político aparece como el bueno y ninguno como el malo". O dicho al modo de Rajoy: que todos fueron en algún momento buenos y malos.
Habla con apasionamiento porque disfruta comentando la "intriga en la política española". Y se queja con cierta amargura de que cada vez hay mayor distancia entre los problemas de la gente y los de la clase política: "Llevamos mucho tiempo que los partidos cada vez hablan menos de educación, sanidad o de los recibos y más de sus problemas e intrigas internas".
- ¿A qué atribuyes que España estuviera un año sin Gobierno? ¿A la estrategia política de Rajoy, a la incapacidad para entenderse de los partidos de izquierda, a un poco de todo?
Hay que partir de hechos anteriores a las elecciones del 20 de diciembre: la crisis del bipartidismo, la abdicación del rey, una crisis económica muy seria y un desgaste de la imagen de los políticos y de su credibilidad como nunca antes se había visto. Para entender el año de Gobierno en funciones influyen varios factores, pero el más relevante es la estrategia de Mariano Rajoy de ganar tiempo. Está en el marianismo: el desgaste del contrario. Es una táctica que le ha ido muy bien en la vida, que sigue practicando y que incluso le permite mantenerse en el poder.
- ¿Desgaste a través de la pasividad? En el libro recuperas la definición que hizo Felipe González de que Rajoy es el único animal que avanza sin moverse.
La estrategia de Mariano está en prolongar los tiempos y es fundamental cómo consigue introducir determinados conceptos en la opinión pública. Lo hacen Rajoy y sus estrategas, son mensajes que calan y que evidentemente se difunden a la opinión pública a través de los medios, de sus intervenciones públicas... Ha sido determinante el concepto de que tenían que gobernar porque habían sido los que ganaron las elecciones. No, perdone, en un sistema parlamentario gobierna aquel candidato que se presenta a una investidura y consigue más votos. Podía haber sido otro candidato del PP o de otro partido que hubiera tenido más respaldos. No está escrito que deba ser el que gana las elecciones. Pero esa idea cala.
- ¿Qué otros mensajes acabó asumiendo la sociedad?
El de o nosotros o las terceras elecciones, como si no hubiera solución intermedia. O lo de que la corrupción es una cosa de todos, que todos son iguales. Si te fijas, Rajoy va ganando tiempo con escándalos tan graves como la Gürtel, que la sociedad va asumiendo como si ya fuera algo del pasado cuando ni siquiera hay condenas del asunto. Eso es el marianismo.
- ¿Cuál fue el mayor problema que tuvo Rajoy en ese año?
La corrupción. La combatió ganando tiempo porque era consciente de que con el paso de los meses se va rebajando el impacto de esos temas. Gürtel, Púnica, Acuamed, Taula, vuelven a entrar en la sede del PP las fuerzas de seguridad, dimite Aguirre, el caso Rita Barberá... Su estrategia es refugiarse en La Moncloa, forzar los tiempos para conseguir prolongar el momento en el que se someta a una investidura que le pueda funcionar. Y luego tuvo otro problema: cómo montar un Gobierno sabiendo, como sabía, que no le apoyaba nadie, que estaba solo. Lo solucionó esperando a que 'matasen' a Pedro Sánchez.
- ¿Sabía Rajoy que Pedro Sánchez acabaría cayendo?
Él tiene información precisa para saber que Sánchez no es santo de la devoción de gente muy importante en el PSOE, y no porque les caiga mal. Es cierto que Sánchez fue incumpliendo su palabra con altos cargos del partido. Les fue dejando de llamar y se instauró una desconfianza mutua. Estaba también Susana Díaz, que aspiraba a ese poder desde hacía mucho tiempo, incluso antes de que Sánchez fuera candidato. Pedro Sánchez era un peón para Susana. La gente que le apoyó era de tres tipos: unos, los sanchistas; otros, como Díaz, lo hacían para tener una candidato que pudiera plantar cara y ganar a Eduardo Madina en un momento en el que a ella no le convenía dar el paso. Y luego había pesos pesados que sí apoyaban a Sánchez porque le consideraban el mejor candidato.
- ¿El caos del PSOE benefició a Rajoy?
Rajoy se mantiene en La Moncloa ganando tiempo y con las luchas intestinas de los demás. También por lo que llama 'esos chicos de la nueva política', que entran en una especie de House of Cards bastante llamativa. Hay intrigas por el control dentro de sus partidos y también en el juego político, con reuniones, debates en los medios... Ellos se desgastan y Mariano espera en el sofá.
- Mientras Rajoy espera, la izquierda no se entiende.
Hay tal rivalidad y tal debate en la izquierda que discrepan hasta por quién es de izquierdas, no se aclaran hasta si son de izquierdas. Unos dicen que no son de izquierda y los otros dicen que son de extrema izquierda. Hay una rivalidad, un cainismo por los partidos considerados de izquierda... Yo creo que hay una izquierda que se pasa y otra que no llega.
- ¿Pedro Sánchez no es hoy presidente porque Podemos no quiso?
Cuando Sánchez llega a un acuerdo con Ciudadanos y hace esa puesta en escena que hasta el sanchismo reconoce ahora que fue excesiva y que les perjudicó, ¿alguien creyó que Podemos podía sumarse a eso? De entre todas las medias verdades y mentiras que se han contado sí hay una certeza: Ciudadanos y Podemos se declararon incompatibles. Era inviable un acuerdo PSOE-Ciudadanos-Podemos. Otra cosa es que Pedro emprendió esa huida hacia delante para intentar escaparse de las garras de quien le estaba enseñando la puerta de salida por el resultado electoral y porque tampoco le querían ya dentro del PSOE.
- Entonces, ¿qué elementos hay para entender por qué Pedro Sánchez no fue presidente?
Uno, que Susana quiere el poder en el PSOE. Otro: que Sánchez se aísla cada vez más, rompe con bastante gente con peso importante en el partido. Eso ocurre. Otro: Pedro obtiene un resultado electoral malísimo. Y uno más: acepta en ese contexto su acto de defunción el día de los inocentes de 2015 con la resolución del Comité Federal. Es una soga que se ata al cuello porque le impide incluso el diálogo con los que propugnan una consulta en Cataluña. En esa tesitura lo tenía prácticamente imposible, salvo que se saltase esa resolución. Es un papelón.
- ¿Y qué elementos definieron a Pablo Iglesias?
Se encontró en un momento que no se fiaba de quién mandaba en el PSOE y de lo que pudieran hacer los socialistas. Tampoco tenía claro si ponerse a negociar con el PSOE por dos cosas: porque no se fiaba y porque vio el millón de votos que se habían ido a IU en las elecciones de diciembre. Sabía que aliarse con IU no iba a ser muy difícil. Lo que hizo fue una exigencia de máximos que no iba a contribuir precisamente a que Pedro Sánchez formase gobierno. De entrada, Sánchez lo tenía muy complicado con la resolución de su partido. Y, por otro lado, Iglesias no le ofreció muchas salidas. Pablo Iglesias no quería que le pasara como a la CUP, que se fracturó por apoyar un gobierno en Cataluña. Temía que negociar con el PSOE supusiera un desgaste en las esencias de Podemos.
- A Podemos le pasó factura después de la investidura.
Hay un debate muy evidente y dos formas de ver la política que ya emergen con fuerza en ese momento: el errejonismo y el pablismo. Primero por suspicacias internas que hacen que Pablo pueda llegar a pensar que Íñigo le está haciendo la cama y organizando el partido a su medida, y luego por dos formas de ver la política: la de Íñigo más sobria y la de Pablo más rupturista. Dicho de otra forma: hay errejonistas que están horrorizados con el tramabús, pero Pablo Iglesias cree que ha conseguido un impacto mediático que les ha hecho recuperar la iniciativa.
- La Operación Menina fue una de las conspiraciones que no prosperaron.
Ciudadanos centró el tiro públicamente en decir que no quería a Rajoy como candidato del PP en una investidura. Lo que pasa es que Rajoy luego presume en privado de que Albert Rivera no le ha dicho eso, pero es cierto que hubo políticos que alimentaron esta tesis e incluso hubo ministros que luego perdieron la cartera por el mero hecho de comentar esa opción de quitar a Rajoy. Mariano sabe que después de las primeras elecciones se activa el modo pánico en mucha parte del establishment español porque ven los datos y piensan que puede formarse un Gobierno alternativo. Por eso Rajoy y sus estrategas trabajan mucho en mensajes que calen en la opinión pública... Cataluña, por ejemplo, es un tema que se repite y que aparece como un riesgo. Todos sabemos que en Cataluña se agita más o menos en el debate político cuando interesa, como ha pasado con Venezuela. O ETA, que se llegó a utilizar cuando el Gobierno estaba en funciones.
- ¿La corrupción acabará pasando factura a Rajoy?
Con todo el respeto que puede suponer que a un presidente del Gobierno le llamen a declarar por un caso de corrupción, yo creo que da como para darle una pensada el tema de que ya en la opinión pública y en sociedad española ha calado la idea de que esto va a quedar en nada y que Rajoy se va a librar de todo. Y que luego incluso la gente le va a a votar en masa. En otro país, con esto mismo, habría un pollo montado... Aquí se asume como algo del día a día.
- ¿Ciudadanos es el partido del IBEX-35?
Rivera prometió que iba a impedir que Rajoy siguiera en la Moncloa. De hecho fue el más duro en el debate electoral con Rajoy y pactó con el PSOE, pero al final fue el primero que le abrió la puerta a Mariano para que siguiera en La Moncloa. Esto es así. ¿Que el IBEX 35, y no todo pero sí una serie de nombres y empresarios que tienen más poder y les gusta participar en la política, influyen? En la política en general, sí. No se conforman sólo con Ciudadanos, que es un partido que ni siquiera es el principal partido de la oposición, pero sí intentan influir. Hombre, tiene pinta de que a Pablo Iglesias no le llaman. No veo a Alierta o a Entrecanales llamando a Pablo Iglesias para influir... Ha habido importantes empresarios de este país que han estado muy pendientes de lo que ocurriera en el PSOE. E incluso han movido contactos.
- ¿Quién fue el mayor conspirador en ese año sin Gobierno?
No creo que haya uno solo. En el PSOE el poder que tienen todavía Felipe, Rubalcaba o Zapatero es el de gente que ha ejercido el liderazgo en el partido y lleva el aparato en la cabeza. Rubalcaba tiene el estado en la cabeza, le gusta la política, la vive... Pedro Sánchez estaba rodeado de rubalcabistas (Antonio Hernando, Oscar López, Ares, Luena, José Enrique Serrano)... Sánchez incluso llega a decir a gente de su equipo: a Alfredo no le contéis nada, que este cabrón lo filtra todo. No se daba cuenta de que esa gente que estaba con él luego hablaban con Alfredo porque algunos le consideraban su padre político.
- ¿Hasta qué punto conspiraron algunos medios de comunicación?
Todos sabemos que los medios influyen, por supuesto que sí. En determinados medios se vio cómo iba variando la línea editorial en torno a Sánchez. O el tema de Venezuela, que en durante el proceso electoral interesó tanto y luego ha desaparecido aunque el lío que hay ahora sea más gordo... Nada de eso es casualidad.
- ¿Te has tenido que callar muchas cosas?
He intentado callarme lo menos posible...